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29 de marzo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Satanás no era tan malo

Por primera vez el entorno socialista empieza a moverse un poco. Si ya son seis los exministros de González y Rodríguez Zapatero que han levantado su voz contra lo que está haciendo Pedro Sánchez, ayer por primera vez tuvimos un alto cargo socialista que habló sin tapujos contra el acuerdo entre PSOE y ERC

Actualizada 01:25

Ayer almorcé con dos compañeros de mis años de Universidad en Pamplona. En el curso de la colación surgió la entrevista que Alfonso Guerra había tenido por la mañana en Onda Cero en la que, sin matices, el exvicepresidente del Gobierno con Felipe González mostró su acuerdo total con el manifiesto en contra de la reforma del Código Penal que ha promovido la Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición. Dicho manifiesto ha sido suscrito por casi un centenar de personalidades de todos los ámbitos, entre los que hay exministros y exdiputados socialistas. Y ahora también un exvicepresidente del Gobierno que fue una persona extremadamente poderosa en la España de la década de 1980. Guerra ha criticado la falta de coherencia de Pedro Sánchez y, como tantos otros, cree que el siguiente paso de los independentistas será un referéndum. Llevamos meses diciéndolo.
Lo que me hace evocar hoy el almuerzo de ayer es que mis dos compañeros estaban de acuerdo en que, en nuestros entornos familiares, hace 40 años, Alfonso Guerra era visto como la encarnación de Satanás. Personificaba al diablo. Y según la teoría que ya he expuesto varias veces, desde que empezó la Transición, el proceso ha sido constantemente el de las cesiones de los conservadores hacia la izquierda y, lo que es peor, hacia los propulsores de la ruptura de España. Hemos llegado a un punto en que hasta Alfonso Guerra encuentra que la ola les ha pasado sobre la cabeza y esto ya es intolerable. A estas alturas he descubierto que se puede ser peor de lo que a mí y a los míos nos parecía que era ser Satanás.
Pero todavía más interesante es que, por primera vez, el entorno socialista empieza a moverse un poco. Si ya son seis los exministros de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero que han levantado su voz contra lo que está haciendo Pedro Sánchez, ayer por primera vez tuvimos un alto cargo socialista que habló sin tapujos contra el acuerdo entre PSOE y ERC para eliminar el delito de sedición y rebajar drásticamente el de malversación, generando en la práctica una amnistía para los condenados en el golpe de Estado de octubre de 2017. Como muy bien ha dicho ahora Emiliano García-Page, que es el presidente de la comunidad autónoma más grande que Gobierna el PSOE, no se puede hacer una reforma del Código Penal «a la medida de los culpables». Más clara, el agua de Solares.
A partir de aquí, la clave es que sea posible hacer ver al electorado socialista, al menos a una parte, que el PSOE galopa por la senda equivocada, a punto de llegar al precipicio. La intervención de ayer de Alfonso Guerra en Onda Cero fue de una claridad meridiana. Son precisamente esos argumentos de Guerra los que justifican la necesidad de una convocatoria anticipada de elecciones. Guerra hace una enumeración de todo aquello en lo que él apoyó a Pedro Sánchez –todo ello parte de su programa electoral– y que después ha sido traicionado por el todavía presidente del Gobierno. Quienes votaron ese programa electoral deben tener el derecho a manifestar si ahora apoyan el programa opuesto al que votaron. Y que cada cual asuma sus responsabilidades.
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