
Fundador de Parmalat y ex director ejecutivo, Calisto Tanzi cuando se abrieron las audiencias preliminares en Parma (Italia)
Calisto Tanzi (1938-2022)
Gloria e infierno de Parmalat
Hizo de un negocio familiar la primera lechera de Europa antes de caer en una colosal bancarrota

Calisto Tanzi
Auge y caída de una multinacional láctea.
En 1961 se vio obligado a interrumpir su formación académica para asumir el mando del pequeño negocio familiar, que transformó en un conglolmerado multinacional: Parmalat. En 2003, todo se hundío. Hoy Parmalat es propiedad de su otrora gran rival, la francesa Lactalis.
Calisto Tanzi ha fallecido mientras cumplía en régimen de arresto domiciliario diversas penas por delitos societarios. La principal de todas ellas, por bancarrota fraudulenta, le supuso 17 años de cárcel, que empezó a cumplir en 2011. Así acabó la aventura de un hombre que a la edad de 23 años se vio obligado a empuñar las riendas del pequeño negocio de alimentación fundado décadas atrás por su abuelo en la localidad parmesana de Collecchio. Desde el principio estuvo clara su voluntad de expandirlo: cambió su nombre a Parmalat –acrónimo de leche de Parma–, aplicó a los productos lácteos técnicas de pasteurización y durante un viaje a Suecia apercibió las ventajas comerciales del envase en Tetra Pak. Esa fórmula posibilitó el despegue espectacular de Parmalat, cuyo volumen de negocio ya alcanzaba los 100.000 millones de liras en 1975.
Para esas fechas, Tanzi ya había impulsado la internacionalización de un grupo que llegó a tener alrededor de 130 plantas en el extranjero. Y también su diversificación: no solo en otras ramas del sector alimentario, sino también en Turismo –Parmatour, que acabó en quiebra–, en el mundo audiovisual –llegó a mantener conversaciones con Silvio Berlusconi de cara a una posible adquisición del canal Retequattro– y de modo especial en el deportivo. Empezó por la Fórmula 1, apoyando durante un tiempo a la escudería Brabham y firmando suculentos contratos publicitarios con pilotos como Niki Lauda o Nelsom Piquet. Pero fue en el fútbol donde alcanzó mayor notoriedad al convertirse en propietario del Parma AC. La inyección de millones realizada por Tanzi permitió a un equipo hasta entonces algo ramplón ganar la Recopa de Europa en 1993 y la Copa de la Uefa seis años más tarde gracias a una plantilla en la que destacaban, entre otros, Gianluigi Buffon, Lilian Thuran, Fabio Cannavaro o Hernán Crespo.
Tanzi era a finales de siglo un de los industriales italianos de fama planetaria: sin ir más lejos, en 2001 la revista Forbes estimaba su patrimonio en 1.700 millones de dólares. Pero todo resultó ser un gran engaño: el espectacular crecimiento del grupo se hizo a costa de un endeudamiento masivo que no estuvo acompañado por las imprescindibles recapitalizaciones; a lo que se sumaron operaciones desastrosas, como la compra del grupo alimentario Cirio a Sergio Cragnotti, dueño de la Lazio. Los bancos comenzaron a desconfiar de Renzi. Sin olvidar las malas artes, como el desvío de 173 millones de euros desde el grupo hacia su sociedad patrimonial. De poco sirvieron las amistades cultivadas en los círculos políticos –el ex primer ministro democristiano Ciriaco de Mita fue su principal valedor durante un largo periodo de tiempo– y en los ambientes empresariales católicos. En 2003 su obra de cuatro décadas se desmoronó como un castillo de naipes. Las pérdidas ascendían a 14.000 millones euros. Empezaba entonces un largo calvario judicial que también se llevó por delante a sus tres hijos y a un yerno.