Imágenes de Doñana desde el aire donde se puede apreciar la fuerte sequía
Medioambiente
Doñana, camino de convertirse en un «charco»
La sequía y la sobreexplotación de acuíferos seca la laguna de Santa Olalla
La sequía y la sobreexplotación de acuíferos está devastando el Parque Nacional de Doñana. Este sábado, el CSIC ha alertado de que Santa Olalla, la laguna permanente más grande del espacio protegido y la última que ha mantenido agua en agosto, «ha terminado por secarse» quedando reducida «a un pequeño charco en el centro, donde ya no acuden las aves acuáticas».
Se trata de la tercera vez que ocurre desde que la Estación Biológica de Doñana, perteneciente al CSIC, comenzó a registrar datos hace cinco décadas, según ha revelado la propia institución en un comunicado. Solo unas pocas lagunas se mantienen con agua todo el verano y suponen un refugio a las primeras aves limícolas que migran al sur tras criar en el norte de Europa. Además, en este entorno existe un importante número de especies de flora y fauna acuáticas.
Sin embargo, «las cosas han cambiado», explica el director de la Estación, Eloy Revilla. «A Doñana ya no le quedan lagunas permanentes mientras que la superficie de arrozal plantado este año es una tercera parte de la normal debido a la falta de agua».
Desde el CSIC explican que la sequía que está sufriendo Europa, «especialmente intensa» en la Península Ibérica, «está haciendo estragos en el espacio natural», pero avisan de que «lo más preocupante es que esto viene de lejos».
«Hace ya años que no llueve de manera normal. Doñana lleva diez años consecutivos con niveles de precipitación inferiores a la media», comenta Revilla. Las zonas húmedas y las especies que dependen de ellas, como las aves acuáticas, se ven «especialmente afectadas» y se ven «obligadas a desplazarse en busca de las áreas que mantienen agua disponible en los momentos más duros del estiaje».
La laguna de Santa Olalla es la única que se mantenía con agua permanente de un rosario de grandes lagunas –las lagunas peridunares– que se forman a sotavento del «impresionante» cordón de dunas que separa la marisma del océano Atlántico. Su origen está en las descargas de agua del acuífero de Doñana en esta zona, el cual genera una «explosión de vida».
Estos y otros valores naturales, según abundan desde el CSIC, han hecho que Doñana tenga la consideración de Parque Nacional y Reserva de la Biosfera. Sin embargo, «la continua explotación del acuífero por parte de la agricultura intensiva y de las extracciones para consumo humano, también en los años tan secos como este, hace que no solo las lagunas temporales hayan desaparecido de Doñana, sino que también las permanentes estén amenazadas».
Matalascañas, principal responsable
Desde el CSIC agregan que las lagunas peridunares se sabe que están afectadas principalmente por las captaciones de agua de la población de Matalascañas, que en verano aumenta su consumo de agua exponencialmente con la llegada de decenas de miles de turistas y que hace que la población pase de unos pocos miles de habitantes a unas 100.000 personas.
El efecto del consumo de agua por los turistas es tan intenso, según el CSIC, que los piezómetros –los sondeos que miden la profundidad a la que se encuentra el nivel de agua del acuífero–, detectan las diferencias entre los días de diario y los fines de semana, cuando el consumo es «mucho mayor», e incluso identifican la diferencia entre el día y la noche, cuando la gente duerme y gasta menos agua.
«Esta es la tercera vez que la laguna de Santa Olalla se seca completamente desde que tenemos registros. Ocurrió también en 1983 y en 1995, en ambos casos coincidiendo también con períodos de sequía intensa», ha explicado Eloy Revilla.
El director de la Estación Biológica de Doñana ha añadido que «sabemos, por las veces que ha ocurrido con anterioridad, que no solo es la sequía la causa de que las lagunas permanentes de Doñana hayan desaparecido», ya que «la sobreexplotación del acuífero de Doñana es también responsable». Desde el CSIC puntualizan que «un acuífero está sobreexplotado cuando de él se extrae más agua de la que recarga cuando llueve, algo que lleva muchos años ocurriendo en Doñana».