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01 de mayo de 2024

Misa en la Capilla de San José, de la Universidad Católica de Lille

Misa en la Capilla de San José, de la Universidad Católica de LillePrudence Cuypers

La misa a la luz de las velas que reúne a mil jóvenes cada semana en Francia

Desde 2016 cada vez más gente asiste a esta misa, celebrada en la Capilla de San José de la Universidad Católica de Lille

En Francia se está llevando a cabo una gran lucha espiritual. Mientras que el Gobierno incluye el derecho al aborto en su Constitución, el número de bautizados aumenta, alcanzando la cifra récord en un año natural. La descristianización de occidente está siendo combatida con una silenciosa renovación cristiana. En ese proceso ha contribuido «el pequeño milagro de Lille».
En la Universidad Católica de la ciudad del norte de Francia casi mil estudiantes se reúnen cada semana, los martes a las diez de la noche, para tener una misa con velas en la Capilla de San José. Este proyecto ha ido aumentando progresivamente en aforo, incluyendo a nuevos catecúmenos.
Fueron seis estudiantes los que, en 2016 y en una pequeña capilla bajo la universidad, iniciaron esta idea. Llegando rápidamente a los 300 asistentes, se trasladaron a un lugar más grande. En 2019 pasaron a la restaurada la Capilla de San José, que llegó a servir como sala de estudio, la cifra aumentó hasta los 600. En Cuaresma, la seguridad tuvo que impedir el paso a cientos de personas porque superaban el aforo permitido de 900.

«No temen ser juzgados»

La estudiante de la universidad y jefa de comunicación de la capellanía, Joséphine Auberger, ha comentado que, aparte de los diferentes movimientos que actúan en la Iglesia, cree que «lo que más probablemente atraerá a los jóvenes es la sencillez de la belleza». Además, ha revelado que un amig o que solo asiste a misa tradicional en latín ha encontrado allí su sitio «precisamente por su búsqueda de la belleza».
Otro estudiante, que ejerce el cargo de vicepresidente de la capellanía, Louis Tranié, agradece «el efecto JMJ de Lisboa», resaltando la importancia que ha tenido el boca a boca «en este triunfo inesperado», así como la oscuridad. La falta de luz acerca a «jóvenes alejados que no temen ser juzgados por sus vecinos».
Quienes organizan esta celebración no pretenden erigirse con ninguna identidad en concreto, sino que tratan de hacer resaltar la belleza de la liturgia. Para ello, los sacerdotes ponen especial cuidado en las predicaciones y en la música que acompaña la misa, cantada por un coro polifónico, el cual han elogiado quienes participan por su profundidad.
El capellán de la universidad, el padre Charles Marie Rigail ha apuntado la centralidad de la Palabra de Dios «que forma parte de una larga historia y tradición, ofreciendo un ancla sólida para todos», especialmente para aquellos que sienten un mundo de constante cambio y lleno de inseguridades.

Llamada a la implicación

Para él, la manera de «tocar el corazón» de los demás es «tratar de ofrecer algo lo más bueno y justo posible», acabando con los prejuicios que sufre la Iglesia. Igualmente, piensa que la luz ayuda a tener una experiencia «muy personal», imprescindible para vivir internamente una misa debidamente.
El acompañamiento personalizado es algo fundamental para poder crecer en la fe. Más aún para quienes tratan de introducirse en ella. Por ello, el capellán trata de hablar con los participantes tras la celebración. Esto le ha llevado a conocer que asisten todo tipo de personas, «desde católicos practicantes hasta ateos», quienes, impresionados, tratan de profundizar en el catolicismo.
El padre Rigail asegura que su intención no es que la gente se convierta, sino redescubrir la liturgia. «No entenderíamos si estos jóvenes, al llegar a sus parroquias locales, se desanimaran por celebraciones menos atractivas. Al contrario, nuestro objetivo es aumentar su aprecio por la liturgia y animarlos a implicarse más en sus parroquias para realzar la belleza de las celebraciones», ha concluido.
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