Hace unas semanas, la exhibición de unas supuestas momias extraterrestres de 1.000 años de antigüedad en la Cámara de Diputados de México dejaba al presentador Iker Jiménez poco menos que estupefacto. «Es un completo fraude», aseguraba en un vídeo compartido en su cuenta de X, donde compareció por petición popular para dar su opinión. «He rodado bastante en Perú, en Nazca, en Palpa, en la zona donde fueron encontradas las momias. He desenterrado a momias, he conocido a huaqueros [ladrones de tumbas] y he visto cómo trabajan, y hay una larga historia sobre componendas, uniones de momias con adhesivos y creaciones de monstruos y aberraciones –decía–. Claro que [las momias expuestas en México] tienen ADN no humano [como afirmó el ufólogo Jaime Maussan en su polémica presentación ante el Congreso mexicano], sino de otros animales. En Fiji, en China o en Japón se conjuntaban trozos de peces y se vendían al mejor postor. Es algo que se ha hecho siempre cuando ha habido un investigador o interés de por medio».
Prácticamente confirmada la más que posible pertenencia de las «momias E. T.» a la categoría de las falsas criaturas prefabricadas que mencionaba Jiménez, la identidad de una de ellas está siendo ahora estudiada por un equipo de investigadores para identificar su composición.
Se trata, concretamente, de la llamada ‘sirena de Ohio’, una especie de monstruo traído por un marinero estadounidense desde Japón y donada a la Sociedad Histórica del Condado de Clark en Springfield (Ohio) en 1906, y que está compuesto por una cabeza de simio, garras de depredador y cola de pez. Toda una aberración que ha sido analizada por primera vez por el radiólogo de la Universidad de Kentucky Joseph Cress y su equipo mediante una tomografía computarizada.
«Externamente parece ser una mezcolanza de al menos tres especies diferentes. Están la cabeza y el torso de un mono. Las manos parecen ser las de un anfibio, casi como un caimán, un cocodrilo o algún tipo de lagarto. Y luego está esa cola de pez de una especie desconocida», dice Cress. «Obviamente está diseñado, casi como un Frankenstein, por lo que quiero saber qué partes se unieron».
El animal lleva expuesto en la Sociedad Histórica del Condado de Clerk desde su donación, y se cree que su origen podría remontarse a la década de 1870, cuando el marinero estuvo destinado en Japón.
Este tipo de criaturas 'exóticas' se popularizaron durante la segunda mitad del siglo XIX. Se trataba de mezcolanzas de distintas partes de otros animales unidas entre sí y la más famosa es la conocida como 'sirena de Fiji', expuesta por el empresario y showman circense P. T. Barnum en su propio museo de Nueva York a partir de 1841.
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