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Las médulas, León

Las médulas, LeónEuropa Press

Las reservas naturales más impresionantes (y poco conocidas) de España

El medio ambiente es un gran protagonista en nuestro país, siendo muchos de sus parajes más ricos ignorados por muchos turistas y ciudadanos

España es un país con multitud de paisajes. A pesar de que muchos turistas vienen para disfrutar exclusivamente de las playas, existen un sinfín de espacios naturales de los que disfrutar. Algunos de los lugares protegidos más relevantes son, por ejemplo, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca), el Parque Nacional de Doñana (Huelva, Sevilla y Cádiz), el Parque Nacional del Teide (Tenerife), el Parque Nacional de los Picos de Europa (Asturias, León y Cantabria) o el Parque Nacional de Sierra Nevada (Granada y Almería).

Sin embargo, los parajes naturales españoles van mucho más allá, por lo que algunos son desconocidos incluso para los habitantes del propio país. En ellos se puede observar la flora y la fauna típicas de la zona, así como los elementos geológicos y la hidrografía, siendo una experiencia de conexión con el medio ambiente.

Las Médulas, León

Las Médulas se ubican en la comarca leonesa de El Bierzo, y conforman un sobrecogedor paisaje fruto de las antiguas explotaciones auríferas llevadas a cabo por los romanos. Considerada la mayor mina de oro a cielo abierto del Imperio Romano, la impresionante obra de ingeniería realizada para extraer el mineral transformó profundamente el entorno natural, dando lugar a un paisaje singular de tierras rojizas salpicadas de castaños y robles.

Los enormes movimientos de tierra generaron llanuras artificiales que hoy actúan como caminos naturales hacia otras zonas de interés, como el Lago Carucedo. Este lago se originó por la obstrucción de un valle con los residuos de la minería y actualmente está protegido como humedal. El extraordinario valor histórico y paisajístico de Las Médulas le ha valido varios reconocimientos: fue declarado Bien de Interés Cultural en 1996, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, Monumento Natural en 2002 y, en 2010, recibió la distinción de Espacio Cultural.

Caldera de Taburiente, La Palma

El Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, situado en la isla canaria de La Palma, se distingue por su imponente formación geológica en forma de circo, con unos 8 kilómetros de diámetro y un relieve abrupto que alcanza desniveles de hasta 2.000 metros. Este espectacular paisaje ha sido esculpido a lo largo del tiempo por sucesivas erupciones volcánicas, enormes deslizamientos de tierra y la intensa acción erosiva del agua.

El interior de la Caldera está atravesado por una compleja red de arroyos y torrentes de notable fuerza erosiva, que ha contribuido significativamente a moldear su singular morfología. Este entorno ha dado lugar a un ecosistema de gran riqueza biológica, en el que se desarrolla una notable diversidad de especies vegetales y animales, muchas de ellas endémicas de Canarias.

Sierra y Cañones de Guara, Huesca

Con más de 80.000 hectáreas, es uno de los destinos más destacados de Europa para la práctica del barranquismo, atrayendo cada año a miles de aficionados a los deportes de aventura, senderistas y amantes de la naturaleza. Este espacio natural, que se extiende por numerosos municipios de la provincia de Huesca, ofrece una red de senderos que permite descubrir su impresionante patrimonio natural.

El paisaje se caracteriza por profundas gargantas de caliza, ríos encajados, formaciones rocosas singulares como los mallos de Vadiello o el Salto de Roldán, y una rica biodiversidad, especialmente de aves rapaces. Además, el Parque Cultural del Río Vero, superpuesto al parque natural, añade un valioso componente cultural con sus cuevas y abrigos con arte rupestre, reconocidos como Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Arribes del Duero, Zamora y Salamanca

En el oeste de Zamora y Salamanca, donde el río Duero se encajona formando cañones profundos que marcan la frontera con Portugal, se extiende la comarca de Arribes del Duero, un espacio natural de gran valor geológico, paisajístico y cultural. Los ríos Duero, Tormes, Uces y otros han modelado abruptas gargantas en un paisaje granítico que alberga joyas naturales como el Pozo de los Humos. Este entorno acoge localidades con gran patrimonio histórico como Fermoselle o San Felices de los Gallegos, y una biodiversidad vegetal notable gracias a su microclima, que permite cultivos mediterráneos poco comunes en la zona, como el olivo, la vid o el almendro.

Los cortados de los cañones conforman un hábitat único para una rica fauna, especialmente aves rapaces como el buitre leonado, águila real o cigüeña negra, además de numerosas especies de peces, reptiles, anfibios y mamíferos. Geomorfológicamente, el parque se asienta sobre una penillanura paleozoica profundamente erosionada por los ríos, con un fuerte contraste entre la altitud uniforme de la llanura y los desniveles de hasta 200 metros de los cañones. Este conjunto de valores naturales, ecológicos y culturales justifica su protección como uno de los espacios más singulares de la Península.

Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, Lérida

El Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, situado en la parte occidental de los Pirineos catalanes, en Lérida, representa uno de los paisajes alpinos más espectaculares de España. Creado en 1955, alberga más de 200 lagos de origen glaciar (estanys), meandros de alta montaña (aigüestortes) y formaciones rocosas como Els Encantats. Sus altitudes oscilan entre los 1.300 y los 3.000 metros, coronadas por el pico Comaloforno. Este entorno alberga una gran diversidad de ecosistemas: bosques de pino negro, abetos, hayas, turberas y prados alpinos que sirven de refugio a especies emblemáticas como el urogallo, el sarrio o la marmota.

El parque no solo destaca por su riqueza natural, sino también por su patrimonio cultural. En el vecino Valle de Boí se conservan iglesias románicas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Declarado Zona Especial de Protección para las Aves y parte de la lista RAMSAR de humedales de importancia internacional, el parque combina naturaleza, historia y conservación.

Somiedo, Asturias

El Parque Natural de Somiedo, con una extensión de 30.000 hectáreas, se sitúa en el suroccidente asturiano, en plena Cordillera Cantábrica. Su abrupto relieve, que va desde los 400 metros hasta los casi 2.200 del pico El Cornón, junto con su compleja geología –compuesta por calizas, pizarras, cuarcitas y areniscas–, da lugar a una gran diversidad de ecosistemas. Somiedo es punto de transición entre la España Atlántica y la Mediterránea, lo que favorece la coexistencia de hayedos, robledales y castañedos junto a encinares más propios de climas secos.

El parque está surcado por cinco grandes valles (Saliencia, El Valle, Somiedo, Pigüeña, entre otros), donde los ríos han moldeado paisajes espectaculares de bosques, praderas, lagos de origen glaciar y pueblos tradicionales. Este entorno es hábitat de una rica fauna típica de la Cordillera Cantábrica, con especies tan emblemáticas como el oso pardo, el lobo, el rebeco, el gato montés, y aves como el águila real, el buitre leonado o el treparriscos.

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