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en primera líneaAndrés Muñoz Machado

De cómo los pequeños se convirtieron en gigantes

Corea del Sur e Irlanda, dos países de escaso relieve hace cuarenta años, tienen hoy un peso importante en la economía mundial

Actualizada 01:30

Vivimos en un mundo revuelto pero que, de tiempo en tiempo, muestra ejemplos de cómo las dificultades pueden servir de acicate para conseguir la prosperidad.

Corea del Sur alcanzó su independencia al final de la Segunda Guerra Mundial (1945), quedando dividida, en 1953, en dos países, limitados por el paralelo 38, que es el de Madrid, mediante un Armisticio. El que quedó al norte sufrió y sufre las consecuencias de la falta de libertad, el que quedó al sur ha venido integrándose en el proceso de globalización, y suscribiendo los Tratados que regulan las relaciones internacionales.

Irlanda se independizó del Reino Unido en 1921 y no fue hasta 1998 cuando se alcanzó el final de una época de convulsiones con los denominados Acuerdos del Viernes Santo.

Hace poco más de 40 años, los dos eran países con un nivel de renta moderado y una escasa influencia en el comercio mundial. Hoy, Irlanda tiene la quinta renta per cápita del mundo (102.900 $US) y Corea del Sur (44.200 $US), supera a la del Japón (40.000 $US), a la media de la Unión Europea (44.100 $US) y a la de España (37.900 $US).

Los niveles de distribución de la riqueza en Corea del Sur (31,4) y en Irlanda (30,6) son similares, atendiendo al valor de su índice Gini, a la media de la Unión Europea (30,8) y más igualitarios que el de España (34,3). Recordemos que mientras más pequeño es el Gini, más igualitaria es la distribución de la renta.

Las líneas seguidas en su desarrollo por Irlanda pueden resumirse en lo siguiente:

- Aprovechar su ubicación geográfica. Irlanda es una isla situada cerca de los países centrales del continente europeo, es una excelente plataforma comercial y logística.

Ilustración: Corea Irlanda

Paula Andrade

- Es muy frecuente que las grandes compañías multinacionales elijan como lengua, para sus relaciones internas, el inglés, que se ha convertido en lengua vehicular del comercio y de la técnica. En Irlanda, el inglés es el idioma más corrientemente empleado por la población.

- No pocos irlandeses se habían visto obligados a emigrar a Estados Unidos, donde habían hecho fortunas considerables. Muchos de ellos apoyaron y apoyan la economía de su país. Las autoridades fueron capaces de crear un ambiente de negocios muy favorable para atraer la Inversión Directa Extranjera (IDE).

- Se esforzó en crear un magnífico sistema educativo. La enseñanza, en tres niveles, está predominantemente en manos del Ministerio de Educación. Las más de tres mil escuelas de primera enseñanza están, en su mayoría, patrocinadas por entidades de la Iglesia Católica, recibiendo ayudas. En el Informe PISA más reciente, los irlandeses han ocupado los primeros lugares en lectura, matemáticas y ciencias. Se afirma que están 30 puntos por encima de la media de la Unión Europea. Especial atención ha recibido la formación del profesorado y su retribución. El país pudo así ofrecer un factor trabajo adecuado a la industria extranjera, que se iba estableciendo en su suelo.

- El impuesto sobre sociedades (12,5 %) es el más bajo de la Unión Europea (34 %). Buen ejemplo de que, cuando la economía es floreciente, los tipos impositivos pueden ser bajos.

- Todo ello dentro de un marco de libertades y de prudente intervención estatal. Su Índice de Desarrollo Humano (IDH) ocupa el cuarto lugar a nivel mundial.

- Los críticos del modelo irlandés dicen que uno de sus retos es conseguir una inclusión mayor de las empresas autóctonas del país.

Corea del Sur es un país cercano a China, Rusia y Japón. Es un ejemplo de política industrial dirigida, de la que puede destacarse lo siguiente:

- El Gobierno diseñó su política mirando al comercio internacional, el más duro y competido. Eligió sectores y los impulsó a competir internacionalmente, ayudando, especialmente, a aquellos que lo consiguen o que presentan especial disponibilidad para ello.

- Fue transformando su industria paso a paso, yendo desde los sectores tradicionales a la electrónica, el acero, el automóvil, la construcción de barcos. Corea es hoy uno de los primeros productores y exportadores de bienes de alta tecnología, como los semiconductores.

- En lo que puede desarrolla su propia tecnología y, cuando le es necesario, contrata técnicos de otros países, de Europa por ejemplo, que aportan sus conocimientos y que realizan una transferencia tácita de tecnología. En ello participan también los técnicos que se van formando en los centros coreanos.

- Ha construido importantes infraestructuras, entre ellas las correspondientes a la Revolución Digital.

- Ha cuidado de modo muy especial el sector educación, convirtiéndose en uno de los países con más alto nivel educativo del mundo. En el periodo que va de 1970 a 2020, se pasa del 15 % de la población de más de 25 años con formación superior a alrededor del 75 %.

- La formación de grandes conglomerados, los «chaebols», en su mayoría empresas familiares. Sirva de ejemplo Samsung, de la familia Lee, que tiene, entre sus empresas, los mayores astilleros del mundo.

Es cierto que las empresas de Corea tuvieron protección de su gobierno y subvenciones pero, como ha señalado algún autor, su prosperidad no hubiera sido posible sin la creación de un ecosistema empresarial que atraía la inversión, del espíritu de superación en sus gentes, de su gran inversión en educación.

Corea del Sur e Irlanda, dos países de escaso relieve hace cuarenta años, tienen hoy un peso importante en la economía mundial. Su secreto parece que ha sido el apoyo al empresariado, la atracción a la inversión, la fiscalidad adecuada, la lengua, la estabilidad política, la orientación hacia el comercio internacional, el esfuerzo de sus gentes, un sistema educativo que tiene resultados que se encuentran entre los mejores del mundo.

  • Andrés Muñoz Machado es doctor ingeniero industrial
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