Fundado en 1910

26 de abril de 2024

El empresario José María Aldaya junto a su familia

El empresario José María Aldaya junto a su familiaEuropa Press

José María Aldaya (1941-2021)

Espíritu de superación y resistencia frente al terror de ETA

El empresario José María Aldaya fue víctima del segundo secuestro más largo de ETA, entre el 8 de mayo de 1995 y el 14 de abril del año siguiente. El industrial fue liberado en un bosque de la localidad guipuzcoana de Elgoibar. Falleció a los 80 años

icono
24 de octubre de 1941
28 de diciembre de 2021Urdanibia  (País Vasco)

José María Aldaya

Empresario

Con su secuestro se recuperó uno de los símbolos de libertad por antonomasia, el lazo azul. Aquella movilización social provocó la reacción de la izquierda 'abertzale', que veía cómo perdía las calles.

«Durante tiempo, se despertaba entre sueños con las manos extendidas, a la distancia de las paredes del zulo en que estuvo secuestrado», relata la periodista de El Diario Vasco, Lourdes Pérez en redes sociales. Se trataba de un «agujero», situado en una nave industrial de Irún, de 3 metros de largo por 1 de ancho y 1,90 de alto. Incluso, cuenta Efe, en sus «paseos», José María Aldaya tenía que girar la cabeza para no chocarse con la lámpara que a duras penas iluminaba la estancia. Así durante prácticamente un año entero.
La historia de José María Aldaya, como la de otros muchos, es una historia de resistencia y superación, es una historia de héroes. Una historia de resistencia ante el chantaje de un grupo de asesinos, de la banda terrorista ETA, a pesar de las amenazas en primera persona, y el asesinato y secuestro de otros empresarios. Aunque se tenía constancia de que ETA llevaba años pidiéndole el mal llamado «impuesto revolucionario», al menos desde 1991, Aldaya se negó a arrodillarse ante la barbarie. Y así lo pagó.
Una historia de superación porque «la vida es un reto que hay que vencer día a día», llegó a decir José María Aldaya al poco de recuperar su libertad, según recuerda Efe. Y, a pesar de aquel año, de aquellos 341 días que soportó de secuestro, José María Aldaya continuó viviendo 25 años en el domicilio familiar hasta que, ayer, falleció víctima de una enfermedad, a la edad de 80 años.
Aldaya fue secuestrado la noche del 8 de mayo de 1995 cuando se dirigía en coche desde su empresa de paquetería, Alditrans, en Oyarzun, a su domicilio en Fuenterrabía. Casi un año después, el 14 de abril de 1996 era liberado en las proximidades del puerto de Azkárate, en la localidad guipuzcoana de Elgoibar.

Resurgimiento del lazo azul

Pero el secuestro de José María Aldaya supuso algo más. Su espíritu de resistencia impregnó en la sociedad y supuso el resurgir de un movimiento social que se atrevió a plantar cara ante el odio de la izquierda abertzale. Se recuperó uno de los símbolos de libertad por antonomasia, el lazo azul que había nacido con el secuestro de otro héroe, de Julio Iglesias Zamora, y cada semana cientos de personas, de ciudadanos anónimos plantaban cara a los radicales en decenas de concentraciones en las que se pedía la libertad de Aldaya.
Aquella movilización social provocó la reacción de la izquierda abertzale, que veía cómo perdía las calles que durante años se apoderaron a base de amenazas, extorsiones y agresiones. Y frente a cada concentración que pedía la liberación de Aldaya, movilizó una contramanifestación que reclamaba «Euskalherria Askatu», País Vasco libre en euskera. Qué ironía.
Los del «Euskalherria Askatu» trataron de reconquistar sus feudos como sólo sabían hacerlo, a base del lanzamiento de piedras y tuercas, tras los gritos de «los asesinos llevan lazo azul», de «ETA mátalos» y de «Gora ETA».
Pero los ciudadanos del lazo azul resistieron, y lunes tras lunes, durante casi un año, plantaron cara al terror abertzale a pesar de las decenas de heridos provocados por las pedradas. Incluso a base de, como sucedió en localidades como Pamplona, cambiar la ubicación de las concentraciones y a pesar de que las agresiones de los del «Euskalherria Askatu» les seguían allí donde fueran.
Esa resistencia surgida durante el secuestro de José María Aldaya, esa libertad de plantar cara a los radicales de la izquierda abertzale, fue el germen de lo que dos años más tarde sucedería con el secuestro y asesinato del concejal del Partido Popular, Miguel Ángel Blanco. Esa resistencia surgida durante el secuestro de José María Aldaya fue el comienzo del final de ETA.
La tarde del 30 de diciembre, la iglesia Nuestra Señora de la Asunción de la localidad de Fuenterrabía acogió el funeral del industrial José María Aldaya, un hombre que, en su humildad y trabajo concienzudo y anónimo hasta su secuestro, inspiró la resistencia y superación de toda una ciudadanía.
Comentarios

Más de Obituarios

tracking