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04 de mayo de 2024

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EFE

Constantino Méndez (1950-2023)

Socialista de tradición

En el convulso PSOE post-Felipe, Constantino Méndez apareció como uno de los pocos consensos que no saltaron por los aires

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Nació el 25 de octubre de 1950 en Puentecesures (Pontevedra) y falleció el 13 de agosto de 2023 en Madrid

Constantino Méndez Martínez

Posibilista, pero ambicioso; cercano y reflexivo; duro negociador; reformador de la Seguridad Social; avanzó a contracorriente en la modernización de la Función Pública y fue pionero en la introducción de las TIC en las Administraciones Públicas.

Compartí con «Tino» Méndez el vértigo del primer gobierno socialista, bajo la dirección de Joaquín Almunia, ministro de Trabajo y Seguridad Social. Desde el «minuto uno», la prioridad del ministro más joven del Gabinete de Felipe González era la reforma del sistema de pensiones para garantizar la viabilidad de la Seguridad Social, empeño en el que Constantino Méndez, director general del Instituto Social de la Marina –entre 1983 y 1987– tuvo un papel relevante; logrando, de paso, que los trabajadores del mar estuvieran presentes en distintas ocasiones en la Mesa del Consejo de Ministros.
Con la misma pasión y laboriosidad que Constantino Méndez defendía la causa de los «marineros», siguió modernizando la Seguridad Social al frente del INSS (Instituto Nacional de la Seguridad Social), –1987 a 1994–, logrando que los pensionistas recibieran con puntualidad y recurrencia sus «pagas», algo casi revolucionario para la época.
Constantino estaba tan orgulloso de formar parte del funcionariado español –miembro del Cuerpo de Titulados Superiores de la Seguridad Social–, como de formar parte del PSOE al que se afilió en 1981.
Su capacidad de gestión, su espíritu innovador y su discreción le llevaron a participar en los gobiernos de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero; y probablemente lo habría hecho en el de Pedro Sánchez en 2018 como ministro de Defensa, si no hubiera sido por una carambola de última hora que obligó a encajar en su primer Ejecutivo a Margarita Robles, Dolores Delgado y Fernando Grande-Marlaska.
En el convulso PSOE post-Felipe, Constantino Méndez aparece como uno de los pocos consensos que no han saltado por los aires desde la dimisión de González en 1997.
Posibilista, pero ambicioso; cercano y reflexivo; duro negociador; reformador de la Seguridad Social; avanzó a contracorriente en la modernización de la Función Pública y fue pionero en la introducción de las TIC en las Administraciones Públicas.
Constantino Méndez, licenciado en Derecho por Compostela, fue diputado por Pontevedra entre 1993 y 1996, en la última Legislatura de Felipe González, que le nombró Secretario de Estado para la Administración Pública en 1994.
Pocos meses después de su nombramiento me confidenció su renovada admiración por Felipe González, capaz de anticiparse a los acontecimientos y conectar con las grandes corrientes internacionales. El presidente del Gobierno le alentó a que iniciara la digitalización de la Administración del Estado sólo dos años después de que se empezara a hablar tímidamente de Internet en España, a través de emprendedores marginales en experiencias «de garaje».
Según me informó «Tino», Felipe estaba ya convencido de que la Sociedad de la Información jugaría un papel determinante en la modernización del mundo, y dirigió numerosas iniciativas tecnológicas, una de ellas la de la Administración, de la que se ocupó de forma incipiente Constantino Méndez.
Tras su llegada a La Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero le nombró Delegado del Gobierno en Madrid (2004), en una etapa de difícil con Esperanza Aguirre (PP) al frente de la Comunidad de Madrid. Trascurridos dos años en la Delegación, Méndez dimite en 2006, «de forma irrevocable», en solidaridad con tres policías condenados por la Audiencia Provincial de Madrid por la detención ilegal de dos militantes del PP en una manifestación de la AVT (2005) en la que el ministro de Defensa, José Bono, fue zarandeado e insultado virulentamente.
La ética de lo público era una de las señas de identidad de Constantino Méndez, una de las personas mejor informadas que he conocido. También de una discreción ejemplar, virtud que con toda seguridad valoró el Presidente Rodríguez Zapatero cuando le colocó en 2008 como «número dos» de la ministra de Defensa, Carme Chacón, cargo en el que permaneció hasta que el PSOE fue desalojado del Ejecutivo en 2011.
La visión innovadora y tecnológica de Méndez inoculó su paso por el Ministerio de Defensa, peleando por ampliar los presupuestos del Departamento, e implicándose en los primeros pasos de los Aviones no Tripulados (drones), impulsando tenazmente la colaboración público-privada en este prometedor sector industrial, y en la industria española de Espacio y Defensa, en general.
Gallego de nacimiento y convicción, era un magnífico contador de historias y confidencias, salvaguardando siempre sus fuentes y datos sensibles. «Lo mejor que hacemos los gallegos es escuchar», manifestó a un periodista cuando le entrevistó en unas vacaciones de verano, naturalmente en tierras gallegas.
Antes de ser nombrado Secretario de Estado de Defensa, seguramente la responsabilidad pública que más le satisfizo, Zapatero le puso al frente en 2006 de la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios, donde mostró su acreditada vigilancia de los caudales públicos, en un cargo comprometido por las cuantiosas adjudicaciones que corresponden a una Sociedad pública de esas características.
Autor de numerosos ensayos sobre discapacidad y RSC, fue consultor de la Fundación ONCE y asesor del CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad). También trabajó como consultor del BID (Banco Interamericano de Desarrollo).
En el PSOE se le consideró siempre una persona de consenso a la que acudir en caso de conflicto entre «familias». Así, tras la dimisión de Rafael Simancas como secretario general del PSOE madrileño (2007), Constantino Méndez formó parte de la Comisión Gestora que presidió la actual presidenta del PSOE, Cristina Narbona.
Alejado de la función pública y en situación de «disponible» para ser captado por la iniciativa privada, Constantino Méndez se incorporó en 2013 a Llorente y Cuenca como Senior Advisor, asesorando a los clientes de la Consultora en materia de Seguridad y Defensa.
Su vida familiar ocupó un lugar preferente en su trayectoria vital, y tras cualquier charla política o literaria era habitual que comentara con orgullo la actividad profesional de su esposa (psicóloga) y los progresos de sus tres hijos, un varón y dos mujeres. Precisamente, Xiana Méndez, que desde muy joven se decantó por el PSOE, es en la actualidad la Secretaria de Estado de Comercio del Ejecutivo saliente.
  • Ricardo Martín es periodista
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