Leire Díez, periodista de investigación
Díez dio el salto de la Vega de Pas a Madrid donde al poco de llegar Sánchez a la Moncloa se le asignó el empleo de responsable de comunicación de Enusa, un empleo típico de un enchufado del partido al que se le da un sueldo por hacer un trabajo al que hay que acudir poco o nada
Creo que lo más grave que se demuestra por el caso de Leire Díez, la de las formas de maestra de Al Capone, es que ninguno de los partidos que colocaron a Sánchez en el poder, ninguno de los que hablaron de regenerar la democracia cuando echaron a Rajoy con una excusa falsa, ninguno de ellos ha exigido la creación de una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados. No es que yo crea que esas investigaciones sirvan para mucho. Más bien para casi nada. Pero al menos habría que contar la carrera de esta señora a la que ahora se apunta como cántabra, aunque en realidad nació en Baracaldo.
Díez se asentó en la Vega de Pas, al sur de Cantabria. Fue teniente de alcalde de ese Ayuntamiento y vicepresidente de la Mancomunidad de Valles Pasiegos. Jugó un papel relevante en esta región en la vuelta de Pedro Sánchez en 2017. Eso le dio los contactos para moverse a Madrid. Ahí trabó amistad con quien ha sido su gran apoyo estos años: Cristina Narbona, la presidente del PSOE. ¿Se imaginan ustedes la que se hubiera organizado en la política española si con un Gobierno del PP una protegida del número dos del partido hubiese sido pillada teniendo conversaciones así? Ardería Troya. Con razón. Pero aquí ni el PNV que traicionó a Rajoy una semana después de aprobarle los presupuestos con todo lo que le sacaron –nada comparado con lo de ahora– se inmuta. Entonces Aitor Esteban hablaba de la corrupción que se había señalado en una sentencia que fue después corregida por el Supremo. Ahora Aitor Esteban es la máxima autoridad del PNV y contempla este basurero con displicencia.
Díez dio el salto de la Vega de Pas a Madrid donde al poco de llegar Sánchez a la Moncloa se le asignó el empleo de responsable de comunicación de Enusa, una sociedad que se encarga del diseño, la fabricación y el abastecimiento de combustible para las centrales nucleares. Este empleo es el típico de un enchufado de partido al que se le da un sueldo por hacer un trabajo al que hay que acudir poco o nada. Y más cuando el socio mayoritario de esta empresa es la SEPI que tiene su propio equipo de comunicación. Me gustaría saber cuáles son los alcances y los objetivos de la comunicación de Enusa, pero me los puedo imaginar.
Es curioso, pero con sólo esa magra experiencia como informadora de gabinete de comunicación, Leire Díez se presenta ahora como una periodista de investigación. Yo soy muy escéptico en general sobre lo que se denomina con ese término. Casi hasta que no he conocido a Alejandro Entrambasaguas he dudado mucho de que ese periodismo exista. Pero lo que sí tengo claro es que el periodismo de investigación en ningún caso puede ser ir por la vida buscando gente a la que se pueda convencer para hacer declaraciones contra nadie. Ni contra el jefe de la UCO, ni contra cualquier empresario o miembro de la Administración Pública. Otra cosa muy distinta es encontrar a alguien que quiera declarar libremente, sin contraprestación económica. Porque ese pago, por definición, intoxica el testimonio.
La situación ha llegado a tal grado de sordidez que Sánchez no ha tenido más remedio que hacer el paripé de abrir un expediente informativo en el partido. Sabían que él y Santos Cerdán estaban metidos en las grabaciones hasta el corvejón. Esta mujer a la que no conocía nadie y de repente aparece en fotos con todos los dirigentes socialistas habidos y por haber, no hubiera ocupado los cargos que tuvo en Correos sin ser una protegida del partido que fue llevada allí para demostrar su incompetencia. Satisfechos con el grado de ineptitud demostrada en Correos bajo la presidencia de Juan Manuel Serrano, el íntimo de Sánchez que dejó la compañía quebrada, le han mandado a hacer operaciones alejada de la Administración para que demuestre sus habilidades. Probadas quedan.