Orcas cerca de un yate
Preocupación por el aumento de incidentes entre orcas y embarcaciones en la Península Ibérica
Esta tendencia comenzó hace cinco años, cuando los primeros navegantes reportaron comportamientos «inusuales» en la zona del Estrecho de Gibraltar y la costa atlántica
Desde 2020, las autoridades marítimas de España y Portugal registran un fenómeno tan inusual como persistente: el creciente número de interacciones entre orcas y embarcaciones frente a las costas de la Península Ibérica. Lejos de ser un episodio aislado, este comportamiento –que ha desconcertado tanto a científicos como a navegantes– se ha mantenido a lo largo de los años con decenas de incidentes documentados.
El más reciente tuvo lugar el pasado 23 de septiembre, cuando un velero francés perdió el timón tras un encuentro con varios ejemplares frente a Vila do Conde, en el norte de Portugal. Apenas dos semanas antes, otro barco se había hundido frente a la Costa da Caparica, a escasos kilómetros de Lisboa, después de que un grupo de cuatro orcas se acercara y golpeara la embarcación. Ninguno de los sucesos ha dejado víctimas, aunque los daños materiales se cuentan por decenas de miles de euros.
Según datos del Instituto Hidrográfico portugués, en lo que va de 2025 se han contabilizado cerca de 60 encuentros entre orcas y barcos solo en aguas lusas, con 30 avistamientos y 24 interacciones confirmadas. A esto hay que sumarle la cantidad de incidentes registrados en las costas españolas, tanto en Galicia y País Vasco como en el Estrecho de Gibraltar.
Estas cifras consolidan una tendencia que comenzó hace cinco años, cuando los primeros navegantes reportaron comportamientos «inusuales» en la zona del Estrecho de Gibraltar y la costa atlántica.
El fenómeno, que inicialmente se limitaba a unos pocos individuos, parece haberse extendido a una parte mayor de la población de orcas ibéricas, estimada en unos 15 a 20 ejemplares implicados. Los científicos creen que lo que comenzó como una conducta aislada ha sido aprendido e imitado dentro del grupo, dada la elevada inteligencia y el fuerte carácter social de la especie.
Una forma de juego o de exploración
Lejos de interpretar estas interacciones como ataques, los expertos insisten en que podría tratarse de una forma de juego o de exploración. Sin embargo, los navegantes, especialmente los que cruzan el litoral entre Galicia y el Algarve, han tenido que aprender a reaccionar ante la presencia de orcas. El Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques (ICNF) portugués ha difundido un protocolo con medidas de seguridad que incluye detener la embarcación, dejar el timón suelto o navegar marcha atrás para reducir el interés de los animales. También recomienda informar a las autoridades marítimas de cada avistamiento.
Los ministerios de Transportes y Transición Ecológica de España también divulgaron una serie de recomendaciones este pasado verano para evitar ataques de orcas, como «establecer rutas lo más próximas posible a la costa, dentro de los límites de seguridad».
Además, en caso de interacción, tanto si se trata de una embarcación a motor o a vela, las autoridades recomiendan «no detener la embarcación y navegar hacia la costa, hacia aguas menos profundas». También se advierte del riesgo que tiene para las personas a bordo acercarse a las bandas de la embarcación. Según las mismas fuentes, «lo más adecuado es que se sitúen en lugares seguros ante posibles golpes o movimientos bruscos que pudieran ocasionar lesiones o caídas al mar» y se recuerda que «está prohibido emplear medidas disuasorias contra las orcas que puedan causar muerte, daño, molestia o inquietud a estos cetáceos».
El fenómeno ha abierto un debate público sobre la relación entre el ser humano y la fauna marina en una zona cada vez más transitada por barcos turísticos, pesqueros y deportivos. Mientras se habla de «ataques» de orcas, los científicos piden prudencia y recuerdan que no se ha producido ningún daño personal.
Ataques a los tiburones en Sudáfrica
En 2022 solo se avistaron 50 ejemplares frente al promedio de más de 200 entre 2010 y 2016, y en 2025 no se ha registrado ninguno. La bióloga Alison Towner advierte que las orcas podrían estar desplazando a los tiburones, como ya ocurre en California y Australia. Las autoridades sudafricanas temen consecuencias ecológicas por la ausencia de este gran depredador.