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24 de abril de 2024

Paco Martínez Soria, en 'La ciudad no es para mí'

Paco Martínez Soria, en 'La ciudad no es para mí'

‘La ciudad no es para mí’

La película de los 60 que resiste entre las más vistas del cine español

Santiago Segura tampoco desalojará del top 10 el exitazo de Pedro Lazaga que consagró en la pantalla grande a Paco Martínez Soria

El cineasta español que más público atraerá a los cines este año será Santiago Segura, pero pese al gran éxito que está obteniendo con Padre no hay más que uno 3 no entrará en el top 10 de películas españolas más vistas de la historia en los cines del país. Y eso supondrá que se mantendrá en esta restringida lista el largometraje que ocupa justamente la décima plaza, que es, sin duda, el menos glamuroso de todos ellos.
Para ser precisos, hay dos filmes de los años 60 en la lista de las producciones españolas más vistas de la historia. Pero a uno de ellas le ponemos asterisco, pues se trata de La muerte tenía un precio (1966), el spaghetti western dirigido por Sergio Leone y protagonizado por Clint Eastwood y Lee Van Cleef que popularmente es considerada una cinta italiana pero en realidad es una producción entre el país transalpino, España y Alemania. Española al 100 es la décima de ese top 10, la muy popular La ciudad no es para mí.
Corría 1966 cuando se estrenó: es el año del baño de Fraga en Palomares, del Yo soy aquel de Raphael en Eurovisión, del Mundial de Fútbol en Inglaterra y del primer triunfo de Manolo Santana en Wimbledon.

Producida por Masó

Con producción de Pedro Masó y dirección de Pedro Lazaga se estrena el 15 de marzo de ese año una película protagonizada por el viudo sesentón Agustín Valverde, quien viaja desde su pueblo, Calacierva, a Madrid, donde se instala en casa de su hijo, un prestigioso médico casado con una modesta costurera. Los problemas de adaptación del buen hombre a la gran ciudad son el eje argumental de esta comedia que consagró como actor de pantalla grande al maño Paco Martínez Soria. Había debutado en el cine en los años 30, pero le fue infiel durante largas temporadas con el teatro. De hecho, Masó se interesó por La ciudad no es para mí después de su enorme éxito en las tablas, donde llega a alcanzar las 3.000 representaciones. La obra teatral en la que se basa la película está escrita por Fernando Lázaro Carreter bajo pseudónimo (Fernando Ángel Lozano).
Cartel de 'La ciudad no es para mí'

Cartel de 'La ciudad no es para mí', de Jano

Publicitada con un cartel soberbio de Jano, la película cuenta con un elenco maravilloso: Doris Coll, Cristina Galbó, Alfredo Landa, Eduardo Fajardo, Rafael Alcántara, Gregorio Alonso, Sancho Gracia, Gracita Morales, José Sazatornil o José Sacristán (quien interpreta a un sacristán llamado Venancio, que es el nombre del padre del actor).
La película llevó a los cines a 4.296.281 espectadores, por lo que según la web www.taquillaespana.es solo la superan en la historia estas otras nueve producciones, que son las siguientes, de menos a más entradas vendidas: El orfanato, Un monstruo viene a verme, Mortadelo y Filemón, Torrente 2: Misión en Marbella, la ya citada La muerte tenía un precio, Ocho apellidos catalanes, Lo imposible, Los otros y Ocho apellidos vascos.
Un plano de 'La ciudad no es para mí'

Un plano de 'La ciudad no es para mí'

Tal fue el éxito de La ciudad no es para mí que Pedro Lazaga dirigió otras siete veces más a Paco Martínez Soria, en películas tan celebradas como ¿Qué hacemos con los hijos? (1967), El turismo es un gran invento (1968), Abuelo Made in Spain (1969), El abuelo tiene un plan (1973) o Vaya par de gemelos (1977).

Inspirada en el teatro popular

Martínez Soria formará junto a Alfredo Landa el peculiar star system de lo que se dio en llamar «españolada», «interpretando al abuelo cabal cuyo sentido común se presenta, a la postre, como el mejor lenitivo contra los peligros de la modernidad», reflexiona José Luis Castro de Paz, profesor catedrático de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Santiago de Compostela. «Más allá –añade– de la descalificación unilateral o de la deliberada indiferencia con la que en su día fueron recibidas estas comedias desde la historiografía ‘progresista’, se impondrán con los años aproximaciones rigurosas capaces de penetrar sin prejuicios en el análisis de esta ‘fórmula’ cinematográfica, inspirada en el teatro popular español de fines del XIX y comienzos del XX (sainete, género chico, astracán, etcétera) y que alcanzó un incuestionable refrendo en taquilla».
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