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28 de marzo de 2024

TribunaTino de la Torre

Mi portal existe

Tras el éxito de Teruel Existe, que es cierto que ha puesto la provincia en el mapa e incluso ha dado la idea a empresas de «¿por qué no Teruel?», ya son unos cuantos nuevos partidos de ese tipo los que piden sitio para hablar «de lo suyo»: Cáceres Viva, Por Huelva o incluso Iniciativa por la Gomera

Actualizada 02:48

La clase política anda revuelta con la inhabilitación del político que tuvo a bien patear a un policía en una manifestación. Ni siquiera una sentencia del Tribunal Supremo pareció dejar tranquilos los ánimos. Al final, el tema se ha resuelto, pero dejando protestas y querellas.
Los ciudadanos, también llamados contribuyentes, por su parte andan (andamos) agobiados por el recibo de la luz (y otros recibos). La factura dispara su precio por la energía en sí misma, pero también por peajes y acumulación de impuestos estatales que vienen a cubrir experimentos que salieron mal en el pasado y ahora lastran el recibo.
No deja de sorprender, por tanto, apreciar que aquí cada uno va a lo suyo, aunque unos necesiten del pago de impuestos de los otros para que se puedan dedicar a tener dudas sobre si al Tribunal Supremo se le debe obedecer o no.
Decía algunas fechas atrás Alejo Vidal Quadras, con la perspectiva del que ha llevado tantos años en política, algo tan obvio como ignorado: un político debe contar a sus votantes cómo se va a arreglar la economía, cómo se va a solucionar el problema con el independentismo. Y seguía, ya sentenciando, que al votante hay que proponerle cosas concretas. Y no le falta razón; cada vez más los mensajes que salen de congresos, mítines e incluso de actos de Gobierno son poco concretos (unidad, fuerza y cosas por el estilo), es decir que hablan de ellos mismos para ellos mismos y eso poco tiene que ver con el precio de la gasolina, o con la construcción de un hospital largamente esperado, soterramiento de vías de tren… que son las cosas que uno espera de un político «porque para eso se le paga».
Tiene uno la impresión de que tanto abrazo y tanto beso en los mítines es algo ya caduco y se espera un trato más profesional hacia el contribuyente: menos cantar abrazados y más abordar y hablar de ayudas a los estudios, circunvalaciones de carreteras, pensiones, etc..
Al final un político, si lo queremos ver así, no está tan lejano de un profesional al que uno contrata (en este caso por cuatro años) para mantener en orden un país, arreglar y planificar lo que sea necesario y, la verdad, no estoy demasiado interesado en si se ha peleado (ese político) con un vecino o está más cercano o más lejano en su pensamiento a no sé quién. Como ciudadano, el que escribe, mismamente, no se me ocurriría llamar a un fontanero porque se estropeó el inodoro y esa persona se pase el rato contándome si tuvo bronca en casa o el niño suspendió alguna.
Por tanto, que no haya tanta queja con respecto a desafecciones de los ciudadanos y que estén más atentos a lo que pide la gente (y paga por ello), porque las estructuras más sólidas (aparentemente) empiezan a tener grietas. Los ciudadanos empiezan a no sentirse representados y eso hace que la mirada se vaya a propuestas políticas «a las que se les entiende todo», a derecha e izquierda, que hablan de temas concretos (estemos o no de acuerdo en lo que dicen) y que llevan a una radicalización de posturas que tensa mucho al personal. Y más partidos que están emergiendo aguardan a tener su oportunidad.
O simplemente también puede pasar, como ocurre con parte de la gente joven y menos joven, que no les importa la política un carajo.
La otra opción que empiezan a tomar los ciudadanos es impulsar proyectos cada vez más cercanos, ya que lo nacional les suena demasiado lejano (irónico, ¿no?).
Tras el éxito de Teruel Existe, que es cierto que ha puesto la provincia en el mapa e incluso ha dado la idea a empresas de «¿por qué no Teruel?», ya son unos cuantos nuevos partidos de ese tipo los que piden sitio para hablar «de lo suyo»: Cáceres Viva, Por Huelva o incluso Iniciativa por la Gomera. Y como este movimiento siga y la clase política no se meta más en las cosas terrenas, no sería de extrañar que alguno ambicionara grandes cosas para su pueblo o para su barrio, o para su portal y organizara partidos y plataformas con intereses cada vez más inmediatos y cercanos.
Algún valle de cierta región española ya dejó caer que se podría independizar según fueran las cosas. Y también hay ciudadanos de provincias que no se sienten del todo bien tratados dentro de su comunidad autónoma. Y se lo están pensando.
  • Tino de la Torre es empresario y escritor
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