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01 de mayo de 2024

Abecedario filosóficoGregorio Luri

De Copertenencia a Cosmovisión

La zaragozana Neelam me escribió poco antes de que se la llevara el cáncer: «Gregorio, cuando miras las cosas cara a cara y las ves tal como son, ¿no es para asustarse?»

Actualizada 04:30

Copertenencia
El hombre no vive, sino que con-vive (Gonzalo Fernández de la Mora, El hombre en desazón). Por eso cuando Ortega dice que yo soy yo y mi circunstancia, a lo que apunta es a la «y». Allí, exactamente, soy lo que ahora mismo soy.
Cortesía
La cortesía es la virtud que se niega a tener en cuenta la pobreza intelectual del otro.
Cosas, las
La zaragozana Neelam me escribió poco antes de que se la llevara el cáncer: «Gregorio, cuando miras las cosas cara a cara y las ves tal como son, ¿no es para asustarse?»
Cosas humanas. El hombre que salvó al mundo.
El 26 de septiembre de 1983, Stanislav Petrov, teniente coronel de las Fuerzas de Defensa Aérea Soviéticas, estaba de servicio en Serpukhov-15, un búnker secreto en las afueras de Moscú. Su trabajo consistía en supervisar el sistema de alerta de ataques nucleares y transmitir cualquier alerta a sus superiores. Era poco más de medianoche cuando empezaron a sonar las alarmas. Uno de los satélites del sistema había detectado que cinco misiles balísticos lanzados por los Estados Unidos se dirigían hacia la URSS. Los mapas electrónicos destellaron; se dispararon las alarmas; en una pantalla roja apareció la palabra fatal: «LANZAMIENTO».
Tres semanas antes, los rusos habían derribado un avión de pasajeros surcoreano que había entrado en su espacio aéreo.
¿Y qué hizo Petrov? Pensó que la alarma podía ser falsa e intuyó que, en aquella ocasión, lo era. Si Estados Unidos hubiera lanzado realmente un ataque nuclear, no se hubiera contentado con cinco misiles. Además los radares terrestres no parecían detectar nada. Y, para decirlo todo, Petrov tampoco tenía una fe ciega en la precisión de la tecnología soviética.
Pero su obligación es dar parte. Así que comunicó a sus superiores que había una falsa alarma. Y cruzó los dedos esperando tener razón.
Hoy Petrov vive en un pueblo cerca de Moscú y cuando le preguntan sobre su conducta responde: “Ese era mi trabajo. Pero tuvieron suerte de que fuera yo quien hiciera el turno esa noche". Alguna vez ha añadido que nunca estuvo completamente convencido de que la alarma fuera errónea.
Cosas humanas, según Miguel d’Ors
«… Andrés se hizo fascista por profundos/ motivos de peinado,/ Yvonne marxista porque las milongas/ de los Quilapayún, Pedro bakuninista / por Margarita, Plácido católico / por afición al órgano (en el mejor sentido),/ Giambattista se hizo socialista / dicen que por la rima, Doña Pura/ testigo de Jehová por una minipimer, /Juan y Pedro mormones por razones / de estricta sastrería…»
Cosas humanas, según Platón
Platón Leyes: «Las cosas humanas, aunque no merecen gran consideración, no hay más remedio que tomarlas en serio, lo cual no es precisamente para dar saltos de alegría. Hay que tratar seriamente lo serio, pero no lo que no lo es. La divinidad merece, por naturaleza, la mayor seriedad, pero el hombre no es más que un juguete creado por la divinidad. Y esto es precisamente lo mejor que hay en él. Hay que aceptar, en consecuencia, este destino. Todo hombre y toda mujer deben pasar su vida jugando a los juegos más hermosos que puedan jugar. Hay que vivir jugando determinados juegos, es decir, sacrificando, cantando y danzando de manera que nos sea posible, de una parte, conseguir el favor de los dioses, y de otra, defendernos contra los enemigos y vencerles en combate».
En resumen: «La manera de ser del hombre es propia de quien, no siendo por regla general más que un títere, participan algunas veces en pequeño grado de la verdad».
Cosas humanas, Maquiavelo
Discursos sobre la primera década de Tito Livio: «En todas las cosas humanas sucede, si bien se mira, que no se puede quitar un inconveniente sin que inmediatamente surja otro […]. Si se piensa bien cómo suceden las cosas humanas, se verá que muchas veces surgen accidentes contra los que el cielo no quiere que estemos prevenidos»
Coraje
Del Anecdotario de Alfredo R. Antigüedad: "Durante la guerra europea, el mariscal Hindemburg fue advertido de que una compañía de soldados alemanes no mostraba gran valor ni decisión. El mariscal decidió visitar la compañía y penetró en la trinchera donde los citados soldados se encontraban. Los arengó en nombre de Alemania, y le dijo que pocos momentos después habían de abandonar la trinchera para cruzar en medio de un ataque personal la línea de fuego.
- Yo –les dijo– saldré el primero, y os gritaré: ¡Adelante!
Todos estaban preparados. En el instante preciso, Hindemburg saltó fuera de la trinchera, gritando poderosamente:
- ¡Adelante!
Avanza el mariscal, pero un ruido le hace volver la cara. Ni uno solo de los soldados le ha seguido. Pero todos ellos, admirados del gesto, han dejado los fusiles en el fondo de la trinchera y, entusiasmados por el valor del mariscal, en torno del cual silba una lluvia de balas, gritan frenéticamente:
- ¡Bravo! ¡Bravo!...
Cosmopolitismo
Le leí a García Máiquez que, para muchos británicos –la mayoría, de hecho–, el brexit era la garantía de que no acabarán siendo ciudadanos del mundo.
Cosmovisión
John Gray, Perros de paja: “La cosmovisión laica hoy predominante es un pastiche de ortodoxia científica actual y esperanzas devota.
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