Cartas al director
¿Quién le paga el móvil a Óscar Puente?
Los que se quejan de Franco y de las dictaduras, lo están haciendo mucho peor, y, además, con mala leche.
José Luis Rodríguez Zapatero fue presidente del Gobierno de España de 2004 a 2011. Y Pedro Sánchez Pérez-Castejón es presidente del Gobierno de España desde 2018 hasta la fecha. Ambos activos, el primero en la sombra, mantenido por su ahijado político, y el segundo, gobernando peor que quien fue su maestro en el arte de gobernar a lo sátrapa, que, según la RAE, esa forma de gobernar es propia de «persona que gobierna despótica y arbitrariamente, y que hace ostentación de su poder».
De los muchos dichos, sentencias y proverbios españoles, destaco el que dice: De casta le viene al galgo. Por ello, resalto que todas las malas cualidades, el mal carácter, y las malas habilidades y virtudes de Rodríguez Zapatero (ZP), en su forma y manera de gobernar, las ha heredado Pedro Sánchez, y este se las ha inculcado a sus 22 ministros.
Personajes políticos que abusan de sus atribuciones creyéndose superiores, ególatras, y prepotentes y, para más inri, gobernando para los suyos y despreciando al resto de españoles sin comprender y aceptar que, ellos, son funcionarios al servicio del pueblo y cuya obligación es servir al pueblo y no servirse de él, haciendo y consiguiendo que todas las administraciones que tienen encomendadas funcionen bien.
Para Rodríguez Zapatero y para Pedro Sánchez, cuyos gobiernos se engloban en la esfera del socialcomunismo, ayudados, también, por fracciones frankestonianas, todas las demás ideologías en el abanico de centro derecha, las tachan de derecha extrema y extrema derecha, imponiéndoles, a su vez, su clásico «cordón sanitario», es decir, impedir, por todos los medios, que gobiernen.
Algo, de por sí, inconstitucional, contranatural, antidemocrático, dictatorial, totalitario y racista. Y, mientras España arde por falta de prevención, Pedro Sánchez en un palacete cantando No me pises que llevo chanclas.