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CrónicaCarmen de Carlos

Llegó la hora de la verdad: el duelo entre Daniel Noboa y Luisa González termina hoy en las urnas

El presidente busca revalidar el título para tener un mandato completo y la heredera política de Rafael Correa ganar en esta segunda revancha para despejar la vuelta del expresidente refugiado en Bélgica. Las encuestas dan un empate técnico

Actualizada 04:30

El presidente Daniel Noboa y la candidata opositora, Luisa González

El presidente Daniel Noboa y la candidata opositora, Luisa GonzálezDavid Díaz

Llegó la hora de la verdad. Daniel Noboa, actual presidente, y Luisa González, heredera política de Rafael Correa, enfrentan la segunda y definitiva vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador. El primero promete continuidad y más mano dura para terminar con la inseguridad en las calles, mientras la última anticipa un programa en los antípodas.

La suerte no está echada. La totalidad de las encuestas dan un empate técnico entre los dos políticos que, en la recta final de sus campañas, recrudecieron sus ataques. En el debate cara a cara, la candidata de RN (Revolución Ciudadana) llegó a llamar «majadero» al presidente y quedarse con esa coletilla en sus apariciones públicas. Entre otros desafíos, le retó a hacerse una «prueba antidoping», un modo de sugerir, como diría Óscar Puente, que consume «sustancias.»

Noboa, hijo de Álvaro Noboa, magnate y perseguido durante los gobiernos de Rafael Correa, intenta una segunda legislatura tras finalizar la inconclusa de Guillermo Lasso, el liberal que se vio obligado a dimitir ante la amenaza de un juicio político que garantizaba su destitución. La «muerte cruzada» como se denomina en Ecuador la figura a la que recurrió Lasso, al renunciar y convocar en simultáneo elecciones anticipadas, facilitó la victoria del líder de ADN (Acción Democrática nacional) que ganó, hace dos años, por un estrecho margen a su actual contendiente.

Cabeza a cabeza

La historia parece repetirse y las urnas aguardan para pronunciar la última palabra. En primera vuelta el resultado estuvo muy discutido. A medida que avanzaba el recuento, la victoria segura de Noboa quedó reducida a la mínima expresión: menos de 20.000 votos. Luisa González llegó a sugerir que se había colado una mano negra para desvirtuar el escrutinio que arrojó un resultado definitivo de 43,97 % para ella frente a 44,17 % paro el presidente.

En cualquier caso, esta recta final ha servido para que los electores, más de trece millones y medio de ecuatorianos, decidan si quieren el regreso de políticas pensadas a imagen y semejanza de uno de los creadores del socialismo del siglo XXI o prefieren quedarse como están: con un Noboa de libre mercado —y vida alegre— dispuesto a cambiar la Constitución proteccionista de Ecuador o darle un voto de confianza a Luisa González que ha rebajado su discurso con el tiempo y declarado blindada una carta Magna redactada en pleno furor bolivariano. A su favor tiene a los partidos indigenistas que ya le han declarado su apoyo.

El dólar no se toca

Noboa quiere pasar el peine a los gastos del Estado, mientras González se niega a reducir un centavo de los presupuestos generales, unos presupuestos que son como la moneda de curso legal, en dólares. Es este uno de los pocos asuntos en los que los dos candidatos están de acuerdo: el dólar no se toca.

Aun así, los mercados están atentos a una posible victoria de González y anticipan turbulencias si se produce. Entre la primera y la segunda vuelta la prima de riesgo ascendió hasta los 1.600 puntos. «Un triunfo del correísmo implica estas políticas heterodoxas y probablemente un rompimiento con el Fondo Monetario», anticipó a Efe el economista Acosta-Burneo.

Noboa, que en 2023 recibió un Estado con un déficit de unos 4.800 millones de dólares, equivalente al 5 % del producto interior bruto (PIB), «cumplió las tareas con creces» para mantener ese acuerdo con el FMI, observa antes de advertir. «El correísmo no va a aceptar restricciones en el gasto. El corazón de su política es gastar aceleradamente».

Su impresión se basa en las políticas de Gobierno que ejecutó Rafael Correa en su decenio en el poder. Entonces, el gasto público se disparó sostenido por un ciclo al alza de materias primas y en especial del petróleo.

El correísmo rechaza los tratados de libre comercio en sedes fuera de la región

En cuanto a las relaciones comerciales, el correísmo rechaza los tratados de libre comercio en sedes fuera de la región, tal y como se establece la actual Constitución que Noboa quiere reformar.

Acosta-Burneo sostiene que Luisa González «probablemente busque intervenciones de ciertos sectores, cambio de decisiones o sobre contratos».

En el plan de Gobierno del correísmo se hace énfasis en recuperar la planificación estratégica para establecer prioridades y orientar la inversión pública. En el de Noboa figura también un fortalecimiento de la planificación nacional e inversión pública, pero los matices son los que abren un abismo entre una y otro.

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