La CIA queda malparada en la demanda colectiva que la acusa de someter a experimentos a miles de jóvenes en los años 60
MK-Ultra el programa de la CIA en los 60 para cobayas humanas y tener el control mental de personas
La realidad supera la ficción y los guiones de cine suelen encontrar en la historia los mejores desarrollos. Personas convertidas en cobayas humanas a manos de la CIA, experimentos con sus mentes mediante fármacos, electrochoques, coma inducido y otras técnicas fruto de la imaginación de científicos perversos, es lo que se practicaba en, entre otras instituciones, hospitales psiquiátricos de Estados Unidos y Canadá.
La BBC recoge el testimonio de Lana Ponting, una de las por entonces jóvenes, tenía 16 años, a la que sometieron a estos experimentos modelo El Caso Bourne. Las víctimas se cuentan por miles, algunas terminaron demandando a las cárceles, colegios, psiquiátricos y hospitales donde las sometieron a suplicios mentales difíciles de imaginar.
Otras, tardaron años en entender lo que les había pasado y ahora, todas están incluidas en una demanda colectiva con la que tratan de reparar el daño causado de por vida.
«La CIA experimento conmigo técnicas de control mental», describe Lana Ponting, paciente del Allan memorial Instituto, un antiguo centro psiquiátrico de Montreal. En 1958 su familia la internó por considerarla una adolescente indomable.
De naturaleza «desobediente» el castigo se produjo por sus periódicas escapadas de casa, como se recoge en su informe al que tuvo acceso recientemente. Pero ella recuerda que, en realidad, «era una adolescente común».
La CIA tenía una selección de más de 100 instituciones donde poner a prueba el programa secreto denominado MK-Ultra
La CIA tenía una selección de más de 100 instituciones donde poner a prueba el programa secreto denominado MK-Ultra.
La agencia de inteligencia de Estados Unidos buscaba saber hasta qué punto se podía tener control de la mente humana y cómo se podía manipular. ¿Sería posible lavar el cerebro? ¿Las drogas podrían lograrlo o había otros métodos más efectivos? ¿Qué impacto causaría en la cabeza de aquellos jóvenes ignorantes de su infortunio? Las preguntas se sucedían y las respuestas se las facilitaría a Langley, entre otros, Ewen Cameron.
Investigador de la Universidad McGill, Cameron, como dejó por escrito antes de moriri, realizaba «exploraciones» a los pacientes con diversas técnicas. Los drogaba y les obligaba a escuchar la misma grabación cientos de veces. «Eres una chica buena, eres una choca mala», recuerda Lana Ponting.
El objetivo era averiguar los límites dela «conducción psíquica», explica a la BBC el especialista Jordan Torbay. «Básicamente, –desarrolla– las mentes de los pacientes eran manipuladas mediante señales verbales». Según sus investigaciones también se estudiaron los efectos de fármacos para inducir el sueño, la privación sensorial forzada y el coma inducido.
estimulantes y sedantes combinados con fármacos variados: LSD, amital sódico, desoxina y gas óxido nitroso (gas de la risa)
A Pointing, que logró rehacer su vida pese a necesitar medicación de por vida y hoy es abuela, la administración estimulante y sedantes combinados con fármacos variados: LSD, amital sódico, desoxina y gas óxido nitroso (gas de la risa).
Cameron, una especie de menguele, tomaba nota de su evolución y reacciones puntualmente: «Para el 30 de abril, la paciente había tenido exploraciones… se había vuelto bastante tensa y extremadamente violenta cuando se le administró óxido nitroso, lanzándose medio fuera de la cama y comenzando a gritar», escribió Cameron en uno de sus archivos médicos, que Ponting obtuvo mediante una solicitud de acceso a información.
«Lo sentí toda mi vida, porque me preguntaba por qué pensaba de esta manera o, ya sabes, qué me pasó». La mujer reconoce que las secuelas nunca desaparecieron: «A veces me despierto gritando en la noche por lo que pasó... A veces me siento en mi sala y mi mente regresa, y pienso en las cosas que me sucedieron... Cada vez que veo una foto de Cameron, me da tanta rabia», añade.
La «rabia» la contendrá durante el juicio que se celebrará y que comparte con otras víctimas canadienses en la demanda colectiva admitida a trámite por el juez.
Un juez canadiense ordenó al gobierno estadounidense pagar US$67.000 a nueve de las víctimas
La BBC recuerda que la a cruda realidad sobre los experimentos MK-Ultra salió a la luz por primera vez en la década de 1970. «Desde entonces, –añade– varias víctimas han intentado demandar a Estados Unidos y Canadá. Las denuncias en EE.UU. han sido en gran medida infructuosas, pero en 1988 un juez canadiense ordenó al gobierno estadounidense pagar US$67.000 a nueve de las víctimas. En 1992, el gobierno canadiense pagó US$80.000 a 77 víctimas, aunque no admitió su responsabilidad».