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02 de mayo de 2024

TribunaJosé F. Martín Cinto

La Monarquía

Sin perder en ningún momento las formas y con una educación exquisita, el Rey dio un tremendo varapalo a todos los enemigos de España, empleando siempre frases aparentemente sencillas, pero con una sutileza que denotaba firmeza y fuerza en todo lo que decía

Actualizada 09:00

Acabamos de celebrar un año más, la Nochebuena y la Navidad que representan la base fundamental del cristianismo, ya que en ellas, Dios, a quien nadie ha visto jamás, se revela al hombre, entrando en su historia a través del nacimiento en Belén, siendo su Madre la Virgen María. Podemos decir sin duda que la venida del Hijo de Dios, Jesús, fue causa de inmensa alegría, pues de ahí nació la salvación del hombre y su vuelta a Dios en el Cielo.
Hecho este pequeño preámbulo para ambientar estas fechas, quiero referirme al mensaje que año tras año, dirige el Rey a todos los españoles, justo antes de la media noche de Nochebuena.
El mensaje de este año se esperaba con cierto nerviosismo, pues estamos viviendo unos acontecimientos realmente muy graves para España, los españoles y la unidad de nuestra Patria, pues nuestro Rey, Felipe VI, sabe perfectamente que para mantener el Trono en estos momentos es necesario que el PSOE entre otra vez la cordura y se aparte de la tendencia actual, llevada a cabo por Pedro I el Mentiroso, de inclinarse peligrosamente hacia una república en nuestro país. Como muestra, basta un botón o dos; este Gobierno acaba de cargarse el delito de sedición y de paso el de malversación. Por otra parte, ni siquiera informó al Rey del imprevisible giro en el tema del Sáhara, que tanto tiempo nos llevó el defenderlo de la avaricia marroquí.
Con estos mimbres y muchos más detalles importantes queda demostrado que Pedro I el Mentiroso trata sistemáticamente de ningunear al Rey, queriendo además minimizar su presencia, incluso en actos institucionales. En este ambiente, Felipe VI se dirigió a los españoles la noche del 24 de diciembre de 2022. Su discurso, según mi criterio personal, fue muy bueno; habló de defender la Constitución, de la vigencia del espíritu del 78, de la unidad, de la convivencia de todos los españoles y del derecho de todos a decidir nuestro futuro, siendo ejemplar en definitiva, como se gestó la Transición del 78.
Para tranquilidad de todos, el Rey ha defendido sin fisuras nuestra Carta Magna, el llamado Régimen del 78 y sobre todo la unidad de España. En un discurso de Navidad que se preveía peligroso para Don Felipe, sin perder en ningún momento las formas y con una educación exquisita, dio un tremendo varapalo a todos los enemigos de España, empleando siempre frases aparentemente sencillas, pero con una sutileza que denotaba firmeza y fuerza en todo lo que decía.
Remontándome en el pasado, es necesario recordar que cuando de manera infame y por presión de Stalin se llevaron a cabo los vergonzosos acuerdos, primero en Postdam y después en Yalta, que aislaron a España, se la excluyó de la ONU y se retiraron –salvo honrosas excepciones como Argentina– todos los embajadores destacados en nuestro país, otra vez los españoles, de manera espontánea y sin que nos dieran dietas y bocadillos, salimos a la calle en adhesión a Franco y a garantizarle su regencia, de lo que prácticamente siempre ha sido España, un reino. Hubo pancartas que además de ser muy importantes delataban el gracejo del pueblo español en momentos tan dramáticos. Sólo voy a dejar escrito el texto de dos de ellas: «La familia García se caga en la ONU» y «Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos DOS».
Todos en estos momentos tenemos que apoyar la Monarquía Parlamentaria que tenemos y con ello al Rey Felipe VI, para que se sepa respaldado por un pueblo que siempre, de una manera u otra, vuelve a la Monarquía como principio fundamental de estabilidad, del sistema de gobierno.
Por otra parte, creo conveniente recordar que nuestro Rey, además de encarnar la jefatura del Estado Español, es el jefe máximo de nuestras Fuerzas Armadas, como ya pudimos comprobar en los sucesos del 23 de febrero de 1981, cuando en la madrugada del 24 de febrero, el Rey Juan Carlos I, con uniforme de capitán general de los ejércitos, se dirigió a los españoles afirmándose en contra de los golpistas y en defensa de la Constitución Española.
En estos difíciles momentos, creo que cobra una gran importancia la manifestación prevista el próximo 21 de enero contra la desintegración de España y el derribo de la Monarquía Constitucional, habiendo ya más de 100 asociaciones adheridas al Foro España Cívica.
Creo que es momento para no seguir dormidos con los graves acontecimientos que estamos viviendo y que, si volvemos a estar todos unidos otra vez, podremos dar, sin duda, el golpe de timón que necesita imperiosamente España para volver a estar donde siempre ha estado, en primera línea y como ejemplo para los demás países de nuestro entorno. Sólo hace falta seguir con los mismos y fundamentales sistemas y directrices que garanticen la convivencia.
  • José Fernando Martín Cinto es licenciado en Ciencias Físicas
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