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Severo Ochoa recibiendo el Premio Nobel de manos del Rey Gustavo Adolfo de Suecia, en Estocolmo, 10 de Diciembre de 1959

Severo Ochoa recibiendo el Premio Nobel de manos del Rey Gustavo Adolfo de Suecia, en Estocolmo, 10 de Diciembre de 1959Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM)

Ciencia

¿Por qué ningún científico español ha recibido un Premio Nobel desde 1959?

En aquel año, el científico español Severo Ochoa consiguió el Nobel de Medicina «por sus hallazgos sobre el mecanismo de la síntesis biológica de los ácidos ribonucleico (ARN) y desoxirribonucleico (ADN)»

como cada año, el Comité Noruego del Premio Nobel ha dado a conocer los ganadores de las categorías de Medicina, Física, Química, Literatura y Paz. Los anuncios, que concluirán mañana con el anuncio del Nobel de Economía, llegarán su punto álgido el próximo 10 de diciembre, día en el que tendrá lugar la entrega de los Premios Nobel 2025 en Estocolmo –con las disciplinas de Física, Química, Medicina, Literatura y Economía–, y Oslo –en el caso del Nobel de la Paz–.

Desde que se entregaran por primera vez en 1901 como tributo a Alfred Nobel –el inventor sueco de la dinamita–, Estados Unidos se ha caracterizado por ser el país con mayor número de premiados, seguido de Reino Unido y Alemania. En lo que respecta a nuestro país, la última gran figura en ser aclamada por el comité noruego fue Mario Vargas Llosa, quién consiguió el Nobel de Literatura en el año 2010.

Quince años sin ver el nombre de un español entre los grandes premiados, un dato que es incluso mayor en el caso de las disciplinas científicas. Tenemos que retroceder hasta el año 1959 cuando el científico español Severo Ochoa y su discípulo, Arthur Kornberg, consiguieron el Nobel de Medicina «por sus hallazgos sobre el mecanismo de la síntesis biológica de los ácidos ribonucleico (ARN) y desoxirribonucleico (ADN)».

Desde entonces, el protagonismo español en las modalidades científicas del Nobel ha sido inexistente. De hecho, a día de hoy nuestro país mantiene el contador a cero en lo que a las categorías de Física y Química se refiere.

La gran pregunta que surge es qué motivo hay detrás de esta falta de reconocimiento internacional. Para Francisco Javier Vilaplana, presidente de la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (Raicex), existen actualmente dos motivos claros que explican la ausencia de españoles entre los galardonados del Nobel: la falta de inversión y la pobre diplomacia científica.

Sin financiación ni una apuesta clara

En lo que respecta a la financiación, Vilaplana señala que sin una base sólida y sostenida en el tiempo, resulta imposible desarrollar investigaciones de largo recorrido y con alto potencial transformador. «Es necesario incrementar la base de financiación a largo plazo, creando una base estable que permita a los grupos de investigación desarrollar nuevas líneas ambiciosas y arriesgadas», explica a El Debate.

A esto se suman obstáculos estructurales propios del sistema científico nacional. «El modelo español de ciencia, con la tan denostada endogamia y la alta burocratización, no favorece para nada el establecimiento de una cultura científica que promueva la retención y atracción de talento, y la libertad creativa necesaria para desarrollar descubrimientos rompedores», destaca Vilaplana.

De igual manera, Vilaplana constata cómo en ese país la ciencia se percibe como un pilar social y económico. «En Suecia se valora muchísimo la labor de los investigadores, no sólo como generadores de conocimiento sino por su poder innovador y su impacto en la economía», subraya. Por lo tanto, aunque reconoce que en España se ha despertado un mayor interés por la ciencia en los últimos años cree necesario redoblar los esfuerzos en divulgación.

Además de inversión y cultura científica, Vilaplana menciona el papel de la diplomacia científica, que considera crucial para dar visibilidad al trabajo de los investigadores españoles que desempeñan su trabajo en el exterior.

Es el caso del investigador Francis Mojica –citado por el propio Vilaplana–, que fue uno de los candidatos al Nobel de Química en el año 2020 por su descubrimiento de las secuencias CRISPR, pero cuya aportación quedó fuera del reconocimiento final.

Finalmente, Vilaplana recuerda que el Nobel rara vez premia hallazgos recientes. «Tenemos que recordar que los premios Nobel de ahora valoran descubrimientos revolucionarios que se generaron hace 10-20 años», sentencia.

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