Hay que pagar por las autopistas
Claro que sí. Y por las embajadas catalanas en el extranjero. Y por los servicios de Jessica en Ineco. Y por el agujero que dejó el amigo de Sánchez en Correos
Empieza a extenderse el runrún de que vamos a tener que pagar por circular por autovías y autopistas. Y se habla de diversas modalidades de pago: por kilómetro, por tonelaje y hasta por consumo. Se empieza a dar por inevitable. E incluso he visto a economistas de cierto prestigio mostrándose favorables a la medida, como si fuera el signo de los tiempos, como cuando dejamos de ver cine gratis para pagar por Amazon o Netflix.
La tesis es la misma que ya enunció a mediados de 2021 Pere Navarro, director de la DGT: «No podemos cargar a los presupuestos del Estado la conservación y mantenimiento de autopistas y autovías. Y hacer que la pobre abuelita que cobra una pensión y no tiene ni coche esté pagando la conservación y el mantenimiento de las carreteras de alta velocidad. Va de suyo: el que usa paga».
Fenomenal. Pero si nos ponemos liberales, nos ponemos de verdad. Porque yo no uso el Falcon y lo pago. Tampoco frecuento las embajadas catalanas en el extranjero (que las hay desde Johannesburgo hasta Seúl) y las estoy pagando. Tampoco tengo trato con las sobrinas carnales de Ábalos y les hemos pagado el sueldo sin siquiera ir a trabajar. Qué decir también de las residencias oficiales de María Jesús Montero o Yolanda Díaz. Por tanto, que me devuelvan mi parte proporcional de ese dispendio y de tantos otros que podría enumerar, dado que no los utilizo.
Pero además, la teoría de «el que usa paga» es profundamente insolidaria. Porque la mayoría de los españoles no tenemos ELA, pero estaríamos encantados de poner dinero para que esos enfermos tengan la atención que les prometieron y que aún no les llega. Yo pondría dinero para el acompañamiento de mujeres embarazadas que estén solas y en dificultad. Yo pondría dinero para que levanten pisos de protección oficial en régimen de alquiler (no de compra, por supuesto, que luego me llenan los garajes de Audis y BMW de «protección oficial»). Por tanto, no me vengan con «el que usa paga», porque no funciona así.
Miren: yo no soy muy mayor, pero he conocido una España con el IVA al 16 %, rozando el pleno empleo y sin impuestos al plástico, donde el precio medio de una casa de 93 metros cuadrados era el equivalente a tres años y medio de sueldo. Hoy ese mismo piso cuesta siete años de nóminas. Además, el IVA está al 21 % y montar en AVE asusta al miedo, porque no sabes cuándo y cómo de deshidratado vas a llegar. Así que no me cuenten películas. No me da la gana apretarme el cinturón mientras los demás, los que tienen la llave del BOE y de la caja fuerte, no hacen ni el intento.