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¿Estamos en guerra con Rusia?

Esto es una guerra entre Rusia y la OTAN que hoy se desarrolla fundamentalmente en territorio ucraniano, aunque bien podría cambiar en cualquier momento

otan para putin

otan para putinLu Tolstova

La semana pasada tuve la oportunidad de escuchar a diversos militares, algunos en la reserva, otros en activo, y todas las conversaciones repetían el mismo estribillo: «Cuando estemos en guerra con Rusia…». Irremediablemente, antes de acabar la frase, otro interlocutor le cortaba también con otro estribillo, igualmente repetido: «¡Ya estamos en guerra contra Rusia!».

Allá cada cual y sus opiniones, sobre quién empezó todo esto, sobre si eso está bien o mal,… El caso es que, queramos o no, sin que nadie desde el Gobierno lo haya declarado oficialmente, esa es la realidad: España está en guerra contra Rusia.

¿Desde cuándo? Pues esto es como el otoño. De repente, llega el frío y dejamos la ropa de manga corta. Ha sido poco a poco, casi sin darnos cuenta, pero ya estamos ahí. Nada más comenzar el siglo XXI, EE.UU. empezó a retirarse de los Tratados que componían la arquitectura de seguridad colectiva. Obama y Medvedev intentaron resistir ese movimiento cuanto pudieron, lanzando el Tratado Nuevo START –firmado en 2010—, pero los demás –el ABM, el INF, el FCE entre otros— fueron decayendo. Ahora mismo estamos en un punto de la Historia en que la situación tan pronto puede desescalar y desinflarse este enorme pastel que tenemos delante como empezar una serie de ataques cinéticos como los que vemos en Rusia o Ucrania. El tratado Nuevo START debe renovarse en marzo de 2026, y veremos si es el inicio de una paz –y en qué condiciones— o un paso más hacia la guerra abierta y declarada.

La situación actual recuerda mucho a esos tiempos de la Guerra Fría en que las superpotencias se atacaban, pero no directamente sino a través de proxies, de actores subsidiarios, a quienes se subcontrataba para hacer el trabajo sucio. Fue, también, la época dorada del espionaje, en todas sus facetas. La contrainteligencia estaba siempre ojo avizor para atajar los planes del enemigo, los agentes de inteligencia hacían sus análisis y prospecciones, los agentes de campo hacían sus operaciones encubiertas, que podían ir desde la obtención de documentos clasificados del enemigo o el reclutamiento de agentes extranjeros, hasta sabotajes o asesinatos selectivos.

Ese ambiente de Guerra Fría en el que nos movemos ahora tiene sus ventajas, entre las cuales la principal es, sin duda, que se evita un choque directo entre potencias nucleares. No lo olvidemos, esto no es una guerra de Rusia contra Ucrania, sino que es una guerra entre Rusia y la OTAN que hoy se desarrolla fundamentalmente en territorio ucraniano, aunque esto bien podría cambiar en cualquier momento.

Así lo advirtió Putin en su famoso discurso de la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde sin pelos en la lengua que ellos percibían la expansión de la OTAN como una amenaza para la seguridad de Rusia, que el propio Werner, Secretario General de la OTAN, había declarado públicamente que la promesa de no extenderse más allá de Alemania constituía una clara muestra de las garantías de seguridad que la OTAN le daba a la Unión Soviética.

Cualquier observador de la realidad internacional podría elaborar una lista y ver elementos de lo que se llama la guerra híbrida por doquier, por parte de un lado y de otro: suministrar inteligencia de señales y de satélite a tu enemigo, realizar sabotajes –como incendiar una fábrica de armas— en territorio de tus aliados, realizar ciberataques, lanzar campañas de propaganda, intentar manipular a la población de los aliados de tu enemigo,… Todas ellas son acciones que mantienen esta guerra en la que estamos contra Rusia en un perfil bajo, y quizás sea mejor así.

Todo con tal de evitar un enfrentamiento abierto con Rusia, pues ¿estamos seguros de que les podríamos ganar? ¿A qué precio? Es cierto que ellos llevan luchando en Ucrania desde 2014 y no han podido con ellos, pero no nos engañemos, los ucranianos no han luchado solos, ni con sus solas fuerzas, ni con su dinero; Ucrania es un estado sostenido por Occidente. ¿Cuánto tiempo más seguirá aguantando?

Esperemos que esta situación se encauce pronto y que todas las conversaciones de paz que se están dando –aunque no se hagan públicas— fructifiquen, como así lo han expresado en numerosas ocasiones tanto el Papa Francisco, como su sucesor, León XIV –también muy implicado en la resolución de dicho conflicto—.

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