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Ojo avizorJuan Van-Halen

Una 'casualidad' y algunas ignorancias

«No hubo trabajos forzados, ni Cuelgamuros fue un campo de concentración, los presos solicitaron ir allí por las ventajas que representaba: la redención de penas por el trabajo; el salario igual al de los obreros libres que allí trabajaron y sus mismas condiciones laborales...»

Al caso Montoro ya le ha dedicado un par de portadas El País. Hasta que lleguen a las que dedicó a Camps faltan casi cien. Y quedó inmaculado. No me dolerá que se investigue a alguien con motivo; que pague si tiene que pagar. Mi abuelo, que era un sabio marino, casi un pirata de cuento, dejó escrito sobre cierto tema, que no creía en las casualidades. Yo tampoco. Voltaire ya advirtió: «Lo que llamamos casualidad no es sino la causa ignorada de un efecto desconocido».

La 'casualidad'. El caso Montoro llevaba siete años en secreto sumarial y, de pronto, sale a la luz, precisamente cuando a la corrupción sistémica puede serle propicio. Muy oportuno. Ya han desbarrado Puente, Óscar López y Marisu Montero. Los tres forman parte de un Gobierno y un partido que protagonizan hoy, no hace años, esa lacra corrupta. Si miramos atrás, la corrupción socialista se lleva la medalla de oro, desde los últimos años de Felipe González, pasando por Filesa, Malesa y Time Export, los ERE, etcétera. Lo que está sobre la mesa, aunque no haya merecido portadas de El País sino el silencio de las plumas sumisas, es la corrupción del Gobierno, del sanchismo y de la propia familia del presidente.

Me choca el delirio de Óscar López que anda como pollo sin cabeza y se presentará a unas elecciones para perderlas. Tiene experiencia de perdedor. Quiere olvidar que Lobato, su antecesor en el socialismo madrileño, denunció ante notario, por dignidad y autodefensa, que querían implicarle en una maniobra indecente. No lo hizo el fiscal general del Estado, García Ortiz, cuya autodefensa fue borrar mensajes y correos.

Y las ignorancias. Vox ha organizado una de tantas exposiciones programadas en el Parlamento Europeo: «La Cruz como símbolo de las raíces cristianas de Europa». Izquierda Unida pide al Gobierno que la paralice porque tiene como centro la Cruz de Cuelgamuros, antes Valle de los Caídos. Enrique Santiago, anterior gerifalte del PC, demanda que la institución europea suspenda la exhibición. Se queja Santiago de que un panel explica que en la construcción del monumento trabajaron 2.000 presos «de modo voluntario en las obras, acogiéndose a un ventajoso sistema de redención de penas para el trabajo».

Santiago apela a la ley de Memoria Democrática y al artículo 2 del Tratado de la Unión Europea por «el respeto a la dignidad humana, la democracia, la igualdad, el Estado de derecho y los derechos fundamentales», ya que «Cuelgamuros fue construido con trabajo esclavo». Se manifestó también en contra Irene Montero. «¿Se permitiría a AfD exponer Auschwitz como lugar de trabajo voluntario?», opinó en redes el coordinador de IU, Antonio Maíllo, también comunista, demostrando un desconocimiento apabullante.

No han leído el libro Los presos del Valle de los Caídos del doctor Alberto Bárcena, historiador y profesor, desde una documentación inapelable sobre la construcción, sus trabajadores y sus condiciones laborales. No pocos supuestos enteradillos de la izquierda leen sólo su catón ideológico. Por ejemplo, Santiago, Maíllo y, nunca lo dudé, la Montero. «No hubo trabajos forzados, ni Cuelgamuros fue un campo de concentración, los presos solicitaron ir allí por las ventajas que representaba: la redención de penas por el trabajo; el salario igual al de los obreros libres que allí trabajaron y sus mismas condiciones laborales, y, sobre todo, la instalación de sus familias junto a ellos, cuando lo solicitaron, en los poblados que se construyeron dentro del Valle, con escuela, hospital, economato e iglesia.» Y el profesor Bárcena lo documenta. Nada que ver con lo que pontifican esos comunistas ignorantes.

Olvidan la Resolución del mismo Parlamento Europeo, de 19 de septiembre de 2019, sobre la Memoria Histórica de Europa. Aquella resolución condena a los totalitarismos comunista y nazi y «sus horribles crímenes»; recuerda los asesinatos en masa, genocidios, deportaciones y pérdida de libertad de aquellos regímenes; expresa su preocupación por el hecho de que se sigan usando sus símbolos en la esfera pública y señala que «en algunos estados miembros siguen existiendo en espacios públicos (parques, plazas, calles, etc.) monumentos y lugares que ensalzan al comunismo».

Esos comunistas a los que ofende la exposición no se sienten concernidos. La clarísima Resolución del Parlamento Europeo nunca se ha cumplido en España. Y ellos con sus hoces y martillos, cobijados tras la ley de «desmemoria histérica». Leo a un profesor universitario: «Hay que dinamitar el Valle de los Caídos». Muy pacífico, muy profesoral y muy democrático. Como con los Budas de Bâmiyân.

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