Y ahora se cargan la imagen de España (y de Madrid)
¿Qué imagen da al mundo el que un país que tiene el turismo como su industria principal tenga al pasaje en la terminal más moderna de su mayor aeropuerto sometido a este maltrato por parte de las autoridades?
Tuve el privilegio de llegar a tener una buena amistad con el general Vernon Walters, un personaje fascinante, que fue director adjunto de la CIA cuatro años, de 1972 a 1976, con cuatro directores distintos, embajador en la ONU de 1985 a 1989 con rango de miembro de la Administración de Ronald Reagan y embajador en la República Federal de Alemania durante la reunificación. Entre otras muchas cosas. Fue en esa época cuando nos conocimos y, poco a poco, nos fuimos haciendo buenos amigos. En 1993 vino a España sólo para conocer el AVE a Sevilla. Hicimos el viaje juntos y estaba deslumbrado. Recuerdo que me dijo que aquel era «el mejor tren de Occidente». Y él tenía mejor información que cualquiera de nosotros sobre casi todo. Especialmente sobre las cosas que le interesaban o divertían. ¿Qué diría de la red de transporte público español hoy, 32 años después?
En estos siete años que lleva Sánchez en el poder, en los que, según nos asegura el Gobierno, la economía va como una moto, el descalabro de nuestras infraestructuras ha sido espectacular. Estamos hablando todo el día del AVE, que se ha convertido en un peligro para la salud de sus usuarios. Pero no hablamos de cómo está el resto de la red ferroviaria. Los extremeños pueden contar sus penas, como podemos hacerlo los santanderinos. Los trenes fallan constantemente, aunque ahí sí que deben de tener un autobús de guardia permanentemente, porque no suelen tardar tanto en ir a recoger al pasaje.
A esto se ha sumado en las últimas horas las imágenes escandalosas de la masa en el control de pasaportes en Barajas. Y lo que es más desconcertante: los ministerios echándose culpas entre sí. Que si faltaban policías en el control de pasaportes o que AENA había permitido un número de vuelos mayor a lo que está la terminal 4S capacitada para gestionar.
Como tengo un poco de experiencia en el uso de esa terminal —de hecho, estoy temblando porque el próximo miércoles debo tomar ahí un vuelo a Washington— creo tener una idea de dónde deben estar los fallos. Lo primero que hay que decir es que aproximadamente la mitad de los pasajeros —todos los de la Unión Europea— tienen una veintena de controles sin policía donde una máquina te lee el documento. Si falla algo hay unos asistentes para ayudarte. Para supervisar todos esos controles no hay más de dos policías que nunca he visto intervenir desde que el sistema está operativo. Así que no podía ser un problema de falta de Policía, sino de un fallo informático, como bien ha contado El Debate. Y AENA cae en el ámbito del negociado del ministro Puente, siempre presto a insultar.
No menor es el dato de cómo se repiten los fallos en la nueva gran potencia del turismo español: Madrid. España tiene otros aeropuertos internacionales con mucho tráfico como Barcelona, Alicante o Málaga, por ejemplo. Pero el fallo sólo se da en Madrid. Y las líneas de AVE están por casi toda España menos en la costa cantábrica. Pues el fallo de tensión se produce en la Comunidad de Madrid. ¿No les parece mucha casualidad?
¿Qué imagen da al mundo el que un país que tiene el turismo como su industria principal tenga al pasaje en la terminal más moderna de su mayor aeropuerto sometido a este maltrato por parte de las autoridades? No contentos con destruir todo lo que tocan, ahora vemos cómo el sanchismo está haciendo méritos para llevarse por delante nuestra primera industria, la del turismo. Debe de ser porque en su origen fue franquista. Acabáramos.