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HorizonteRamón Pérez-Maura

Sánchez morirá matando

Sánchez está lleno de sí mismo. Quienes le conocen y le tratan aseguran que nunca le han importado ni los reglamentos, ni las leyes, ni la Constitución. Su egocentrismo es infinito. Y quien no está plenamente con él, está contra él. Todos moriremos algún día. Pero él morirá matando

Actualizada 01:30

Mi interlocutor tiene una voz más bien queda. Habla con tranquilidad. No parece excitarse por nada. No es sanchista, pero por medio de terceros ha visto a Sánchez en la Moncloa algunas veces desde que el actual presidente llegó allí. Y su diagnóstico es que la situación es gravísima porque cree que «Sánchez morirá matando».

Llegados al punto en el que nos encontramos, mi amigo está seguro de que Sánchez va a dar cuatro pasos para mantenerse en el poder los dos años que aspira a continuar en primera instancia. Y digo primera instancia porque Sánchez no tiene duda de que seguirá después de las próximas elecciones. Son cuatro medidas en las que es fácil obtener el respaldo de la «coalición de progreso» que incluye a esos izquierdistas conocidos del PNV y de Junts.

1º— Aceptará un referendo de secesión en Cataluña. O un referendo que en la práctica haga de Cataluña un estado separado. Quizá no le interese a Cataluña la plena independencia porque implicaría comenzar un nuevo proceso de integración en la Unión Europea. Y eso sería largo y ruinoso.

2º— Consentirá la puesta en marcha del proceso de anexión de Navarra por la Euskadi independentista. Para mí es Vasconia. Pero la anexión no sería a Vasconia, sería a esta Euzkadi inventada, si entienden lo que quiere decir.

3º— Desmantelará la Guardia Civil. O al menos parte de ella. El Instituto Armado en su conjunto es complicado, porque además es parte de las Fuerzas Armadas. Pero la Unidad Central Operativa (UCO), que no está bajo el mando del director general —en este caso directora general y dirigente del PSOE— ni del ministro, es el objetivo a abatir. La UCO se ha convertido en la pesadilla porque los guardias civiles, con su formación militar, son de una integridad que les han convertido en la fuerza policial de confianza de la judicatura. Algo que en el pasado fue la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional. ¿Se acuerdan del Jordi Pujol investigado? «¿Qué coño es la UDEF?». Pues probablemente ya no es casi nada. Porque la Policía Nacional parece haberse prestado más a la influencia del ministro del Interior de turno. Así que, a falta de otro organismo, la UDEF volvería a ser quien hiciese las funciones de policía judicial. Con el resultado previsible con este Gobierno.

4º— El asalto al Tribunal Supremo. Hay formas ligeramente más sutiles de hacer esto. Por ejemplo, cambiar la edad de jubilación. En la actualidad son 70 años y se puede pedir voluntariamente la prórroga hasta los 72, que te pueden conceder o no. Pues nada. Para que todos los españoles seamos iguales se rebaja la jubilación hasta los 65 y si te portas bien te dan un año de prórroga. Verán ustedes la renovación que se produce en el Supremo. Como hubiera dicho Alfonso Guerra en su día «no lo va a reconocer ni la madre que lo parió».

Sánchez sabe lo que quiere. Y su núcleo duro empieza a comprender que no hay vida fuera del sanchismo para ellos. Él no es jurista y sospecho que se pasa por el arco del triunfo lo que dicen las leyes. Él tiene que permanecer en la Moncloa a cualquier precio. Que Europa empiece a señalarle es algo que le preocupa poco. Ya apuntaron a Hungría, pero España es un país de mucho más peso. Y en el caso de Polonia, una nación de voltaje similar al de España, las cosas se resolvieron sin necesidad de mayor intervención.

Sánchez está lleno de sí mismo. Quienes le conocen y le tratan aseguran que nunca le han importado ni los reglamentos, ni las leyes, ni la Constitución. Su egocentrismo es infinito. Y quien no está plenamente con él, está contra él. Todos moriremos algún día. Pero él morirá matando.

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