El necesario rearme moral del PP
Es hora que el PP denuncie el maniqueísmo del PSOE, y su pretensión de ser más democrático que nadie. Franco hizo mucho más por traer la democracia a nuestro país que lo que hubieran hecho Largo Caballero o Negrín
Desde su tácito consentimiento a la ley de Memoria Histórica, y de su apéndice, la ley de Memoria Democrática, (vaya oxímoron), el Partido Popular es rehén moral de la izquierda, liderada por el PSOE. Tolerando esas leyes, el PP pretendió legitimar su «pureza democrática», desvinculándose de la dictadura franquista, por su carácter no democrático, sin tener en cuenta que el PSOE por su parte sigue reivindicando su vinculación con el PSOE totalitario de Largo Caballero, personaje al que rendimos forzado homenaje los madrileños al pasar delante de su horrenda estatua en la Castellana, y de cuyo arrogante desprecio por la democracia «burguesa», dan amplio testimonio nuestras hemerotecas.
Al renunciar a vincularse de ninguna forma con el franquismo, el PP lo condena; y al no denunciar el culto al pasado antidemocrático del PSOE, el PP se hace cómplice moral de ese partido, asumiendo tácitamente un estigma de «merma democrática», que lo coloca en inferioridad moral respecto al PSOE. Triste resultado de la miopía moral de los lideres del PP, incapaces de defender sus raíces ideológicas, que por su carácter cristiano y nacional, están naturalmente vinculadas con el franquismo.
Una vinculación que como demócratas deberían, no solo reconocer, sino proclamar, pues fueron los diputados franquistas los que, reconociendo que el nuevo Estado monárquico exigía un marco institucional de democracia liberal, aceptaron ceder el mando a los partidos políticos, sin coacción alguna, y con bastante oposición soterrada.
Cesión, «De la Ley a la Ley», que constituyó el núcleo del proceso de Transición política que transformó nuestra España. Que no defiendan la memoria de esos «Procuradores en Cortes», los actuales diputados nacionalistas y de izquierdas, se puede entender, aunque no excusar. Que no la defiendan los partidos de derechas, es totalmente inexcusable, y constituye una muestra de su falta de sensibilidad moral.
La inmensa mayoría de los que vivimos el franquismo, reconocemos que el régimen de Franco fue beneficioso para el país, y recordamos a Franco con admiración y respeto. Vivimos bajo una dictadura, sí, pero una dictadura paternalista, que permitió a España alcanzar un gran nivel de concordia y prosperidad. Por otra parte, la alternativa, de haber ganado los antecesores de nuestro, ahora democrático PSOE, hubiésemos padecido, sin duda alguna, las delicias de una brutal dictadura de corte castrista, que habría sumido a nuestro país en la oscuridad durante décadas.
Es hora que el PP denuncie el maniqueísmo del PSOE, y su pretensión de ser más democrático que nadie. Franco hizo mucho más por traer la democracia a nuestro país que lo que hubieran hecho Largo Caballero o Negrín; y no hay porque avergonzarse de su dictadura, que trajo paz y prosperidad a los ciudadanos. Defendiendo los importantísimos logros del franquismo, y luchando para terminar con las totalitarias leyes de Zapatero, el PP podrá recuperar su base moral, y dejar de ir pidiendo perdón por las esquinas por poco democrático.
En la historia de nuestra democracia, Felipe González dio un ejemplo de cómo rearmar moralmente un partido, haciendo que el PSOE renunciara al marxismo. La dirección del PP debería tomar nota, y aprovechar su próximo congreso para afianzar su defensa de la Transición como un proceso de democratización ejemplar liderado por la derecha; y también postulando una moción para derogar esas leyes de Memoria Histórica y Democrática que constituyen un grosero baldón en el historial parlamentario de nuestra democracia.
Mientras tanto, el PSOE haría bien ratificando su cambio de actitud hacia la «Democracia Burguesa», sustituyendo la estatua de Largo Caballero por una de Julián Besteiro, valiente pero olvidado prócer socialista, que siempre defendió el socialismo desde la democracia. Un merecido homenaje, que podría ser sufragado por una colecta pública, a la que me uniría con gusto.
Ultano Kindelan Everett es ingeniero