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01 de mayo de 2024

Se trata de una enfermedad muy infecciosa

La polio es una enfermedad muy infecciosaOMS

Todo sobre la polio, que parecía erradicada: principales síntomas y causas

En 2020 la Organización Mundial de la Salud certificó la región de África como libre de poliovirus salvaje después de cuatro años sin detectar casos

Inmersos aún en la crisis del coronavirus, la viruela del mono y la hepatitis infantil de origen desconocido surge una nueva preocupación: el surgimiento de nuevos casos de poliomielitis en Nueva York (Estados Unidos) en julio y su reciente aparición en aguas residuales de Londres (Reino Unido).
Según los expertos sanitarios estadounidenses, el primer caso de polio en 2022 se detectó en una persona no vacunada en el condado neoyorquino de Rockland. Días después –el 12 de agosto– sanitarios de Nueva York anunciaron restos de poliovirus en las aguas residuales de la ciudad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la poliomielitis es una enfermedad muy contagiosa causada por un virus que invade el sistema nervioso y puede causar parálisis en cuestión de horas. Al igual que el coronavirus, se transmite de persona a persona, principalmente por vía fecal-oral o, con menos frecuencia, a través de un vehículo común, como el agua o los alimentos contaminados, y se multiplica en el intestino.
Se trata de un virus muy contagioso donde los principales afectados son los niños menores de cinco años. Al igual que el coronavirus, se puede propagar de una persona positiva sin síntomas a otra sana. Además, la polio se puede propagar cuando las partículas de una persona infectada entran en la boza de alguien al toser o estornudar.

Principales síntomas de la polio

Los síntomas iniciales son parecidos a los de una gripe común y la persona afectada puede presentar fiebre, cansancio, cefalea, vómitos, rigidez del cuello y dolores en los miembros. Además, una de cada 200 infecciones produce una parálisis irreversible (generalmente de las piernas), y un 5 % a 10 % de estos casos fallecen por parálisis de los músculos respiratorios, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC)
Antes de que las vacunas contra esta enfermedad estuvieran disponibles a principios de la década de 1950, más de 15.000 personas sufrían parálisis cada año. No obstante, se trata de un síntoma muy poco común, ya que más del 70 % de los infectados son asintomáticos.
Un subgrupo más pequeño de personas –menos de una de cada 100– puede desarrollar síntomas que afectan al cerebro y a la médula espinal, que se puede traducir en una sensación de hormigueo en las piernas, a menudo descrita como pinchazos de alfileres y agujas. Otros, aproximadamente una de cada 25 personas, pueden padecer meningitis.

¿Se llegó a erradicar en España?

Desde los primeros datos de la enfermedad en España y según el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), la enfermedad afectó más de 20.000 personas. El mayor pico de incidencia lo alcanzó en 1959 con una incidencia acumulada de 70,04 casos por 100.000 habitantes. Si se compara con la incidencia del coronavirus parece que no afectó a mucha población, pero lo cierto es que los avances científicos y sanitarios no estaban tan desarrollados como los actuales.
No obstante, a medida que fue evolucionando la investigación, y con ello la vacunación, se consiguió desplomar la incidencia en 1988 hasta los 0,10 casos por 100.000 habitantes.
La primera vacunación contra la polio la realizó el primer director del Instituto de Salud Carlos III, Rafael Nájera, que vacunó a una niña con la vacuna Sabin, que se administraba vía oral. Esto ayudó a que en 1988 desapareciese la polio en España.
A pesar de esto, la poliomielitis no está erradicada en todo el mundo, países como Pakistán y Afganistán la polio sigue siendo endémica.

¿Cómo protegerse y evitar la polio?

Existen dos tipos de vacunas contra la poliomielitis. La oral se emplea en los países donde la transmisión aún no está erradicada. Está compuesta por gotas orales de virus atenuado. Con este tipo de vacuna la persona no desarrolla la enfermedad ni contagiar a otras personas en caso de poseerla. La segunda existente es la intramuscular, que se emplea en los países donde ya está erradicada. Su finalidad es evitar la propagación entre la población. Para su funcionamiento se inocula el virus inactivo.
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