Imagen de la curiosa calle con estas ruedas
Curioso
La curiosa calle en la que casi todos los coches llevan llantas amarillas
En esta ciudad no dan crédito con lo que está ocurriendo con este tipo de vehículos, algo realmente digno de ver
La presión sobre los conductores es muy rentable tanto para el Gobierno a través de la DGT como para los ayuntamientos a través de las ordenanzas municipales.
De hecho las multas son actualmente una herramienta de recaudación de primer orden que no para de crecer año a año, lo que está provocando incluso problemas funcionales en Barcelona.
Multas y más multas
A la vez que las ciudades se han convertido en un entorno hostil para el automóvil se multiplican las alternativas de movilidad más allá de los autobuses y los taxis.
De la mano de este fenómeno crecen cada vez más las infracciones de los vehículos de esta nueva movilidad al no respetar las normativas municipales, lo que provoca que también se están viendo desbordados por las sanciones.
Esta es una imagen habitual en el aeropuerto de Barcelona
Esto es ni más ni menos que lo que está ocurriendo en Barcelona, donde los Mossos de Escuadra se están poniendo las botas, literalmente, al multar vehículos de transporte tipo VTC que se saltan a la torera las normas.
Los 'llantas amarillas'
Hace ya tiempo que el Ayuntamiento de Barcelona descubrió que las multas no son problema para este colectivo, que prefiere no cumplir con la normativa y pagar las multas antes que cumplirla, pues es un negocio muy rentable.
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En este caso nos centramos con lo que ocurre en el aeropuerto de Barcelona, donde son decenas de vehículos tipo VTC los que patrullan cada día la zona como si fueran taxis para captar clientes, lo que está prohibido de acuerdo con el reglamento que regula la actividad.
Así acaban muchos de los VTC
En este caso los agentes han optado por una solución mucho más radical, que es el uso masivo de cepos, lo que permite la inmovilización de vehículos pero también los convierte en un problema funcional de primer orden, pues llenan las calles en los alrededores del aeropuerto sin posibilidad de retirarlos, todo ellos, eso sí, con sus flamantes llantas de color amarillo a la espera de una grúa que se los lleve a las bases de estacionamiento.