El robo de las basuras
Si mi casa estuviera vacía todo el año y no hubiera generado un gramo de basura, mi tasa sería exactamente la misma. ¿Qué tienen que ver ninguno de esos criterios con la basura que se genera en mi casa? Absolutamente nada. Pero se trata de hacerte pagar. El único objetivo es sacarte el higadillo
El pasado jueves mi admirado Gonzalo Figar publicaba su columna de El Debate bajo el título «Te roban y te dejas». Y hacía un repaso a las múltiples extracciones fiscales legales, pero no legítimas, que sufrimos. El listado era inverosímil. Pero por eso tenía tanta razón Gonzalo. Porque nos dejamos.
En ese listado infinito hemos tenido este año un agravante verdaderamente serio: el impuesto de las basuras. Confieso mi pecado. No he prestado la más mínima atención al robo hasta que no he recibido la carta de la Agencia Tributaria de Madrid informándome de la tasa por la «prestación del Servicio de Gestión de Residuos de Competencia Municipal» así, escrito con mayúsculas como si fuera un título nobiliario con Grandeza de España.
Esta tasa la tiene que cobrar el Ayuntamiento de Madrid, pero existe por imposición del Gobierno de la nación que pasó la Ley 7/2022, de 8 de abril, de «residuos y suelos contaminados para una economía circular», que exige la gestión de residuos a entidades locales con una población superior a 5.000 habitantes. Ya comprendo que soy bastante zote, pero me gustaría empezar, antes de pagar, porque alguien me explicara qué es una «economía circular». Tengo una cierta idea de qué es una economía en la que cuadra el balance, una que tiene déficit, una economía con crecimiento… ¿una economía circular? Debo de ser más viejo de lo que ya creo ser porque en mis tiempos universitarios la economía circular no se explicaba.
En mi domicilio del barrio de Chamberí vivimos tres personas. Pero, como pueden imaginarse, el impuesto lo pago yo solo. No voy a cometer la ordinariez de escribir aquí la cifra exacta de la tasa que ya pagué el pasado viernes. Pero para que se hagan una idea, y la averigüen si quieren, cada vez que el camión de la basura pasa por la puerta de mi casa (y lo hace todos los días del año menos Navidad y no sé si uno o dos más) pago 2,52 euros. Que se dice pronto. Para llegar a ese cálculo de lo que debo abonar el primer factor es el valor catastral de mi casa. Y después la cantidad de residuos generados por persona y por año, en el barrio en el que se ubique el inmueble. No los que genero yo, sino la media de mi barrio. Y finalmente el coeficiente de calidad en la separación de residuos que no depende del paganini sino de la media del barrio. Es decir, si mi casa estuviera vacía todo el año y no hubiera generado un gramo de basura, mi tasa sería exactamente la misma. ¿Qué tienen que ver ninguno de esos criterios con la basura que se genera en mi casa? Absolutamente nada. Pero se trata de hacerte pagar. El único objetivo es sacarte el higadillo.
Aquí no se trata de cobrar por la basura que generas. El Ayuntamiento de Madrid suprimió en 2015, durante la alcaldía de Ana Botella, la tasa de recogida de basuras. Y eso no ha producido ningún desequilibrio relevante en las cuentas del consistorio. Pero ahora el Gobierno Sánchez se ha inventado algo mucho más perverso: poner en marcha una ley que convierte a los ayuntamientos en recolectores del tributo y Más Madrid, el partido de la ministra de Sanidad, abre un buzón para que los madrileños reclamen la devolución del impuesto que hemos pagado. Creo que me voy a ahorrar el recurso.