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19 de mayo de 2024

Ilustración: Unión Europea

Lu Tolstova

La difícil decisión de ser funcionario de la UE siendo de un país nórdico

El proceso de selección en Bruselas es farragoso y los salarios no mejoran las condiciones que hay en Finlandia, Suecia o Dinamarca

En Bruselas se caracterizan por la igualdad. La Unión Europea trata de que haya una representación equitativa de cada uno de los Estados miembros y esa es la razón por la que hay un comisario de cada país o un miembro diferente en los tribunales de Justicia. No funciona así el sistema funcionarial, un escenario en el que hay sobrepoblación belga y escasa de otros países.
La presencia de daneses, suecos y finlandeses es escasa. Las razones se pueden achacar al alto euroescepticismo que hay en esos países, aunque otros las atribuyen al proceso de contratación de las instituciones europeas. Largos, engorrosos y poco atractivos para los jóvenes escandinavos, que prefieren finalmente quedarse en sus países.
El salario tampoco anima a los jóvenes nórdicos a marcharse lejos de su país. El sueldo medio en Finlandia es superior a los 4.000 euros mensuales, cercano al de Suecia, y en Dinamarca llega a superar los 5.000 euros. Con ese horizonte, es complicado decidir emigrar a la búsqueda de un futuro mejor en la Unión Europea.
Una carrera a tiempo completo en la Comisión Europea puede suponer unos 5.000 euros mensuales, por lo que no es acicate para ellos ir a Bruselas. Sí lo es, sin embargo, para un ciudadano rumano, donde el salario medio ronda los 14.000 euros anuales, o para uno griego que cobra unos 20.000.
Para los Estados, sin embargo, no es nada halagüeño que haya cada vez menos representantes de su país en un lugar en el que se toman muchas decisiones importantes. Por ese motivo, estos países han decidido poner en marcha una iniciativa para que la Comisión Europea modifique sus sistemas de contratación y arreglar así el desequilibrio geográfico existente.
Será difícil que el Ejecutivo comunitario acceda a realizar pruebas específicas para cada país, pero sí confían en que entren en razón y aboguen por un reparto equitativo de cada uno de los Estados. En contra, tendrán a países como Italia, Rumanía, Grecia o Bélgica, que tienen mucho peso funcionarial en Bruselas.

Falta de confianza

La influencia de la UE en los Estados preocupa en los países nórdicos. Crece el euroescepticismo y es otro de los motivos por el que cada vez menos de sus ciudadanos quieran emprender carrera en Bruselas. En los últimos meses se han llevado una serie de acciones en busca de una línea eupea más restrictiva y el Gobierno finlandés pidió que se limitaran las competencias que tiene establecidas la Unión con respecto a los Estados miembros.
En Suecia, Jimmy Akesson, líder de los Demócratas Suecos –el segundo partido más grande del país– llamó la atención sobre una posible reevaluación de la membresía en la Unión. Con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina, no deja de ser llamativo que algunos Estados puedan llegar a cuestionarse seguir dentro del club o tomar la vía del Reino Unido.
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