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01 de mayo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Napoleonchu ya es Torrebruno: los nombramientos de la Carrera

La conclusión última, la más preocupante, es que también en la Carrera Diplomática está Sánchez, de la mano de Napoleonchu, poniendo en práctica la laminación de todos los que no sean de una fidelidad perruna. Así se escribe el futuro de España

Actualizada 01:30

Hay que reconocer que, aunque el apelativo de Napoleonchu para referirse al ministro Albares está muy asentado dentro de la Carrera, empieza a hacer fortuna otra denominación que va ganando peso: Torrebruno. ¿Por qué será? Saltándose todas las normas de la Carrera, el ministro llegó tarde a los Países Bajos donde la visita de Estado de los Reyes ya había empezado y se fue antes de que acabara para llegar a la ONU a dar la matraca con el reconocimiento de Palestina, asunto en el que su jefe Sánchez ha tenido un éxito perfectamente descriptible. Lo que sí está claro es que Napoleonchu, como su jefe, hace ímprobos esfuerzos por estar lo más lejos posible del Rey. Por algo será.
Y en estas horas vamos conociendo el resultado del «bombo» de la Carrera diplomática. Esta vez está más concurrido que nunca pues casi todo el mundo quiere huir de las cercanías del ministro y su equipo en Madrid. Por encima del criterio de la Junta hemos tenido los nombramientos «de asterisco», es decir, los que no requieren informe previo de la Junta de la Carrera porque se someten a la decisión personal del ministro. Estos nombramientos han acreditado el sectarismo ampliamente demostrado por el nefasto Napoleonchu en tantas ocasiones y su desdén hacia todo lo que represente experiencia y buen criterio. Y también encarnan el uso partidista de los destinos diplomáticos. Como me dice un embajador con mucho criterio: «Significativo: todos los puestos en Marruecos 'de asterisco', o sea reservados a la designación directa de Napoleonchu.»
Son muchos los ejemplos que se podría dar en esta línea. Basten sólo tres. Ninguno de esos destinos «de asterisco», supuestamente los más sensibles, se ha adjudicado a la categoría de ministros de primera clase, en la práctica la primera en poder optar por esos puestos ya que los embajadores están, literalmente, al borde de la jubilación y ya no pueden cumplir los plazos mínimos de permanencia en un puesto en el exterior. Con una excepción, Aurora Díaz-Rato, ascendida a embajadora antes que el resto de sus compañeros de promoción y ahora destinada a Tánger a pesar de que no cumple por edad el mínimo de estancia posible. Tendrá otros méritos secretos, supongo.
En los demás puestos «de asterisco» encontramos casos como Jerusalén donde Alejandro Alvargonzález, que llegó a ser número tres de la OTAN –de la Alianza, no de la embajada de España ante la OTAN– debe ceder ante alguien que está trescientos puestos más atrás en el escalafón. O Beatriz Larrotcha, que fue subsecretaria con García-Margallo o embajadora en Bruselas: no podrá ir a Roma (segunda jefatura, nada del otro mundo y que jamás tuvo asterisco) porque se lo pisa alguien doscientos puestos más atrás en el escalafón.
Más llamativo aún es la segunda jefatura en Moscú, de donde sale el número dos del escalafón de la carrera y lo reemplaza ¡un secretario de embajada! (de primera clase, eso sí). No sé si será el único sitio que no ha pedido nadie a pesar de que es uno de los destinos mejor pagados de la Carrera. Raro, raro.
Y también fuera del «bombo» nos hemos encontrado con el nombramiento de Carmen Fernández Torres como Embajadora en Misión Especial para las Cumbres Iberoamericanas (puesto ininterrumpidamente ocupado por veteranos Embajadores en la región). Fernández Torres es una Consejera de Embajada en cuya breve hoja de servicios aparecen desde su ingreso en la Carrera los siguientes destinos: gabinete técnico del subsecretario, Plan África, un puesto menor en la subdirección de África Subsahariana, subdirectora general adjunta de Oriente Próximo, segunda jefatura en Ryad, Consejera en Berna, vocal de Emergencia Consular, Cónsul general adjunta en Moscú, vocal asesora en el gabinete de la Secretaría de Estado de Asuntos Exteriores y Globales y, ahora mismo, consejera de Asuntos culturales en Ankara. ¡Ni un minuto de su carrera en Iberoamérica o algo que se le aproxime! Salvo que en una comprensible confusión de Napoleonchu y su entorno hayan equivocado la Antioquía de su actual destino, que fue la capital del Imperio Seléucida con la Antioquia de mis afectos colombianos. Con esta tropa, todo es posible.
La conclusión última, la más preocupante, es que también en la Carrera Diplomática está Sánchez, de la mano de Napoleonchu, poniendo en práctica la laminación de todos los que no sean de una fidelidad perruna. Así se escribe el futuro de España.
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