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Mujer con covid persistenteGTRES

Un estudio revela que el covid persistente deja una huella inmunitaria distinta que podría guiar futuros tratamientos

Los resultados apuntan a la necesidad de explorar nuevos enfoques vacunales, incluyendo proteínas virales distintas a Spike o plataformas alternativas

Un equipo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) ha analizado en detalle la respuesta inmunitaria de pacientes con covid persistente frente a la infección por coronavirus y a la vacunación. Los resultados revelan un patrón característico: generan menos anticuerpos frente a la proteína Spike completa del virus, pero mantienen mejor la respuesta contra la región RBD, clave para la entrada del virus en las células. Este hallazgo podría facilitar la estratificación de pacientes y abrir el camino al diseño de tratamientos personalizados y nuevas estrategias vacunales.

Desde el inicio de la pandemia, se han registrado más de 700 millones de casos de coronavirus en todo el mundo (OMS, 2023). Un número significativo de personas desarrolla secuelas que pueden durar meses o años, afectando al sistema inmunitario, nervioso o vascular, entre otros. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran la pérdida del olfato o gusto, afonía, niebla mental, fatiga, dolor de cabeza, trastornos del sueño, dolor articular o el síndrome postural ortostático con taquicardia.

Las estimaciones actuales indican que al menos un 6 % de los adultos y entre 1 y 4 % de los niños desarrollan covid persistente (Long Covid), un término acuñado por los propios pacientes. Se considera síndrome post-covid cuando los síntomas persisten más de tres meses tras la infección.

El estudio, que incluyó a 30 personas sin secuelas y 104 pacientes con covid persistente (gracias a la colaboración de la asociación Amacop), identificó varios factores de riesgo asociados a la aparición del síndrome. Entre ellos, destaca que haber sufrido la infección antes de la vacunación aumenta el riesgo en un 72 % (RR = 1,72), lo que confirma el efecto protector de las vacunas. También se observó mayor riesgo en quienes presentaron fiebre o neumonía durante la infección inicial.

La investigación se centró en el análisis detallado de las subclases de inmunoglobulinas (IgG1, IgG2, IgG3, IgG4) producidas frente a la proteína Spike completa y frente a su región RBD (dominio de unión al receptor). Los resultados muestran que los pacientes con covid persistente desarrollan una respuesta reducida frente a la Spike completa, pero preservan mejor la respuesta anti-RBD.

Este perfil más focalizado podría estar relacionado con fenómenos como la formación de microtrombos, señalados en otros estudios. Además, los pacientes vacunados con tres dosis mostraron un aumento de anticuerpos IgG contra la nucleocápside (N) tras una reinfección, mientras que la producción de anticuerpos anti-Spike no aumentó, y se observó una mayor proporción de IgG4 anti-RBD.

Hacia tratamientos y vacunas personalizados

Estos hallazgos abren la puerta a estrategias de medicina personalizada. Los niveles de anticuerpos anti-N, así como las subclases de IgG anti-Spike y anti-RBD, podrían emplearse para estratificar pacientes y orientar tratamientos:

• Aquellos con niveles elevados de IgG anti-N podrían beneficiarse de terapias antivirales para eliminar posibles reservorios virales.

• Los pacientes con baja respuesta anti-Spike podrían responder mejor a tratamientos con inmunoglobulinas.

Además, los resultados apuntan a la necesidad de explorar nuevos enfoques vacunales, incluyendo proteínas virales distintas a Spike o plataformas alternativas.

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