Íñigo Onieva y Tamara Falcó, en su peor etapa
Lazos de sangre
El cambio vital de Íñigo Onieva: «Ha descubierto que rezar funciona»
«Está claro que ellos se aman», concluye el religioso que los casó
Íñigo Onieva perdió a Tamara Falcó por una infidelidad, pero después la recuperó. Y en ese regreso tuvo mucho que ver la fe, según se comentó este martes extensamente en el pequeño documental que Lazos de sangre dedicó a la recién casada.
Cuando Tamara rompió la relación, se fue a Lourdes a meditar y a trabajar. Volvió. Y en Navidad, en la Misa del Gallo, comenzó a fraguarse la reconciliación que ha acabado –ahora sí– en boda. Clara López de Lemus es una de las mejores amigas de la marquesa de Griñón y considera que la fe del novio ha sido fundamental para dar un giro a su vida: «El acercamiento de Íñigo a la religión ha sido gracias a Tamara. Va a misa. Reza. Ha descubierto que rezar funciona».
«Tenía Iñigo esas semillas de fe en las raíces familiares», sostiene en el documental el padre Miguel Cruz, el sacerdote que ofició la boda. Detalló cuándo conoció a Tamara: «En 2012 la conozco en la antigua Yugoslavia, en Bosnia-Herzegovina. Yo era un peregrino y ella peregrinó por primera vez aquella vez, en un autobús. Ella habló conmigo y se quedó con mi nombre». Y lo no olvidó. «La espiritualidad para una persona como Tamara es todo. Somos muchos más que lo que hacemos, de lo que vemos, de lo que tenemos. Hace doce trece años, Tamara tenía casi todo, pero le faltaba el todo, le faltaba Dios», reflexiona.
Cambió las discotecas por las iglesias. Y en ese camino le ayudó Miguel Cruz, sobre todo después de que trascendiese el escándalo: «Hablamos y dialogamos sobre la situación y hablamos de cómo estaba él», admite. «El perdón y la reconciliación es es la puerta grande para el amor», defendió el religioso. Él cree que esta boda es, como tituló ¡Hola!, la del triunfo del amor. «Está claro que ellos se aman», concluyó.