
Bárbara Rey, en una revista de la época
Una vida Bárbara
Cuando acusaron a Bárbara Rey de destrozar al Barça
La actriz detalla en su docuserie su relación amorosa con el futbolista culé Rexach
Mucho se habla últimamente de las excusas del Barça: que si el césped, que si el calor, que si Franco… Antaño las había también: por sorprendente que parezca, Bárbara Rey fue una de ellas.
Corre 1976. Bárbara Rey está en Barcelona por motivos de trabajo, el rodaje de La viuda andaluza, película del destape donde hace el papel de una prostituta. Ese día en concreto se filma al aire libre en el club de tenis de la Ciudad Condal: «Los jugadores del Barça tenían una comida allí. Y entonces me vio Rexach. Me lo presentaron. Yo no sabía quién era. A mí el fútbol no me ha llamado mucho la atención. Me dijo que me invitaban a comer si yo quería. Y me dijo que estaba Serrat: me dio mucha alegría porque hacía mucho tiempo que yo no veía a Serrat», cuenta la actriz en el segundo episodio de su docuserie Una vida Bárbara, que emite Antena 3.
«Que fuera un hombre tan deportista, tan sano, me gustó mucho. Y así empezamos una relación. Estuvimos en Tolouse, fuimos varias veces a Francia, en Barcelona…», relata. Tan bien avanzaba el asunto, y tan constantes eran sus visitas, que se acabó alquilando un apartamento en la calle Muntaner. «Estábamos juntos y yo le quería mucho», remarca.
Pero ella vivía en Madrid. Fue residiendo en la capital, donde ya en 1977 se vieron «dos o tres veces», cuando recibe una llamada del futbolista en la que le dice que el Barça va a hacer noche en Madrid y que si se pasa en un taxi a recogerlo a él y a otros dos futbolistas, Neeskens y Marcial. Rexach propuso ir a una sala de fiestas. Y así fue. Estando sentados en el local de ocio nocturno, apareció un fotoperiodista que trabajaba para el diario Pueblo, Otero, que estaba acompañado de otro fotógrafo al que mandó tomar unas instantáneas de aquel grupo. «No te quiero contar la que se lio. Le quitaron la cámara. Le pegaron», apunta en la docuserie. Los titulares de prensa de la época fueron contundentes: «Carlos Rexach agredió a dos fotógrafos».Bárbara Rey no entendió aquella actitud: «La explicación de ellos fue que se habían escapado de la concentración y eso estaba prohibido. 'Nos va a meter un puro el míster'», se excusaron. El caso es que el propio Rexach la había dicho antes que sí podían salir. «Yo, imbécil de mí, le seguía la corriente».
Traicionada por el futbolista
No acabó ahí el asunto. Trajo cola. «A mí me pusieron de Mata Hari, como si yo estuviera destruyendo el Barça. Parecía que la culpa de todo la tenía Bárbara Rey», recuerda la actriz, mientras las imágenes muestran una portada en la que se ve a ella caricaturizada, y con un bocadillo de diálogo con estas palabras: «Solo me falta Montal». Montal era entonces el presidente del Barça. Al no precisar fechas, se desconoce de qué temporada está hablando, pero todo apunta a que se trata de la campaña 1976-1977, en la que el equipo culé no ganó título alguno: fue subcampeón de Liga, cayó en octavos de final en la Copa de Rey y en cuartos de final en la Copa de la UEFA.

El anuncio de la boda de Rexach, en una revista
Rexach la llamó a los dos o tres días de aquel incidente. Esto le dijo: «Pienso que vamos a estar un tiempecito sin vernos, porque como esto está tan reciente. Nos han sancionado, con 200.000 pesetas de multa». «Lo que tú me digas», contestó ella. «Seguimos hablando, pero sin vernos durante un mes o así. Cojo el Lecturas y leo una entrevista con él y con su novia, que se casan», recuerda.
«Bárbara defendió que Rexach fue su gran amor. Pero él tenía una relación de pareja oficial con otra mujer. Ella era 'la otra'», analiza en la docuserie la periodista e historiadora Raquel Piñeiro. «Ella estuvo enamoradísima de Carlos Rexach, que jugó con ella porque se casaba a los pocos días», sostiene la periodista Chelo García-Cortés.
«Me tuvo liada con mentrias durante ocho meses… O más», resume la actriz. Al final, ocurrió al revés de lo que contaba la prensa: fue Rexach el que destrozó a Bárbara Rey. En concreto, su corazón.