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Cuadro del puente de Kerch en CrimeaEFE

Ucrania busca asestar un duro golpe a Rusia y se pone como objetivo el puente de Crimea

A pesar de todos los obstáculos que enfrenta Kiev en el campo de batalla, está decidido a infligir el mayor daño posible a Moscú

El puente de Kerch, en la península de Crimea, tiene significados completamente opuestos para Ucrania y Rusia. Moscú lo considera un éxito de la política expansionista del presidente ruso, Vladimir Putin. Para Kiev no es más que el símbolo de una anexión ilegal orquestada desde el Kremlin para arrebatar a Ucrania su territorio y subyugar al país ante los deseos del Kremlin. Ucrania, que ha basado su nueva ofensiva militar en atacar la infraestructura básica rusa como la industria petrolera, tiene un nuevo objetivo: el polémico puente de Crimea.

Ucrania necesita asestar un golpe de efecto en la contienda para tratar de inclinar la balanza a su favor en el campo de batalla. La ofensiva rusa, aunque lenta, avanza inexorablemente por territorio ucraniano, conquistando pequeñas poblaciones, sobre todo, en la región del Donbás. La caída de la ciudad ucraniana de Avdivka, el pasado mes de febrero, fue un duró golpe para Ucrania, que necesita volver a recuperar la moral. El Ejército ucraniano se enfrenta, además, a una escasez de municiones, que deja al país en clara desventaja frente a las fuerzas de Moscú.

A pesar de todos los obstáculos que enfrenta Kiev en el campo de batalla, está decidido a infligir a Rusia el mayor daño posible. Por ello, el puente de Kerch se ha convertido en el próximo objetivo de los drones ucranianos, que traen de cabeza a las tropas rusas. Fuentes de Inteligencia de Kiev han asegurado al diario británico The Guardian que la destrucción de la pasarela que conecta Rusia con la península anexionada de Crimea es «inevitable». Estas mismas fuentes han adelantado que el ataque se producirá en «la primera mitad de 2024», por lo que cada día que pasa la amenaza se vuelve más real.

La Inteligencia ucraniana confirma que ya cuenta con «la mayoría de los medios para llevar a cabo este objetivo». Kiev confía en que, si consigue dañar el puente de manera permanente, esto perjudicará significativamente la capacidad del Kremlin para llevar a cabo una nueva ofensiva de cara a la primavera, ya que Moscú se vería obligado a transportar suministros militares por carretera atravesando el sur de Ucrania, o a través de una nueva línea ferroviaria de más de 720 kilómetros, aún en construcción.

Ucrania ya ha atacado el puente Kerch anteriormente. Sin ir más lejos, el pasado mes de julio, Kiev lanzó dos proyectiles que provocaron que la pasarela colapsara. Rusia ha aprendido de los errores y, ante la amenaza de un nuevo ataque, ha redoblado las defensas antiaéreas de la zona, además de colocar un «blanco naval» como señuelo para los misiles lanzados por el Ejército ucraniano. Los drones de Kiev ya han provocado daños significativos en la Flota rusa del Mar Negro. El último de los buques rusos hundido tras un ataque ucraniano con aviones no tripulados fue el Sergey Kotov, el pasado mes de marzo.

Sin prácticamente Marina de guerra, Ucrania no solo ha sido capaz de mantener a raya a los buques de guerra rusos, sino que incluso ha logrado golpear, destruir y dejar inutilizados una gran cantidad de barcos, incluidas grandes fragatas lanzamisiles, corbetas y buques de desembarco, además de numerosas patrulleras. Se calcula que Rusia habría perdido el 25 % de la flota del mar Negro. La catastrófica estrategia en el mar Negro ha acabado con la destitución del jefe de la Armada rusa, el almirante Nikolai Yevmenov, y su sustitución por, Alexánder Moiséyev, condecorado por sus exitosos lanzamientos de misiles desde un submarino estratégico.

Kiev también ha perfeccionado la estrategia de atacar la industria petrolera rusa, fuente principal de financiación de la invasión rusa de Ucrania. Este lunes, drones ucranianos llegaron a alcanzar una refinería de petróleo en la república rusa de Tatarstán, a más de mil kilómetros de la frontera. Estados Unidos, según publicó el Financial Times, habría pedido al Gobierno de Volodimir Zelenski que dejara de atacar las refinerías del gigante euroasiático por temor a una subida en los precios del petróleo. Pero Zelenski tiene claro que no va a ceder y mantendrá su ofensiva contra la industria petrolera rusa ante el bloqueo de la ayuda a Ucrania en el Congreso de Estados Unidos.