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León XIV en una audiencia en el VaticanoAFP

El Papa llama en su primer mensaje de Paz a «fomentar el despertar de las conciencias y del pensamiento crítico»

León XIV denuncia el aumento del gasto militar mundial y la «espiral destructiva» sin precedentes que supone el creciente «delegar» a las inteligencias artificiales decisiones sobre la vida y la muerte

el Santo Padre ha emitido su primer Mensaje para la LIX Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2026, bajo el título La paz esté con todos vosotros: hacia una paz desarmada y desarmante.

Un texto que no solo se encuentra imbuido de la espiritualidad de la Pascua, sino que se presenta como un llamamiento urgente a desmantelar la lógica de la fuerza en la política y en el corazón humano.

El mensaje papal inicia con la fuerza del saludo cristiano: «¡La paz esté contigo!». El Pontífice subraya que esta paz es la del Cristo resucitado, una paz que no es meramente un deseo, sino una Palabra que «realiza un cambio definitivo en quien la recibe». León la describe como una paz «desarmada y desarmante, humilde y perseverante», proveniente de un Dios que nos ama incondicionalmente, tal como bien dijo en su primer saludo al mundo como sucesor de Pedro.

Cuando la paz es un ideal lejano

El documento establece un contraste fundamental entre la luz y la oscuridad, señalando que ver la luz y creer en ella es esencial para no «hundirse en la oscuridad». Critica la tendencia moderna a considerar «realistas» aquellas «narraciones carentes de esperanza, ciegas ante la belleza de los demás» y empapadas de miedo.

El Papa subraya que la paz, al contrario de esta visión, tiene el suave poder de «iluminar y ensanchar la inteligencia, resiste a la violencia y la vence». El Pontífice advierte que estas narrativas pesimistas olvidan la gracia de Dios que trabaja siempre en los corazones humanos, aunque estén heridos por el pecado.

Citando a san Agustín, recuerda a los fieles la necesidad de cultivar una «amistad indisoluble con la paz». El Obispo de Hipona ya había identificado un gran paradoja: que es «más difícil alabar la paz que poseerla». Si la paz se trata como un ideal lejano, advierte el Papa, dejamos de considerar escandaloso «que se le niegue, e incluso que se haga la guerra para alcanzarla».

La paz del mundo y la paz de Cristo

El núcleo del mensaje reside en la distinción entre la paz del mundo y la paz de Cristo, ilustrada con dos ejemplos. Poco antes de su arresto, Jesús advirtió a sus discípulos: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo». Más tarde, en el huerto de los olivos, la acción que desconcertó a los discípulos fue precisamente la respuesta del Maestro, quien ordenó a Pedro quien quería defenderlo: «Envaina tu espada».

La paz que emana del Resucitado es, por tanto, «desarmada, porque desarmada fue su lucha» en medio de las circunstancias históricas. Este es el testimonio profético al que están llamados los cristianos, «recordando las tragedias de las que tantas veces se han hecho cómplices».

El Pontífice ha abordado la lógica de la escalada militar, ofreciendo datos alarmantes: durante el año 2024, el gasto militar mundial aumentó un 9,4% respecto al año anterior, alcanzando los 2.718 billones de dólares, el 2,5% del PIB mundial. El Papa critica que la disuasión nuclear y la fuerza disuasiva del poder «encarnan la irracionalidad de una relación entre pueblos basada no en el derecho, la justicia y la confianza, sino en el miedo y en el dominio de la fuerza».

Esta lógica de oposición, que va «mucho más allá del principio de legítima defensa», está llevando a una desestabilización planetaria cada vez más impredecible. Preocupación adicional genera la transformación de las políticas educativas, donde en lugar de fomentar una «cultura de la memoria» de las víctimas del siglo XX, se promueve una «noción meramente armada de defensa y de seguridad».

Afirmó que es «es necesario denunciar las enormes concentraciones de intereses económicos y financieros privados que van empujando a los estados en esta dirección» pero que «esto no basta, si al mismo tiempo no se fomenta el despertar de las conciencias y del pensamiento crítico».

La bondad que desarma

El Papa introduce el concepto de «paz desarmante», afirmando que «la bondad es desarmante». Dios, al hacerse niño en Belén, se manifestó como un «Dios sin defensas», un misterio que nos permite descubrirnos amados solo «cuidándolo».

Inspirándose en san Juan XXIII y su encíclica Pacem in terris, León XIV reitera la necesidad de un «desarme integral», que no se limita a las armas físicas, sino que exige la «renovación del corazón y de la inteligencia» para eliminar la «psicosis bélica». La verdadera paz, insiste el mensaje, debe apoyarse «únicamente en la confianza recíproca».

En el ámbito político, si bien la paz nace de la humildad, se debe «reforzar las instituciones supranacionales» y usar la vía «desarmante de la diplomacia, de la mediación, del derecho internacional». Es necesario denunciar la «espiral destructiva» sin precedentes que supone el creciente «delegar» a las inteligencias artificiales decisiones sobre la vida y la muerte, lo que resulta en la desresponsabilización de los líderes.

Para contrarrestar la desesperanza sembrada para dominar, el Papa llama a «fomentar el despertar de las conciencias y del pensamiento crítico», siguiendo el ejemplo de san Francisco de Asís, quien «se liberó de todo deseo de dominio sobre los demás, se hizo uno de los últimos y buscó vivir en armonía con todos».