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21 de septiembre de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

El atraco que nos están haciendo con el clima

Lo de Europa es digno de la medalla al tonto contemporáneo. Somos los que menos contaminamos y los que nos vamos a poner las restricciones más altas en los coches

Actualizada 01:30

Esta cumbre climática del COP27 da para reflexionar bastante. Yo tuve la ocasión de conocer Sharm el Sheikh hace más de 30 años, cuando el régimen de Hosni Mubarak intentaba crear un paraíso turístico. No he tenido ocasión de volver y no puedo dar detalles, pero sí recuerdo muy bien que las condiciones del lugar estaban muy lejos de poder ofrecer ningún centro de vacaciones medianamente sostenible con arreglo a los criterios que quieren aplicar quienes están allí pontificando al mundo entero.

Sostengo hace mucho tiempo –y no encuentro razones para cambiar de criterio– que el cambio climático es indiscutible, pero que esté siendo provocado o acelerado por la acción humana es indemostrable. Las numerosas glaciaciones de las que tenemos constancia en el planeta desde nuestra prehistoria no fueron provocadas ni por motores de combustión, ni por aire acondicionado ni nada de lo que habitualmente se denuncia hoy en día. Y fueron cambios climáticos radicales. Todo lo más había vacas, sí. Y si de verdad fueron las que causaron las glaciaciones sus flatulencias debían de causar terremotos.

Estas cumbres sólo valen para que se hagan fotos los dirigentes del mundo occidental, acompañados de enormes equipos de asesores. Me decía ayer un diplomático con conocimiento de primera mano que cuando José Luis Rodríguez Zapatero fue al equivalente de esta cumbre en Copenhague, en todo el equipo de asesores que llevó no había ni uno que hablase inglés. Algo de una gran utilidad.

Parece ser que los 28 países de la UE han decidido –según se nos dice– que para el año 2035 no pueda haber en la Unión ni un coche que no sea cien por cien eléctrico. Ni siquiera híbrido. ¿Quién ha calculado las consecuencias económicas de esto? ¿Los costes para la industria, la desaparición de los talleres mecánicos, la de las estaciones de servicio en las carreteras? No: aquí se decreta algo cuyo respaldo científico no está probado por nadie y a nadie tampoco se le ocurre preguntar quién ha tomado esa decisión de prohibir: en qué órgano legislativo se ha redactado una ley de tan profundas consecuencias.

Esta genial idea de prohibir los coches no eléctricos en Europa olvida tener en cuenta algo tan relevante como que el 90 por ciento de las emisiones de CO2 no tienen lugar en Europa, que es donde se va a hacer la prohibición. No pasa nada. Que se joroben los europeos. E ignorando sin pudor, que los tres países más contaminantes del planeta, Rusia, China e India no participan en la cumbre. O sea, que lo de Europa es digno de la medalla al tonto contemporáneo. Somos los que menos contaminamos y los que nos vamos a poner las restricciones más altas en los coches.

El año pasado, en la anterior cumbre climática celebrada en Glasgow, Narendra Modi, primer ministro de la India, dejó bien claro que su país no cesaría en el uso de gas y petróleo para sacar a la mayoría de sus 1.372 millones de habitantes de la pobreza. Y la China del tirano Xi Jinping, tres cuartos de lo mismo. De una Rusia en guerra, ni digamos. Así que ahí estamos los idiotas europeos dejando que el portugués António Guterres, hogaño secretario general de la ONU, nos haga sentir culpables de todo. Nos van a poner las máximas limitaciones al uso de la tecnología que garantiza nuestro bienestar y encima vamos a pagar a los países que no hacen este cambio y les vamos a permitir que ellos sigan destruyendo porque, en esta fábula hipócrita, los pobres empezaron a destruir más tarde y pueden seguir haciéndolo unas décadas más. Aquí todos tenemos derecho a destruir lo mismo. Y pretenden que nos creamos que quieren defender o salvar algo.

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