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29 de marzo de 2024

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Los grupos de profesionales médicos de EE.UU. están alineados en apoyo de la «atención de afirmación de género»Freepik

Controversia entre la comunidad médica por el aumento de la transexualidad en menores

Proveedores y autoridades europeas piden precaución ante los tratamientos debido a la falta de pruebas sólidas

Abigaíl Martínez es una madre americana cuyo hijo, Yaeli,ccomenzó un tratamiento hormonal a los 16 años y tres años más tarde, a los 19, se suicidó. Este escalofriante caso pone de manifiesto lo delicado del tema y los efectos adversos que provoca un cambio de sexo a edades tempranas.
La historia de Yaeli fue protagonista el pasado octubre en la Academia Estadounidense de Pediatría (APP, por sus siglas en inglés), donde varias docenas de personas se reunieron para debatir cuándo y cómo los niños y adolescentes con disforia de género deben recibir tratamiento médico o quirúrgico, y cuyas conclusiones se publican ahora en la revista British Medical Journal (BMJ).
Chloe Cole, de 18 años, que también contó su experiencia en el encuentro, se sometió a una mastectomía doble (extirpación de los pechos) a los 15: «Muchos de nosotros éramos adolescentes cuando decidimos, siguiendo las instrucciones de expertos médicos, realizar tratamientos hormonales y cirugías irreversibles. Esto no es un consentimiento informado, sino una decisión forzada bajo coacción extrema».
Los grupos de profesionales médicos de EE.UU. están alineados en apoyo de la «atención de afirmación de género» para la disforia, que puede incluir análogos de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRHa) para suprimir la pubertad; estrógeno o testosterona para promover las características sexuales secundarias; y extirpación quirúrgica o aumento de senos, genitales u otras características físicas. Al mismo tiempo, sin embargo, varios países europeos han emitido guías para limitar la intervención médica en menores, priorizando la atención psicológica.
En el país norteamericano, la sociedad se encuentra polarizada. Por un lado, algunos políticos, expertos e influencers acusan a los proveedores de promover la «ideología de género» y el «abuso infantil», y presionan para que elaboren leyes que prohíban la transición médica para los menores. Por otro lado, los sectores más alineados a la izquierda argumentan que negar el acceso a la atención es una «violación transfóbica de los derechos humanos».

18.000 menores en cuatro años

Un análisis realizado por Komodo Health estima en casi 18.000 los menores estadounidenses que comenzaron a tomar bloqueadores de pubertad u hormonas entre los años 2017 y 2021. Asimismo, alrededor del dos por ciento de los adolescentes de secundaria se identifican como transgénero, los cuales, según la compañía, tienen más posibilidades de sufrir condiciones neurodiversas y de salud mental concurrentes, como depresión, ansiedad, trastornos por déficit de atención y autismo.
Según aumenta el número de jóvenes que reciben tratamientos de transición, también lo hacen aquellos que se arrepienten de haberlo hecho, llamados «detransicionistas» o «retransicionistas» por BMJ. Los estudios demuestran que entre un 20 y un 30 % de los pacientes interrumpen su tratamiento hormonal, mientras que desde las asociaciones transgénero afirman que estos casos son anecdóticos.
Estos casos evidencian, por tanto, que es necesario replantear las intervenciones quirúrgicas y hormonales en menores para las personas con disforia de género en todo el mundo. Mientras tanto, en España Irene Montero y su ministerio han aprobado una ley que va en la dirección contraria, facilitando aún más estas prácticas en menores de edad.

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