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29 de marzo de 2024

Theodoros Pangalos

AFP

Theodoros Pangalos (1938-2023)

Un ministro de Exteriores nada diplomático

¿Los turcos? «Violadores y ladrones». ¿Los artistas que criticaban su gestión? «Unos lerdos de mierda»

Theodoros Pangalos icono
Nació en Elefsina (Grecia) el 17 de agosto de 1938 y falleció en Atenas el 31 de mayo de 2023

Theodoros Pangalos

Su trayectoria está en simbiosis con la de la izquierda griega contemporánea: activismo estudiantil en los sesenta, oposición a la dictadura, militancia comunista y socialista antes de disfrutar del poder a partir de los ochenta.

Una crisis sin precedentes con Turquía amenizó la entrada en materia de Theodoros Pangalos como ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno socialista de Costas Simitis, que acababa de suceder a Andreas Papandreu. Era a principios de 1996 y las crecientes tensiones entre Grecia y su eterno rival por el control de dos islotes deshabitados en el mar Egeo desembocaron en la captura de uno de ellos por parte de Turquía.
Una mediación estadounidense detuvo la escalada militar. Mas la tregua no fue óbice para que Pangalos persistiera en mantener la tensión con Turquía. Bien es cierto que su reputación le precedía: «Ladrones» y «violadores» eran algunas de las lindezas con la que obsequiaba a los turcos desde mucho antes de tomar posesión.
Lo curioso es que, tres años después, en febrero de 1999, la ayuda involuntaria que les prestó en la rocambolesca detención de Abdulá Ocalan terminó forzando su dimisión como jefe de la diplomacia griega: el bochorno final comenzó a gestarse con la entrada clandestina en territorio griego del líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, considerado como un terrorista por Turquía.
El ministerio encabezado por Pangalos pretendió resolver el entuerto trasladando a Ocalan a la embajada griega en Kenia. Sin embargo, el secreto afloró, y Ocalan fue entregado a las autoridades keniatas, culminado su periplo en un avión con destino a Turquía, donde le esperaba una condena a cadena perpetua. Pangalos resurgió en el escenario político en 2000 al ser nombrado ministro de Cultura, cargo en el que duró apenas unos días al recordar la prensa las palabras con las que describió a los artistas que le habían criticado durante el escándalo de Ocalan: «lerdos de mierda».
Su fugaz presencia en Cultura fue subsanada en 2009 con su aterrizaje en la vicepresidencia del Gobierno de Yorgos Papandreu. Ya barruntaba el desmoronamiento financiero de Grecia. Al alcanzar éste su punto álgido, Pangalos volvió a llamar la atención. Esta vez, en sede parlamentaria: "La respuesta al oprobio al que se enfrentan los políticos del país cuando la gente les pregunta ‘cómo habéis despilfarrado el dinero' es ésta: os dimos trabajo en el sector público’. Todos comimos del abrevadero”.
Cinismo para algunos, verdades del barquero para otros, las palabras del vicepresidente del Ejecutivo de un país en bancarrota, se quiera o no, resumieron perfectamente los memorables años en los que Papandreu padre regía los destinos de Grecia y en los que Pangalos era aún un político de segundo rango.
Tal vez porque antes de militar en las filas del Partido Socialista Panhelénico lo hizo en las filas del Partido Comunista, compromiso al que el régimen de los coroneles correspondió retirándole la nacionalidad; o tal vez por su filiación: era nieto del general homónimo que en los años veinte derrocó a la Primera República Griega, autoproclamándose, a continuación, presidente. Aunque la ira del abuelo se proyectaba contra Bulgaria, país al que a punto estuvo de declarar la guerra en base a un incidente fronterizo. En todo caso, el linaje Pangalos tiene temperamento.
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