El conflicto entre Camboya y Tailandia: ¿Qué está en juego en el sudeste asiático?
A diferencia de otras épocas los conflictos en el Sudeste Asiático no son marginales sino centrales en el futuro geopolítico del mundo
Un lanzacohetes de fabricación rusa del Ejército de Camboya en la frontera con Tailandia
Los combates entre Tailandia y Camboya durante cinco días en la frontera común casi desemboca en una guerra en lo que el ministro de Asuntos Exteriores chino ha denominado como «legado de los colonizadores occidentales» refiriéndose a las fronteras dibujadas por Francia durante su dominio de Camboya (1863-1953), que afectaron a territorios históricamente tailandeses.
Esta grieta geopolítica resurge cíclicamente alrededor de templos sagrados y en Preah Vihear fue escenario de sangrientos choques entre 2008 y 2011. Esta disputa territorial ha vuelto a ser el foco de los conflictos en el sudeste asiático. Ambas partes informaron de intensos combates, con muertos y heridos y los tailandeses anunciaron haber «eliminado a más de 100 soldados camboyanos» cerca de sus fronteras.
A finales de mayo, unos soldados camboyanos quisieron cavar trincheras en una zona fronteriza en litigio. Esto provocó un intercambio de disparos con el Ejército tailandés y la muerte de un soldado camboyano. Desde entonces, ambos países han desplegado más soldados en la región fronteriza. Tailandia también convocó al embajador camboyano y retiró a su propio representante en Nom Pen. Además, Bangkok ordenó el cierre de varios pasos fronterizos.
Esas marcas fronterizas se remontan a la época colonial francesa: entre 1863 y 1953, Camboya fue un protectorado francés, mientras que Tailandia permaneció formalmente independiente como «Reino de Siam».
La situación requiere de una análisis de más amplio espectro. El sudeste asiático se ha visto envuelto en la intensificación de la rivalidad entre Estados Unidos y China. La mayoría de los países importantes de otras partes de Asia ya han tomado partido: Australia, Japón, Corea del Sur y Taiwán se han alineado firmemente con Estados Unidos; India parece estar alineándose con Estados Unidos y Pakistán con China; y los países de Asia Central están forjando lazos cada vez más estrechos con Pekín.
La superpotencia que logre persuadir a los países clave del Sudeste Asiático —como Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam— para que se mantengan fieles a su línea tendrá más posibilidades de alcanzar sus objetivos en Asia.
El epicentro dónde se juega de verdad la rivalidad hegemónica entre Estados Unidos y China es justamente esta región. A diferencia de otras épocas los conflictos en el Sudeste Asiático no son marginales sino centrales en el futuro geopolítico del mundo.
El sudeste asiático se encuentra ahora en medio de una competencia entre China y Estados Unidos que están cada vez más enfrentados en Asia. Muchos de estos países se han alejado de forma gradual, pero perceptible de Estados Unidos y se han acercado a China. Algunos cambios son más drásticos y significativos que otros.
La primera administración Trump descartó cualquier idea de que China se uniera pacíficamente al orden internacional liberal o que adoptara reformas políticas liberales. Esta postura, junto a la insistencia de que no permitirían que China fuera «más grande» que Estados Unidos transformó la política norteamericana. Washington sabía que una China cada vez más poderosa y autoritaria representaba una amenaza estratégica para Estados Unidos. La Estrategia de Seguridad Nacional de 2017, la Estrategia de Defensa Nacional de 2018 y otras declaraciones políticas relacionadas con China de esa época presentaban a China como el rival geopolítico más potente y peligroso de Estados Unidos.
Esta valoración sobrevivió a la derrota electoral de Trump en 2020 y a la llegada del presidente Joe Biden a la Casa Blanca. La Administración Biden utilizó un lenguaje más mesurado, pero la esencia de su política exterior siguió siendo la misma. China era «el desafío geopolítico más importante» para Estados Unidos, según declaró la Estrategia de Seguridad Nacional de Biden de 2022, y «el único competidor con la intención de remodelar el orden internacional y, cada vez más, con el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo».
La Administración Biden siguió los pasos de la Administración Trump, en este conflicto, al reunir hábilmente a los aliados de Estados Unidos para ayudar a contener a China, como parte de una «competencia extrema» en todas las dimensiones relevantes del poder.
Los países del sudeste asiático que se alinearon con Estados Unidos durante la Guerra Fría, entre ellos Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia, prosperaron en general gracias al acceso a las inversiones y los mercados; los que se alinearon con la Unión Soviética o China, como Vietnam, experimentaron un crecimiento mucho más lento. Durante la Guerra Fría, era obvio que los soviéticos no podían competir con Occidente en términos económicos.
Hoy, sin embargo, muchos habitantes del Sudeste Asiático creen que China puede dar más juego que Estados Unidos.
Algunas de las alineaciones diplomáticas significativas en el Sudeste Asiático aún están por determinar en qué bando están; concretamente la Asean, Asociación de Naciones de Asia Sudoriental, un consorcio de los diez países de la región (Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia, y Vietnam) no tienen una posición global sobre las dos superpotencias, debido a los diversos intereses nacionales de sus estados miembros.
De hecho, las diferencias sobre las relaciones con China y Estados Unidos han puesto a prueba la solidaridad de la Asean en el pasado y lo volverán a hacer en el futuro. Prueba de ello es el actual conflicto entre dos miembros de esta asociación como son Camboya y Tailandia entre los que se ha acordado un alto el fuego incondicional, pero el origen del problema sigue vivo.
Hoy gran parte del sudeste asiático parece inclinarse más hacia China y están en proceso de unirse, por ejemplo, Malasia, Tailandia y Vietnam a los BRICS, una coalición de potencias no occidentales que encabezan China y Rusia.