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Un soldado custodiando el Foro Mundial, lugar de la cumbre de la OTAN

Un soldado custodiando el Foro Mundial, lugar de la cumbre de la OTANEFE

Las interioridades

La otra cara de la cumbre de la OTAN en La Haya: no todo es poder y glamour

La Haya es una auténtica fortaleza, blindada por los 27.000 policías y 10.000 militares que componen la operación Escudo Naranja. Los habitantes lo llevan con resignación y disciplina

Los vecinos de la tranquila ciudad de La Haya conviven estos días con cortes de tráfico, controles policiales y el zumbido de los helicópteros. Son los inconvenientes de acoger una cumbre de la OTAN a la que asisten 9.000 personas, entre ellas 45 jefes de Estado y de Gobierno.

Una escena se repite casi a cualquier hora: suenan sirenas de los agentes de tráfico, los peatones y las bicicletas -ya entrenados- se detienen en seco, una caravana de coches y furgonetas con cristales tintados y matrículas de Francia, Lituania, Canadá, Turquía o cualquier otro país miembro pasa a gran velocidad y, después, vuelve el movimiento. Los holandeses lo llevan con resignación y disciplina, porque cuentan con que el viernes vuelva la normalidad por completo.

La Haya es una auténtica fortaleza, blindada por los 27.000 policías y 10.000 militares que componen la operación Escudo Naranja, que es así como la ha bautizado el Gobierno de los Países Bajos. Y el epicentro es el Foro Mundial, el lugar donde los aliados, incluido Donald Trump, discutirán mañana ese 5 % del gasto en defensa hasta 2035. El presidente estadounidense dormirá este martes en el Palacio Huis ten Bosch de La Haya, residencia oficial de los Reyes Guillermo y Máxima, y el miércoles desayunará con los monarcas.

El Foro Mundial está blindado por cinco kilómetros de vallas, los vecinos de la zona tienen que identificarse al entrar y salir de sus casas y los periodistas son trasladados desde el centro de acreditaciones hasta el de prensa en unos vehículos especiales -que más parecen carritos de golf-. Previa revisión exhaustiva de cámaras, portátiles, micrófonos, teléfonos móviles y todo dispositivo electrónico. En las inmediaciones está el Hotel Marriott, que es donde se alojan algunas delegaciones, incluida la ucraniana, con Volodímir Zelenski a la cabeza.

El centro de prensa de la cumbre de la OTAN

El centro de prensa de la cumbre de la OTANAna Martín

El recinto es un hervidero de policías, militares, voluntarios, políticos, asesores, traductores, periodistas, fotógrafos y cámaras que van y vienen. Al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, se le ve en su salsa: la cumbre no solo se celebra en su país, sino además en su ciudad natal. «Me siento muy bien. Vivo en esta ciudad, nací aquí y crecí aquí», declaró a su llegada al Foro Mundial este martes.

En el centro de prensa se escucha hablar un crisol de idiomas. Es lo más parecido a un corralito, porque los periodistas no pueden moverse libremente. Con catering gratuito, eso sí. De hecho, no tienen acceso directo a las delegaciones, salvo en las ruedas de prensa. En el caso de la española, no se espera ninguna declaración pública este martes. Está Pedro Sánchez para pocos comentarios después de que, un día antes, Rutte negara la existencia de una excepción española en el acuerdo político que los aliados suscribirán mañana.

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