En la noche del sábado al domingo, a las dos serán las tres

En la noche del sábado al domingo, a las dos serán las tresPaula Andrade

¿Afecta a la salud el cambio de hora? Un estudio dice que no

Los médicos afirman que adelantar una hora los relojes provoca un problema pasajero

La madrugada de este sábado al domingo, 26 de marzo, a las 02:00 horas serán las 03:00 horas y tras adelantar una hora los relojes, dará comienzo el horario de verano, que se extenderá hasta el último fin de semana de octubre, cuando el reloj volverá al horario de invierno.
Los expertos en sueño alertan de que dormir una hora más y tener más tiempo de luz natural puede afectar al descanso y causar ciertos desajustes a determinados colectivos, especialmente a personas de edad avanzada, menores de edad, quienes ya sufren trastornos como el síndrome de piernas inquietas o el insomnio, o profesionales que trabajan a turnos, según ha destacado la Generalitat.
En la mayoría de los casos, como aclara el jefe del Servicio de Neurofisiología y de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario de la Ribera, Javier Puertas, se trata de un problema pasajero parangonable al que puede sufrir cualquier persona que atraviesa rápidamente varios husos horarios. Los síntomas, de hecho, son los mismos que en el 'jet lag': dificultad para conciliar el sueño por la noche, somnolencia por el día, cansancio, irritabilidad o falta de concentración.
Para intentar aliviar y corregir cuanto antes estas molestias, Manuel de Entrambasaguas, especialista del Servicio de Neurofisiología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, recomienda hacer una transición marcada desde el final del día hasta el momento de irnos a dormir.
«Hay que poner un límite al tiempo de trabajo, las tareas e incluso al ocio, para que el cerebro se relaje y pueda aparecer el sueño. Es recomendable acostarse solo cuando tengamos sueño y sobre todo mantener una hora regular de levantarnos, y exponernos a la luz del día para activarnos», ha detallado Entrambasaguas.

Alteraciones hormonales

Por su parte la doctora Sonia Pérez, de la Unidad de Pediatría del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, ha advertido de que el cambio de hora de este sábado puede afectar a bebés y niños: «Los cambios de estación causan una alteración en los niveles de determinadas hormonas. En concreto, hay una disminución de la betaendorfina, que es la que produce bienestar en el organismo. La carencia de esta hormona provoca irritabilidad, nerviosismo, tristeza, cansancio y apatía».
Respecto al descanso adecuado, la doctora ha asegurado que los niños deberían dormir entre 9 y 10 horas hasta los 18 años. De hecho, ha añadido, «está demostrado que los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés, se reducen muchísimo después de un buen descanso y, al contrario, cuando se duerme menos de lo que se debe, estos aumentan». Esta hormona está relacionada además con el sobrepeso, ya que la escasez de descanso aumenta el nivel de apetito incrementando la necesidad de glucosa.

Los efectos del cambio de hora

Los investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela, Jorge Mira Pérez, y de la Universidad de Sevilla, José María Martín Olalla, han estudiado los trabajos científicos que cuestionan la viabilidad del cambio de horario estacional que atribuyen efectos nocivos para la salud humana y aseguran que podrían estar generando una alarma innecesaria.
Los expertos analizaron los 13 artículos más citados en este campo, utilizados en informes de evaluación de la Comisión Europea para cuestionar la viabilidad de la práctica del cambio de tiempo, y concluyó que sus resultados se basan en muestras analíticas insuficientes. Los profesores destacan que varios de esos resultados alarmantes se deben a que están basados en análisis estadísticos con un número reducido de casos, lo que aumenta el margen de error en el resultado final.
En concreto, el artículo titulado 'Sesgo de tamaño de muestra en la evaluación empírica de los riesgos agudos asociados con las transiciones de horario de verano', publicado en la revista Chronobiology International, aborda la metodología utilizada en ocho artículos que miden la influencia del cambio horario en los infartos de miocardio e isquemia; y otros cinco trabajos que lo hacen a partir de datos de accidentes de tráfico e ingresos traumatológicos en urgencias.
Los investigadores españoles analizan la relación entre el riesgo estimado y el número total de casos investigados y limitan la incidencia de riesgos asociados al cambio de hora de primavera al 5 %, mientras que para el cambio de otoño no detectan incrementos asociados.
«Los trabajos que más llaman la atención son los que reportan mayores riesgos; notamos que también son los que se circunscriben a una región más específica o a un período de años más corto; cuando se descuenta el tamaño del estudio se descuentan todos los resultados son compatibles con un aumento del riesgo del 5 %, que suele clasificarse como leve», explican. Además, destacan que el estudio de los riesgos asociados al cambio de hora es solo una parte del proceso de evaluación, que también debe incluir un estudio de los riesgos vinculados a la no práctica de dicho cambio de hora.
«Hay países que llevan más de 100 años practicando el cambio de hora estacional sin sobresaltos, ahora las técnicas estadísticas y la rigurosidad de los registros permiten afinar los cálculos e identificar impactos sociales y de salud, que antes pasaban desapercibidos porque son pequeños frente a los múltiples factores que inciden en el problema», señala Jorge Mira. «Observamos que practicar el cambio de hora ayudaba a no adelantar los horarios en invierno, algo que demandan los profesionales médicos y especialistas en fisiología porque en sí mismo implica una mejora en temas sociales y de salud», aclara Martín Olalla.

La diferencia de España

Hace solo unas semanas, los mismos investigadores cuestionaron un manifiesto de la Sociedad de Investigación del Sueño que pedía eliminar el horario de verano en los Estados Unidos y mantener el horario de invierno. «En nuestra latitud seguiremos teniendo amaneceres tempranos en verano y tarde en invierno; el cambio de hora es una forma de conectar el inicio de la jornada laboral con el amanecer», dice Mira. Por su parte, Martín Olalla destaca que «el cambio de hora es un poco como cambiar de armario: inconvenientes que traen las estaciones a nuestra latitud; para muchos no sería agradable llevar sandalias en invierno o botas en verano». Este trabajo acaba de ser objeto de una revisión como parte de una perspectiva publicada en el número de la revista Journal of the American Medical Association.
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