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29 de marzo de 2024

Archiduque Imre Habsburgo-Lorena

Archiduque Imre Habsburgo-LorenaCEU

Archiduque Imre de Habsburgo-Lorena

«No podemos hablar de raíces cristianas de Europa si no estamos enraizados en Cristo»

El presidente de European Fraternity reivindica el legado de su bisabuelo, el beato Carlos I de Austria, como modelo de paz para Europa

El Archiduque Imre de Habsburgo-Lorena es bisnieto del último Emperador y Rey de Austria-Hungría, el beato Carlos I, y de su esposa, la Sierva de Dios Zita de Borbón-Parma. El también presidente de European Fraternity participó en el 24ª Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la Fundación CEU. En el centésimo aniversario de la muerte de su bisabuelo, celebra con orgullo su legado como modelo para una Europa inmersa en una crisis de identidad.
Este año se cumplen 100 años del fallecimiento de su bisabuelo, el beato Carlos I de Austria, a quien la Iglesia ha dado el sobrenombre de «Emperador de la Paz».
¿Qué lecciones puede enseñar su legado a una Europa que vuelve a vivir una guerra?
–Fue el último Rey y Emperador de Austria Hungría; solo reinó dos años –de 1916 a 1918–, en plena I Guerra Mundial. Era una guerra que él nunca quiso, y realizó todo tipo de negociaciones secretas para alcanzar la paz; habló con sus aliados, pero también con Francia y Gran Bretaña sus adversarios. Desafortunadamente, no tuvo éxito en estas negociaciones. Murió con 34 años en el exilio, en la isla de Madeira, con gran sufrimiento y en la pobreza total, pero era absolutamente consciente de que estaba ofreciendo su vida por la unidad de sus pueblos y la paz en Europa. Hoy, la guerra entre Rusia y Ucrania es muy compleja, no hay blanco y negro, pero sí mucho sufrimiento. Lo que el beato Carlos puede enseñar a las personas con responsabilidad es que tengan siempre el objetivo en el fondo de su mente de alcanzar la paz, pensando en la siguiente generación.
¿El beato Carlos de Austria marca el camino para otros políticos o servidores públicos?
–Mi bisabuelo entendía su rol como monarca como un servicio, y creo que esta es una lección para los políticos de hoy: no solo servir al que te eligió, sino a todo el país. También tenía una visión a largo plazo, mientras que hoy a menudo tenemos una visión demasiado cortoplacista. Suelo decir que los políticos piensan en las próximas elecciones, pero los hombres de estado, en la próxima generación. La buena noticia es que un político también puede ser un hombre de estado: para ello necesita practicar las virtudes, como decían Aristóteles o Santo Tomás de Aquino. Virtudes como la magnanimidad, la humildad, prudencia o la templanza.
Decía ud. en una conferencia reciente que Europa experimenta «una profunda crisis de identidad», ¿en qué consiste esta crisis?
–Muchos intelectuales han identificado esta crisis; Jürgen Habermas, por ejemplo, hablaba de una «crisis civilizacional». ¿Por qué? Mi tío abuelo, Otto de Habsburgo-Lorena, que estuvo más de 20 años en el Parlamento Europeo, decía que Europa ha ido apartando o rechazando sus propios valores y su herencia. Y que, si no sabemos de dónde venimos, ¿cómo sabremos a dónde vamos? Asistimos hoy en una situación donde Europa ha ido apartando o rechazando sus propios valores y su herencia. Creo que hay que diferenciar entre Europa y la Unión Europea (UE), una realidad institucional que–hay que decirlo– desde la Declaración de Schuman de 1950 ha logrado cosas maravillosas en términos de paz y colaboración entre países. No obstante, el propio Robert Schuman decía que no podemos limitarnos a esta colaboración económica. Hoy necesitamos re-descubrir el alma de Europa.

Cristo encarna la esperanza misma para toda la Humanidad

Entonces, ¿cuál es el alma de Europa?
–Probablemente hay varias definiciones, pero a mí me gusta la de Edgar Morin: él dice que Europa la definen tres ciudades. Primero Atenas, que representa la búsqueda de la verdad, la filosofía y el arte; segundo Roma, símbolo de gobernanza, legalidad, y justicia y el estado de derecho, y por último Jerusalén, que introduce la comprensión trascendental y monoteísta de Dios. El cristianismo es el factor mediador y la síntesis de todas estas raíces que conforman la civilización que une estas tres facetas y que constituye la identidad europea.
Archiduque Imre habsburgo-Lorena

Archiduque Imre Habsburgo-LorenaCEU

Siendo así, ¿qué papel deben jugar los cristianos en este re-descubrimiento?
–La misión más importante de los católicos es estar profundamente enraizados en Cristo. No podemos hablar de raíces cristianas de Europa si no estamos enraizados nosotros. También hemos de mantenernos esperanzados, porque Cristo encarna la esperanza misma para toda la Humanidad. Y estudiar nuestra historia: es importante estar orientados al futuro, pero eso solo será posible si tenemos claro de dónde venimos.

Ahora tenemos que ayudarnos mutuamente a llegar al cielo

Hablando de política, ¿hoy se aplica bien en la UE el principio de subsidiariedad, tan presente en la doctrina social de la Iglesia?
–Sí, el principio de subsidiariedad fue conceptualizado por el papa León XIII, y se puede aplicar a la economía, al gobierno o incluso a la familia. A nivel europeo, está presente en el Tratado de Lisboa, pero la cuestión es ¿cómo se aplica? En la UE se suelen considerar solo dos niveles -la propia Unión y los estados miembros-, pero el principio de subsidiariedad considera también niveles inferiores: región, ciudad, pueblo… hasta la familia. La idea es que lo que pueda hacer un nivel inferior no lo haga el superior: idealmente, en la cúspide del poder quedarían solo unas pocas competencias. El segundo aspecto -que se desprende de esto- es que en la UE las decisiones suelen tomarse de arriba abajo, mientras que el principio de subsidiariedad se articula de abajo arriba. Creo que parte de la explicación del surgimiento de varios movimientos nacionalistas en Europa está en la mala aplicación de este principio.
Volviendo al testimonio del beato Carlos de Austria, llama la atención que el día que San Juan Pablo II escogió como festividad para recordar a su bisabuelo -el 21 de octubre- es el día de su boda, con la Sierva de Dios Zita de Borbón-Parma. ¿Nos pueden ayudar a re-descubrir la belleza del matrimonio?
–Desde luego, otro aspecto importante de la vida de mis bisabuelos es el mensaje sobre cómo vivir un matrimonio cristiano fructífero. Poco antes de su boda, el beato Carlos le dijo a Zita: «Ahora tenemos que ayudarnos mutuamente a llegar al cielo». Esto demuestra que entendieron que el matrimonio es un camino hacia un fin mayor, que es la unión con Dios, llegar al Cielo. El matrimonio, además, es la primera célula de la sociedad; es la base de la familia y es dónde se crían y educan los futuros ciudadanos. Merece la pena luchar por la institución de la familia y el matrimonio.
El Archiduque Imre con su mujer Kathleen Walker

El Archiduque Imre, con su mujer, Kathleen WalkerCEU

¡Qué importante es descansar y ganar otro tipo de fuerza, más esencial, que viene de Dios!

Sus bisabuelos tuvieron una vida turbulenta, entre la guerra y las dificultades, ¿cómo vivían su fe dentro del matrimonio en estas circunstancias?
–En sus momentos buenos y en sus momentos difíciles, el beato Carlos y la Sierva de Dios Zita tuvieron consistencia en su fe. Siempre se mantuvieron fieles a la oración: los dos oraban mucho, intentaban ir a misa cada día, rezaban el rosario y eran devotos del Sagrado Corazón de Jesús. También rezaban en familia, y creo que son cosas que todos podemos aprender, porque no han cambiado 100 años después.
En lo personal, ¿de qué manera influye su legado en su propia relación con Jesucristo?
–Como mis bisabuelos, mi mujer, Kathleen, y yo intentamos rezar cada día en familia, tener un rato de oración diario con nuestros hijos. Si no construimos una relación con Cristo, todo lo demás se vuelve fútil, y yo tengo la gracia de una mujer maravillosa con la que puedo compartir mi fe. Es maravilloso poder compartir con ella nuestro objetivo de desarrollar una relación personal con Dios. Buena parte del proceso es dedicar tiempo a la oración. En un mundo donde nos pasan muchas cosas, ¡qué importante es descansar y ganar otro tipo de fuerza, más esencial, que viene de Dios! Esta fuerza también nos lleva a tener más impacto en la sociedad.
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