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14 de mayo de 2024

Un efectivo de la UME combate el incendio de Tenerife

Un efectivo de la UME combate el incendio de TenerifeUnidad Militar de Emergencias/EFE

¿Qué son los incendios de sexta generación como el de Tenerife?

Inexistentes hace solo unos años, se caracterizan por crear su propia meteorología

El devastador incendio de Tenerife continúa devorando masa forestal sin piedad. Aunque el presidente canario, Fernando Clavijo, se vio este lunes en condiciones de manifestar que «lo peor» ya había pasado, al cierre de este artículo el fuego seguía fuera de capacidad de extinción y con más de 13.000 hectáreas (recordemos que cada una equivale aproximadamente al tamaño de un campo de fútbol) arrasadas a su paso.
Originado el pasado martes de manera provocada, según revelaron este fin de semana las autoridades, el de la isla canaria es un incendio que presenta condiciones de «sexta generación», tal y como ha señalado el director técnico de los trabajos de extinción, Pedro Martínez. Pero, ¿qué significa esto exactamente?
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Kindelán

Si desde mediados del siglo XX la idiosincrasia de los incendios ha ido evolucionando en función del entorno al que afectaban, de su virulencia y de la dificultad para erradicarlos, los de sexta generación (los más recientes e inexistentes hace solo unos lustros) son los más catastróficos y violentos de todos ellos.
Se caracterizan, según la Oficina de Meteorología del Gobierno de Australia (país que ya ha sufrido algunos), por «crear su propia meteorología, generando nubes pirocumulonimbo y tormentas».
Estas nubes son capaces de generar tormentas eléctricas y se forman cuando el humo del incendio llega a tanta altitud que termina enfriándose y condensando su humedad hasta formar un «pirocúmulo» (cúmulo formando por incendio). Al liberarse calor como consecuencia del proceso de condensación, la nube asciende aún más, llegando incluso a la baja estratosfera. A esa altitud, la colisión de partículas de hielo en las partes altas de las nubes genera cargas eléctricas que liberan rayos. Además de producir lluvias torrenciales, la emisión de rayos puede, como es lógico, generar nuevos focos.
Los incendios de sexta generación suelen arrasar varios cientos de hectáreas por hora y son prácticamente imposibles de combatir, por lo que, como ha ocurrido con el de Tenerife, deben establecerse prioridades (en este caso, evitar la pérdida de vidas humanas) y esperar a que la meteorología dé un giro favorable que ayude progresivamente a vencerlo.
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