Canción del Pirata Bolaños
Con tres carteras por manga / tres poderes, vaya tela, / no manda na’, solo medra / un ministro parlanchín. / Gracita Bolaños lo llaman, / también Smithers (he oído), / un gran pelota, es sabido, / del sanchismo, paladín
Está Félix Bolaños estos días de vacaciones en Mojácar, provincia de Almería. Y ha subido a su cuenta de Instagram unas fotografías mirando al mar pensativo, pero dedicando los pies de foto a zumbarle al Partido Popular. Es decir, que donde la gente común escribe algo inspirador o una frase copiada del Vogue, el triministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes se acuerda de Miguel Tellado, su antagonista parlamentario. Deducimos, por tanto, que Bolaños, el ministro de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), no está desconectando completamente. Eso o que no quiere perder la forma para cuando llegue septiembre.
Porque lo que viene tras las vacaciones, al contrario que el párrafo anterior, no es ninguna broma. Después de dos años arreglando los problemas legales del separatismo, los dos años que restan los van a destinar a corregir los problemas legales del sanchismo (si es que no son ya la misma cosa).
Y para ello el plan pasa por la ley Bolaños, esa reforma judicial que da algunos pasitos en lo que se conoce como 'justicia popular', un viejo anhelo de la izquierda más radical. La norma, que ha provocado una huelga inédita de jueces y fiscales, pretende que no sea necesario aprobar una oposición para llegar a juez. Es decir, pretenden que un criterio objetivo, como es la libre concurrencia ante un examen, deje de ser decisivo. Y todo parte de la creencia (falsa y envidiosa) de que una persona que puede estar estudiando 3, 4 o 10 años viene necesariamente de una familia pudiente y, por tanto, de derechas. Error. Según la presidenta del Supremo, y según una encuesta del CGPJ, el porcentaje de jueces cuyos dos padres carecen de estudios superiores supera el 33 % (uno de cada tres). A mayores, siete de cada diez jueces vienen de familias sin vínculo anterior con profesiones jurídicas.
Por tanto, y con el deseo de que Bolaños desconecte de verdad y aparque esa y otras reformas que tienen de uñas a nuestros jueces, le dedico esta versión de la Canción del Pirata de Espronceda. Porque como dice el aforismo, «la vida hay que tomarla con amor y con humor. Amor para comprenderla y humor para soportarla».
Canción del Pirata Bolaños
tres poderes, vaya tela,
no manda na’, sólo medra
un ministro parlanchín.
Gracita Bolaños lo llaman,
también Smithers (he oído),
un gran pelota, es sabido,
del sanchismo, paladín.
La Justicia real tiembla,
los fiscales fruncen ceño,
por ese ridículo empeño,
de la reforma judicial.
Y ahí va el ministro pirata,
soliviantando a su tropa,
qué más da que diga Europa
de ese proyecto falaz.
Aguanta, Pumpido mío,
sin pudor.
Que no hay facha revenío,
ni vergüenza, ni venganza,
pues el plan golpista avanza
y no tendrás sucesor.
Buena prensa
hemos hecho,
por asalto
en TVE,
y han puesto
sus opiniones
tertulianos
a mis pies.
Qué es Moncloa, todo un chollo,
qué es mi plan, perseverar.
Mi ley, un truño tremendo,
¿y la Justicia? «Popular».