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18 de mayo de 2024

Combatientes palestinos al oeste de la ciudad de Naplusa, en Cisjordania

Combatientes palestinos al oeste de la ciudad de Naplusa, en CisjordaniaAFP

Los terroristas de Hamás habrían consumido anfetamina sintética antes de atacar Israel

El Captagon es una anfetamina sintética del tipo estimulante catalogada como «la droga de los pobres»

Terroristas que participaron en el asalto coordinado a varias poblaciones rurales y un festival de música electrónica en Israel el 7 de octubre, donde cometieron verdaderas atrocidades, habrían estado bajo los efectos de una droga sintética, el Captagon, un tipo de anfetamina conocida como la «cocaína de los pobres», muy popular en Oriente Medio.
El periodista Nir Dvori, del Canal 12 de la televisión israelí, informó recientemente del hallazgo de píldoras de Captagon en los bolsillos de terroristas de Hamás que llevaron a cabo el ataque sorpresa contra Israel y que fueron abatidos por Fuerzas de Seguridad durante el asalto.
Según el medio televisivo, Gaza se ha convertido en un popular mercado de esta droga, especialmente entre la población joven donde ha generado adicción.
Por su parte, el veterano analista del diario Haaretz, Yossi Melman, quien fuera corresponsal de inteligencia y asuntos estratégicos de ese rotativo referente del progresismo en Israel, indicó en redes que el Ejército encontró drogas Captagon en los cuerpos de los integrantes de Hamás.
Asimismo, reveló que miembros de la organización terrorista admitieron en interrogatorios que las habían empleado antes y durante el asalto para mejorar su capacidad de rendimiento.
Melman precisó que la droga es producida por el régimen sirio de Bashar al-Ásad y recordó que hace sólo ocho meses Hamás aseguró haber confiscado en la franja de Gaza 50 kilos de píldoras de la mencionada droga de contrabando.
En paralelo, el medio Jerusalem Post recogió que se encontraron bolsas con píldoras de anfetamina sintética en los bolsillos de miembros de Hamás abatidos por soldados israelíes.
El Captagon es una anfetamina sintética del tipo estimulante catalogada como «la droga de los pobres». Los terroristas la habrían consumido antes de lanzar el sangriento ataque en el que murieron más de 1.400 israelíes y 220 fueron capturados como rehenes.
Testimonios de supervivientes de los atentados coordinados sugieren que los hombres armados de Hamás podrían haber actuado bajo la influencia de algún tipo de estupefaciente en la brutal incursión a comunidades rurales israelíes aledañas a Gaza, donde fueron casa por casa y cometieron verdaderas masacres.
El Captagon fue el nombre comercial de un estimulante producido en Alemania en la década de 1960 para el tratamiento de la hiperactividad y la narcolepsia, entre otras dolencias. El medicamento se consume en comprimidos y su compuesto activo, la fenetilina, de acción estimulante, es su principal componente.
Con efectos similares a los que produce el «speed», fue prohibido en los años 80 en todo el mundo y desde entonces es considerada una droga ilegal.
Sin embargo, una versión ilícita de la droga siguió produciéndose en Europa del este y posteriormente se extendió al mundo árabe, donde se ha documentado su amplio consumo.
Un informe del Ministerio de Justicia de Estados Unidos advertía en 2003 de la presencia de la droga como una de las más populares entre la gente pudiente en Oriente Próximo, mucho antes de la sangrienta guerra civil en Siria.
De acuerdo a prensa especializada e informes académicos, su producción se ha vinculado a lo largo de este siglo a Oriente Próximo y se cree que fue una de las fuentes de ingresos del Estado Islámico y otras guerrillas yihadistas en Siria, Irak y Líbano, entre otros países de la región.
Se ha reportado ampliamente su consumo entre integrantes del Estado Islámico, cuyos combatientes se creía que consumían Captagon para permanecer alertas en las líneas de combate.
La versión ilícita de esta droga, rebautizada como la «droga de la Yihad», se cree que contiene una mezcla de fenetilina, cafeína y otras sustancias, un coctel destinado a generar una mayor concentración, reducir el sueño y el hambre.

Efectos de la droga en el combate

Eduardo Brik, director del Itad (Instituto del Tratamiento del Alcoholismo y otras Drogodependencias), con sede en Madrid, explicó a El Debate que la droga tiene las mismas propiedades que otras anfetaminas, que aumentan las concentraciones de dopamina, lo que que genera mayor actividad en los llamados sistemas de recompensa cerebral y por tanto produce la adicción.
Entre sus efectos, destacó el médico psicoterapeuta, figuran una mayor hiperactividad, sensación de grandiosidad, quita el miedo y produce fenómenos de excitación.
«Otro elemento fundamental que producen es que alivian temporalmente las consecuencias emocionales y fisiológicas que genera el estrés», afirma el especialista.
El ser humano –abundó– está preparado para el estrés, pero hay un momento en que los mecanismos normales del estrés se sobrepasan si los grados de miedo, excitación o de alteración son muy grandes.
«Estas drogas, al calmar las consecuencias fisiológicas y emocionales del estrés en una situación como una guerra, enfrentamiento o acción suicida, pueden estar ocasionando que el estrés baje, pero la hiperactividad continúa», añadió Brik.

Alivian temporalmente las consecuencias emocionales y fisiológicas que genera el estrésEduardo BrikDirector del Itad

De forma paralela, estas drogas testadas con animales entrañan un importante condicionamiento a nivel asociativo en el cerebro y ante determinados estímulos.
Y es que a través de imágenes, fotos, instrucciones, discursos, ideología y la participación en entrenamientos y combates, o el haber estado convencidos de que el tipo de vida que tiene el consumidor es producto de la opresión del enemigo, puede influir en ese condicionamiento, agrega el experto.
«Es posible que los terroristas que participaron en los atentados no haya comenzado a tomar drogas en ese momento, sino que hayan desarrollado un mecanismo de tolerancia y experimentado que bajaban el estrés. También puede que se hayan visto reforzados en su consumo por la asociación psicológica que produce el enemigo», concluyó.
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