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15 de mayo de 2024

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, se reúne con el secretario de Estado de los EE. UU., Antony Blinken

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, con el secretario de Estado de los EE. UU., Antony BlinkenAFP

Arabia Saudí condiciona las relaciones con Israel al reconocimiento de un Estado palestino

Estados Unidos ve en este país del golfo una salida para poner fin a la guerra en la Franja de Gaza

Arabia Saudí es un actor de especial relevancia en la región, al ser la nación guardián de los Santos Lugares de los musulmanes, y espera jugar un papel determinante en el futuro de la Franja de Gaza, una vez termine la guerra entre Israel y Hamás. La monarquía saudí, ya sea a través de la administración del enclave o en su reconstrucción, quiere dejar su huella en Gaza. Pero, para que todo esto ocurra, Riad ha aseverado que Israel debe reconocer al Estado palestino.
El país del Golfo se ha mostrado tajante a la hora de condicionar el establecimiento de relaciones con Israel a que este último permita la creación de una nación propia para los palestinos. Así se lo transmitió, este miércoles, el ministro de Asuntos Exteriores saudí, Faisal bin Farhan Al Saud, a Estados Unidos, aliado clave del Estado judío en la región. Arabía Saudí exige el reconocimiento de un Estado palestino independiente en las fronteras de 1967, con Jerusalén Este como capital.
Unas condiciones que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha rechazado en incontables ocasiones. Para Netanyahu nunca es buen momento para discutir la creación de Palestina y en este momento, con la guerra en curso, el mandatario israelí defiende que sus objetivos son claros, acabar con Hamás en Gaza y liberar a los 136 rehenes en manos de la milicia islamista. La contienda en la Franja ha conseguido desempolvar la solución de dos Estados para poner fin al conflicto palestino-israelí. Una posibilidad que parecía descartada por completo.
Antes del fatídico 7 de octubre, en el que miles de milicianos de Hamás se infiltraron en Israel y mataron a más de 1.200 israelíes, la mayoría civiles, y se llevaron a más de 240 personas como rehenes, Arabia Saudí estaba a punto de anunciar la normalización de relaciones con Israel. La posterior ofensiva israelí sobre el enclave palestino dinamitó el proceso. Riad ha defendido que no volverá a retomar las conversaciones con el Estado judío hasta que este no ponga fin a la guerra en Gaza.
Arabía Saudí insistió, este miércoles, ante los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU en que «la agresión israelí» contra la Franja de Gaza también debe cesar y las fuerzas israelíes deben retirarse del territorio e instó a los países que no hayan reconocido aún a Palestina a hacerlo. En este sentido, el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores saudí, citado por Reuters, aseguraba que el «Reino ha comunicado su firme posición a la Administración estadounidense de que no habrá relaciones diplomáticas con Israel a menos que se reconozca un Estado palestino independiente en las fronteras de 1967 con Jerusalén Este como capital».
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, que se encuentra de nuevo de gira por la región, la quinta desde el inicio de la guerra en Gaza, realizó su primera parada, precisamente, en Arabia Saudí, donde se reunió con el Príncipe heredero y hombre fuerte del régimen, Mohamed bin Salmán (MBS). Del contenido de este encuentro no trascendió demasiada información más que comunicados oficiales. La agencia de noticias oficial saudí SPA, informó de que ambos responsables «revisaron aspectos de las relaciones bilaterales y las perspectivas de cooperación conjunta», además de «discutir la evolución de las situaciones regionales».
Estados Unidos espera conseguir que, finalmente, Arabia Saudí pase a formar parte de los países árabes que ya normalizaron relaciones con Israel en el pasado, en los llamados Acuerdos de Abraham –Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos–, durante la Administración de Donald Trump. Joe Biden ve en Riad una oportunidad para poner fin a la guerra en Gaza y aumentar así su popularidad entre los votantes más jóvenes y la población musulmana de cara a las elecciones de Estados Unidos. Unos sectores que no aprueban la gestión de su Administración en este nuevo estallido de violencia en Oriente Medio.
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