Fundado en 1910
Cristian Almodóvar, bailaor flamenco

Cristian Almodóvar, bailaor flamencoMiguel Pérez

La música y la danza se unen para dar esperanza a la salud mental de quienes viven en medio de la guerra

AISS, que se fundó en 1999, es una asociación no lucrativa que pone a su disposición pisos tutelados para personas con enfermedades mentales

Bailar cura el alma, compartir momentos con personas especiales, sentirte escuchado y amado, también. En un mundo de guerras como el de ahora, la salud mental de los más pequeños corre peligro, ya que han visto derrumbar hospitales, han perdido acceso a la salud, a la alimentación, y, en el peor de los casos, al abrazo de sus padres. Este sentimiento tarda en desaparecer. Sin embargo, con apoyo y cariño, se consigue. Esto es lo que hace la Asociación de Iniciativas Sociales (AISS) que, en medio del caos, ayuda a ver la vida diferente, con un color especial.

AISS, que se fundó en 1999, es una asociación no lucrativa que pone a su disposición pisos tutelados para personas con enfermedades mentales. Junto a esta prestación, también ofrecen en la asociación un servicio de ayuda a domicilio. Según Ana Villota, fundadora y presidenta de la Asociación, nació hace 30 años para lograr «la plena integración» de estas personas y demostrar la sociedad que pueden llevar una vida plenamente integrada, siempre y cuando se les dé el apoyo necesario. Porque, hablar de salud mental, en definitiva, es hablar «de nuestro bienestar».

Aunque se trata de un tema que está a la orden del día, hablar de salud mental sigue siendo complicado. Villota, que también es trabajadora social y forense, reflexiona sobre este tema con profunda preocupación y compromiso. Cuando tenemos alguna dolencia acudimos a especialistas, pero parece que todavía las personas se avergüenzan si sufren algún problema de salud mental, sin entender que es «la base de nuestra vida para integrarnos laboralmente, para formalizar una relación de pareja, en todas las áreas de la vida necesitamos un bienestar emocional».

Villota apunta que la guerra afecta profundamente a «quienes se ven obligados a abandonar sus hogares». En este sentido, señala que vivir el drama que sufren muchísimos menores le toca el corazón, ya que, gracias a su trabajo, sabe que «proteger a la infancia es fundamental», porque se habla de nuestro futuro. «Muchos niños pierden a sus padres, abuelos, y todos sus recursos de referencia», lamenta. Y es que es imposible entender el impacto de esto sin ponerse en su lugar.

Los traumas generados por la guerra no se limitan a quienes los experimentan directamente. La presidenta de la Asociación subraya que existen diversos estudios científicos que han demostrado que estos traumas «pueden trasladarse a generaciones futuras», incluso generando modificaciones en el ADN. Así, comenta que los efectos más visibles incluyen «estrés postraumático, ansiedad, depresión y miedo constante». Por eso, el apoyo debe ser integral; es decir, con «psiquiatras, psicoterapia, ayuda farmacológica y recursos sociales gestionados por trabajadores sociales en equipos multiprofesionales».

Un trabajo desde el corazón

Gracias a su trabajo, estudio y compromiso con la sociedad, Villota, a lo largo de los años, ha ido desarrollando programas de acogida para ofrecer hogares seguros y normalizar la vida de las personas con algún tipo de enfermedad mental. «El objetivo es que vivan como cualquier persona normal, integrados en comunidades de vecinos, trabajando, recibiendo tratamiento médico y apoyo psicológico. Todo esto desde un enfoque multiprofesional», confiesa.

El punto de inflexión de su labor surgió por la escasez de recursos para ayudar y ofrecer una alternativa a estas personas, ya que principalmente «vivían en hospitales psiquiátricos». En ese momento, Villota comprendió que necesitaban viviendas que les ayudaran a llevar una vida normalizada. Desde entonces, han evolucionado mucho, y gracias a AISS hay hogares tutelados donde pueden compartir con los demás y vivir en armonía. «Hoy, aunque persiste el estigma, cada vez más personas reconocen su enfermedad mental y buscan ayuda», anota.

Finalmente, Villota quiere hacer un llamamiento a la solidaridad y a la acción. Para ella, «no estamos hablando solo de guerra, estamos hablando de niños pequeños», ya que la infancia es «nuestro futuro», y estos pequeños vienen con un daño que «entre todos podemos ayudar a prevenir». Por último, pide abrir los brazos, normalizar sus experiencias y ofrecer la ayuda que necesitan. «La salud mental, como la paz, es una responsabilidad de todos», concluye.

Para demostrar la fragilidad del ser humano, y pedir por la paz en el mundo, Cristian Almodóvar, bailaor flamenco, interpretó una obra propia de La vida es bella, una película que nos recuerda lo realmente importante. Con sus manos simuló el vuelo de una paloma blanca, un animal que recuerda a la paz.

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