Esta práctica habitual puede traer consigo múltiples problemas a largo plazo
Hábitos posturales
Cuatro consecuencias de cruzar las piernas
Para aquellos que pasan mucho tiempo al día sentados es habitual ir cambiando de postura. Muchos tienden a reproducir una que todos sabemos que no es saludable pero, sin embargo, está tan extendida e interiorizada que es complicado de eliminar: cruzar las piernas.
Por eso, enumeramos cuatro consecuencias de mantener en el tiempo este hábito postural que se debería de suprimir cuanto antes si queremos evitar tener estos problemas en el futuro.
Afecta a la circulación de las piernas
Al colocar el peso de una pierna sobre la otra, se hace presión sobre las venas, que son estructuras suaves y frágiles, lo que hace que no fluya correctamente la sangre y se adormilen estas extremidades.
Aumenta la presión arterial
Esto incrementa el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares. Según un estudio de la revista Journal of Clinical Nursing, la presión arterial aumenta cuando se cruzan las piernas al nivel de la rodilla, pero no si lo hacemos en el tobillo.
Causa trastornos del nervio peroneo
Situado detrás de la rodilla, al cruzar las piernas este nervio se comprime y sus células dejan de funcionar por falta de riego sanguíneo. Es recomendable que, en caso de cruzar las piernas, se vayan alternando para no sobrecargar solo una.
Promueve una mala postura
Al cruzar las piernas, es complicado mantener la espalda recta y alineada con la cadera, lo que causa redondeamiento de los hombros, postura que consiste en caminar con ellos hacia adelante. Además, puede originar que la pelvis se gire o se incline, lo que derivará en dolores en la parte baja de la espalda. Si se mantiene este hábito postural en el tiempo puede incluso llegar a desalinear la columna vertebral.
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