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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno, Pedro SánchezEFE

«Tecnocasta», «salvaje oeste» o «todo por la pasta»: así enfanga Pedro Sánchez el debate tecnológico

Las intervenciones del presidente del Gobierno apenas han aportado soluciones y sí mucha ideología, amenazas y críticas hacia las empresas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha afrontado con serias dificultades la carrera mundial por la IA. Mientras Europa intenta subirse al tren con una IA limitada en la que se ha gastado 37 millones y a la que ha llamado, OpenEuroLLM, Estados Unidos anuncia Stargate con una inversión de 500 millones por parte del Gobierno y tres empresas privadas (OpenAI, SoftBank y Oracle) a lo que se suma DeepSeek la potente IA china que ha puesto en jaque a la industria desde su aparición.

España también ha querido liberarse del habitual inmovilismo europeo que quedó retratado en el informe Draghi con Alia, el modelo español de IA que anunció Sánchez y que pretende introducir en las empresas mientras se prueba en Hacienda y en Sanidad. Se supone que Alia estaba entrenado en lenguas cooficiales y dominaba el español, pero apenas conoce la lengua de Cervantes y su ecosistema tiene una importante base anglosajona.

Millones para la IA

Una vez que Pedro Sánchez ha puesto en escaparate una IA y un reguero de casi 2.300 millones para impulsarla (10 millones al modelo, 1.500 millones para la Estrategia de Inteligencia Artificial 2024, otros 600 de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA) y otros 150 para promover la IA entre las empresas) ha decidido pasar al ataque y moverse en el fango.

El presidente aseguró en la presentación del Observatorio de Derechos Digitales que no se puede permitir que el espacio digital se convierta en «el salvaje oeste»; por eso ha reivindicado el mismo rigor y la misma vehemencia a la hora de defender los derechos de los ciudadanos en el mundo de internet y en el físico.

Sánchez ha regado a la IA con 2.300 millones para impulsarla

En ese acto, Sánchez se volvió a referir a la «tecnocasta y a la importancia de profundizar en la transparencia de los algoritmos y a la necesidad de que los directivos de las compañías tecnológicas no rehúyan el cumplimiento de sus obligaciones.

Medidas drásticas

Hasta tal punto llegó su obsesión por politizar el mensaje que anunció medidas drásticas: «Estamos estudiando mecanismos que aseguren la responsabilidad legal de estos directivos respecto al funcionamiento de las plataformas, garantizando que puedan rendir cuentas judicialmente por la vulneración de derechos y libertades que se pueda dar en estas plataformas».

«Que no eludan las consecuencias del daño causado por sus algoritmos», ha insistido, aludiendo sin citarlos a los dueños de X y Meta, Elon Musk y Mark Zuckerberg, nuevos aliados de Trump. Entre otras cosas, por eliminar los mecanismos de verificación en sus redes sociales, algo que ha dolido mucho a la izquierda que durante tantos años ha silenciado el mensaje de sus oponentes ideológicos en redes sociales.

Que no eludan las consecuencias del daño causado por sus algoritmosPedro SánchezPresidente del Gobierno

Pedro Sánchez hizo una curiosa comparación de las redes sociales que nunca había antes comentado: «Nadie aceptaría que un avión despegara sin cumplir con los más estrictos estándares de seguridad o que un medicamento pudiera venderse sin antes someterse a las pruebas rigurosas. Y, sin embargo, hemos dejado, inexplicablemente, que los productos y los servicios digitales salgan al mercado sin controlar sus riesgos y sin saber cuáles son los potenciales daños».

Clics y likes

El jefe del Ejecutivo ha hablado de la inmediatez del «clic», de la obsesión por el «like», que «empobrece el debate político». Este comentario es una mezcla, por un lado, de la presencia de los medios de comunicación a los que llama «fango» con las redes sociales en las que el PSOE tiene un perfil en favor de Sánchez en busca de conseguir buena imagen.

Y en este contexto las plataformas no han ayudado a nivelar «el campo de juegos», sino que han hecho justo lo contrario.

Pedro Sánchez desvió aún más el foco sobre la estrategia de IA cuando aseguró que: «Es un plan diseñado, planeado, sistemáticamente, elegido y pensado primero por potencias extranjeras como Rusia, que busca debilitar nuestra convivencia, nuestras instituciones democráticas, pero no solo. Hay también fuerzas antisistema que buscan generar el caos, la desafección».

Élite de billonarios

También aseguro que existe una élite de billonarios que «no pagan impuestos» que también quiere el poder político y democrático. «Quieren sentarse directamente en los consejos de ministros, sin caretas ni mediadores, y controlar nuestras leyes (...), si es preciso, fomentando el autoritarismo y el odio».

Y todo «siempre ha sido por la pasta», lamentó Sánchez, quien ha asegurado que existe una alternativa ante esta carrera tecnológica despiadada, donde se combina «tecnocasta y potencias autoritarias» en un ataque frontal a estas empresas tecnológicas.

Sánchez ha llamado «tecnocasta y potencias autoritarias» a los dueños de las tecnológicas

Sánchez reveló en el Foro Económico Mundial de Davos, que había que terminar con el anonimato que «envenena las redes sociales» y por que los directivos de las compañías no rehúyan del cumplimiento de sus obligaciones. Ahora amplió esa amenaza con la idea de profundizar en la transparencia de los algoritmos, obligando a las plataformas a que compartan la información necesaria para su supervisión. Es decir, más zancadillas para hacer más difícil su labor, algo que se ha convertido en un grave problema para Europa.

Más supervisión

Sánchez anunció más burocracia. En las próximas semanas se aprobará la designación de la Comisión Nacional de los Mercados de la Competencia, CNMC, como coordinador de servicios digitales –en aplicación al reglamento europeo–, y se dotará de los recursos materiales y humanos para ejercer la supervisión de la actividad de las plataformas digitales.

El jefe del Ejecutivo ha apostado además por aumentar la soberanía tecnológica, que no solo tiene que ver con la competitividad económica, sino con la seguridad, los derechos o la autonomía estratégica.

Sánchez quiere europeizar la tecnología y mantener al margen a las grandes empresas mundiales

«Creo que Europa está en condiciones de liderar esta transformación digital (...). Debemos desarrollar navegadores propios, redes sociales públicas y privadas europeas, servicios de mensajería que usen protocolos abiertos, no estoy hablando de metas inalcanzables», fue el mensaje definitivo que muestra las intenciones de Pedro Sánchez de meter en una batidora la IA, las redes sociales, la ideología y un sinfín de mecanismos para dilatar los procesos mientras otros países vuelan en esta carrera por dominar el futuro.

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