La vicepresidenta de la Comisión, Teresa Ribera
Polémica iniciativa
El plan climático de la UE permite que reducciones de CO2 en terceros países cuenten como propias
Teresa Ribera afirma que Bruselas mantiene una postura «pragmática» y «humilde» en la incorporación de mecanismos de flexibilidad para alcanzar la meta de reducir en un 90 % las emisiones
La vicepresidenta de la Comisión Europea para la Transición Limpia, Teresa Ribera, afirmó este miércoles que Bruselas mantiene una postura «pragmática» y «humilde» en la incorporación de mecanismos de flexibilidad para alcanzar la meta de reducir en un 90 % las emisiones de dióxido de carbono para 2040, una etapa intermedia hacia el objetivo de neutralidad climática fijado para 2050. Ribera describió estas flexibilidades como una «red de seguridad» frente al creciente cuestionamiento de la agenda medioambiental comunitaria.
Durante la presentación del nuevo proyecto legislativo que formaliza este compromiso, la dirigente española explicó que «en este contexto concreto, lo que han pedido algunos es dar una cierta cantidad de flexibilidad para garantizar una red de seguridad, pero el compromiso continúa». En ese sentido, defendió la introducción de los denominados créditos internacionales de carbono, a pesar de que estos han sido objeto de críticas por parte de asesores climáticos y organizaciones ecologistas, que consideran que debilitan la ambición climática del bloque.
Estos créditos permitirían contabilizar como propios los recortes de emisiones logrados mediante iniciativas en terceros países, generalmente en vías de desarrollo, a cambio de una compensación económica por tonelada de CO₂ evitada. Aunque cuestionados por su posible impacto en la integridad ambiental de los objetivos, Ribera argumentó que el contexto global ha cambiado desde que se planteó la meta del 90 %, haciendo necesario un enfoque más flexible. «Todavía teníamos una enorme mayoría apoyando el multilateralismo, incluido uno de los países más grandes. Ya no es el caso», declaró. «Pero queremos seguir haciendo lo que queremos porque pensamos que estamos apostando en nuestra gente y en nuestro futuro».
Junto a Ribera intervino también el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, quien calificó la inclusión de las flexibilidades como una medida «deliberada y sabia». Si bien admitió que esta herramienta podría suscitar ciertas dudas, insistió en la necesidad de que se aplique bajo criterios estrictos de verificación, certificación y adicionalidad. En sus palabras, «realmente mejora el sistema» siempre que no se traduzca en una disminución del esfuerzo real en la reducción de emisiones.
Hoekstra destacó que el valor de los créditos internacionales no reside únicamente en sus beneficios para la UE, sino también en su potencial para favorecer a los países del Sur Global, con los que, aseguró, ya están manteniendo contactos. «Muchos amigos del Sur Global ven un valor en los créditos de carbono», señaló el comisario, al tiempo que puntualizó que «no importa dónde se recorten realmente» las emisiones, siempre que se logre el resultado global de reducción.
Ambos responsables subrayaron que esta hoja de ruta hacia 2040 proporciona certidumbre a la industria europea para canalizar inversiones hacia tecnologías limpias. Según Ribera, se trata de fomentar un entorno propicio para la innovación industrial y la competitividad económica del continente. «Queremos ser pragmáticos, humildes, y al mismo tiempo firmes en la convicción de que esta es la mejor forma de apostar en nuestra industria y nuestra gente y no mirar a 2025 desde 2030 y decir que no creamos las condiciones para impulsar esta revolución tecnológica que ya está teniendo lugar», concluyó.